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Estados Unidos: cómo es la estrategia de Biden para bajar la inflación

El foco en los precios altos supone un cambio con respecto a los intentos previos de impulsar la demanda en una economía devastada por la pandemia.

La Casa Blanca de Joe Biden se está esforzando por controlar la creciente inflación, ya que el aumento de los precios amenaza con socavar la recuperación económica de los Estados Unidos, poner en peligro sus planes de gasto y complicar las posibilidades del partido Demócrata en las elecciones de medio término del próximo año.

La lucha contra la inflación supone un gran cambio de estrategia económica para Biden en comparación con sus primeros meses en el cargo, cuando el principal objetivo de la administración era reactivar la economía estadounidense, afectada por la pandemia, con una shock de demanda a través del estímulo fiscal.

Pero la lucha contra los precios altos se ha convertido ahora en un gran foco de atención para el equipo económico de Biden, después de que los datos recibidos hayan desconcertado sus expectativas de que las presiones inflacionarias serían transitorias. El miércoles, el índice de precios al consumo de EE.UU. mostró un aumento del 6,2% en octubre con respecto al año anterior, su mayor incremento desde 1990.

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"No estamos sentados aquí diciendo que esperemos hasta que las cosas a largo plazo tomen forma", dijo un funcionario de la Casa Blanca al Financial Times. "Tenemos un conjunto de acciones e intervenciones en las que nos hemos involucrado desde hace semanas... vamos por eso".

A corto plazo, los funcionarios de la Casa Blanca están tratando de amortiguar las presiones sobre los precios explorando formas de aliviar algunos de los cuellos de botella de la cadena de suministro, desde la escasez de chips hasta los retrasos en los puertos, que están aumentando los costos. Biden habló esta semana con los grandes retailers, como Walmart y Target, para discutir las formas en que podrían reducir la presión de los precios.

Pero las medidas adoptadas han tenido resultados limitados, lo que hace dudar de la capacidad de la Casa Blanca para influir en los factores que impulsan la inflación.

En el plano internacional, la administración Biden ha intentado, sin éxito, persuadir a la OPEP+ para que aumente la producción de petróleo, lo que en última instancia podría conducir a una reducción de los precios de la nafta. Y todavía no ha cedido a las demandas de las empresas que quieren que la Casa Blanca suavice los aranceles sobre miles de millones de dólares de importaciones chinas, lo que podría ejercer una presión a la baja sobre los precios al consumo.

"No hay ninguna palanca de la que puedan tirar aunque quieran", dijo Mark Zandi, economista de Moody's Analytics, y añadió que la mejor esperanza para la Casa Blanca podría ser que la inflación se redujera a medida que la pandemia retrocediera.

"No creo que tengamos que pasar del 6% al 2% en tres meses para que todo esto desaparezca como una prioridad económica y política", añadió. "Todo lo que tenemos que ver es que la tendencia se está viendo mejor".

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La persistencia del aumento de la inflación ha empañado algunas de las noticias económicas más positivas para la Casa Blanca, como las sólidas cifras de creación de empleo del mes pasado, el fuerte descenso de las solicitudes de subsidio de desempleo y la aprobación en el Congreso del proyecto de ley de infraestructuras de u$s 1,2 billón de Biden, tras meses de disputas en el Capitolio. También contribuyó a los reveses demócratas en las elecciones estatales y locales de este mes, incluida la derrota en la carrera a la gobernación de Virginia.

"Creo que [el gobierno de Biden] está definitivamente preocupado por ello, y creo que definitivamente se dan cuenta de que es un problema para ellos políticamente", dijo Michael Strain, director de estudios de política económica en el American Enterprise Institute, un think-tank de Washington. "[Pero] están luchando por saber qué hacer al respecto".

Biden reconoció la presión que la inflación ejerce sobre los presupuestos familiares durante una visita al puerto de Baltimore el miércoles por la tarde. "Todo, desde un galón de nafta hasta un pedazo de pan, cuesta más", dijo. "Es peor a pesar de que los salarios están subiendo. Seguimos teniendo problemas".

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"Estamos abordando estos problemas y tratando de averiguar cómo afrontarlos", añadió.

La persistencia de la inflación también podría suponer una amenaza para el segundo pilar de la agenda legislativa de Biden -un proyecto de ley de gasto social y clima de u$s 1,75 billones- que los republicanos e incluso algunos demócratas han advertido que podría alimentar la suba de precios.

El presidente ha insistido en que el proyecto de ley ayudará a aliviar la inflación reduciendo los costos de vivienda, cuidado de los niños y la educación para muchas familias. Pero los republicanos le han pedido a Biden que descarte el plan en respuesta al aumento de los precios.

Más preocupante es que Joe Manchin, un senador demócrata moderado que ha dicho que le preocupa que un gran proyecto de ley de gastos pueda alimentar el aumento de los precios, advirtió el miércoles que "la amenaza que supone la inflación récord para el pueblo estadounidense no es 'transitoria' y, por el contrario, está empeorando".

"Desde la tienda de comestibles hasta el surtidor de nafta, los estadounidenses saben que el impuesto inflacionario es real y DC no puede seguir ignorando el dolor económico que los estadounidenses sienten cada día", tuiteó Manchin, quien debe votar a favor del paquete de gastos si tiene alguna posibilidad de ser aprobado por el Senado.

Las preocupaciones por la inflación en la Casa Blanca también han llegado en una transición incómoda para la Reserva Federal, ya que Biden está analizando si debe volver a nombrar a Jay Powell para un segundo mandato como presidente o sustituirlo.

El banco central estadounidense ha dicho que sigue esperando que las tensiones de la cadena de suministro se suavicen con el tiempo, pero los altos funcionarios reconocen ahora que la inflación está disminuyendo mucho más lentamente de lo que preveían, lo que hace temer que la Fed se vea obligada a endurecer la política monetaria más rápido de lo que esperan los mercados.

El banco central ya ha anunciado la reducción de su programa de compra de activos por u$s 120.000 millones mensuales a un ritmo que indica que el estímulo cesará por completo en junio. Los economistas y gente del mercado opinan cada vez más que la Fed subirá las tasas de interés poco después.

"La fuerte demanda y las limitaciones de la oferta no van a desaparecer pronto", dijo David Riley, estratega jefe de inversiones de BlueBay Asset Management.

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