"Todo lo que te podés imaginar... y peor": qué le espera al ejército israelí cuando entre en Gaza
La posible ofensiva terrestre para erradicar a los militantes de Hamás pondrá a prueba las habilidades de guerra urbana de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Eyal tenía 26 años cuando el zapador del ejército entró por primera vez en Gaza, enviado por el primer ministro Benjamin Netanyahu para ayudar a desmantelar los extensos túneles que Hamás había excavado para ocultar a sus combatientes y colarse en territorio israelí.
Nueve años después, se prepara para que Netanyahu lo envíe de nuevo, para acabar con el grupo terrorista directamente. Esta vez, Eyal sabe lo que les espera a él y a sus compañeros.
"Una pesadilla, salvo porque es real", dice sobre su entrada en el territorio palestino controlado por Hamás desde 2007. "Cualquier cosa que toques puede ser una bomba, cualquier persona que veas puede ser un terrorista. Tienes que moverte despacio, deliberadamente. A veces se mueven más rápido de lo que puedes responder. Lo único que te mantiene vivo es tu entrenamiento".
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La esperada invasión israelí del densamente poblado enclave tiene como objetivo erradicar a Hamás, cuyos miembros mataron al menos a 1200 civiles y soldados israelíes el sábado en su ataque al Estado judío, según el gobierno israelí, y secuestraron a decenas de rehenes. Las autoridades palestinas afirman que más de 1200 personas han muerto en Gaza por los bombardeos israelíes desencadenados tras la incursión.
Lo que espera a los soldados israelíes es "todo lo que puedas imaginar y peor", dijo Ehud Olmert, que como primer ministro en 2008 envió tropas de tierra al territorio de 40 km de largo para la Operación Plomo Fundido, que duró tres semanas.
"No va a ser sencillo ni agradable, ni para nosotros ni para ellos", afirmó. Dadas las claras fallas de inteligencia que precedieron al ataque del sábado, las tropas israelíes podrían estar topándose con "nuevos tiradores o nuevos tipos de cohetes que son más fuertes [y] más grandes o nuevos misiles antitanque con los que no estamos familiarizados".
Y a diferencia del pasado, cuando las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) eran enviadas para lograr objetivos limitados, Netanyahu promete una victoria completa sobre Hamás. Se trata de una misión tan compleja y difícil que no está claro cuánto tiempo llevará ni cuántas vidas -israelíes y palestinas- costará.
Hamás ha acumulado un formidable arsenal de misiles desde que los soldados israelíes entraron por última vez en Gaza en 2014. También ha construido cientos de kilómetros de túneles, apodados el 'Metro de Gaza', para trasladar combatientes y armas sin ser detectados, y se ha entrenado para el combate urbano.
Hasta el sorpresivo ataque del sábado, las FDI estaban convencidas de que estaban al tanto de la despiadada inventiva de Hamás, gastando miles de millones en sensores para detectar movimientos subterráneos y construyendo una barrera para bloquear los túneles que llegan a Israel.
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Ahora, con 300.000 soldados concentrados en la frontera de Gaza y la aviación israelí bombardeando objetivos de Hamás, las FDI parecen estar a punto de llevar a cabo una invasión terrestre como no lo habían hecho desde que se adentraron en Líbano en 1982, en un intento de erradicar a los terroristas palestinos e instalar un gobierno amigo en Beirut.
"Hamás está muy bien preparado, pero eso también lo sabemos. Y hemos mejorado nuestras herramientas y nuestros métodos", afirmó el vocero de las FDI, el mayor Nir Dinar. "Es doble psicología. Yo sé que ellos lo saben y ellos saben que yo lo sé".
Al menos 66 soldados israelíes y seis civiles murieron en el conflicto de 2014. Entre los palestinos, murieron 2133 personas, de las cuales 1489 eran civiles, según la ONU. Otras 500.000 personas fueron desplazadas, mientras amplias zonas de Gaza se convertían en escombros.
La destrucción y la pérdida de vidas humanas provocadas por los bombardeos y la ofensiva terrestre de Israel sobre Gaza, con civiles palestinos atrapados en la empobrecida Franja, desencadenaron un revuelo internacional que ayudó a Hamás a proyectar una imagen de victoria y mantenerse en el poder.
La nueva guerra contra Hamás, que Netanyahu ha dicho que será "prolongada y dolorosa", enfrentará dos métodos de guerra que compiten entre sí. Los gazatíes se preparan para un ataque aún más devastador esta vez; Israel ya ha sitiado la Franja, cortando el agua y la electricidad.
El ejército israelí, el más poderoso de Medio Oriente, se enfrentará a un enemigo que busca explotar todas las ventajas de la defensa urbana -desde trampas explosivas y posiciones de francotiradores hasta bastiones reforzados-, así como una serie de tácticas de baja tecnología para contrarrestar la superioridad tecnológica de Israel.
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Según Shimon Arad, coronel retirado de las FDI, la red de túneles también había disuadido a Israel de llevar a cabo extensas operaciones terrestres dentro de Gaza.
El ejército israelí desplegará su denominada 'doctrina de la victoria', que requiere que la fuerza aérea disponga de un profundo banco de objetivos preevaluados destruidos en orden rápido. Ya está en marcha, con aviones de combate que bombardean intensamente grandes porciones de Gaza, haciendo pausas sólo para repostar, a menudo en pleno vuelo.
La campaña pretende superar la capacidad de reagrupamiento de Hamás y, según una persona familiarizada con los debates que dieron lugar a la doctrina 2020, "alcanzar los máximos objetivos antes de que la comunidad internacional presione políticamente para que se frene".
"Va a ser muy sangriento", afirmó John Spencer, exmayor estadounidense que preside los estudios sobre guerra urbana en West Point. "No se puede cambiar la naturaleza de la guerra urbana. Habrá muchos daños colaterales".
Israel ha desarrollado algunos de los entrenamientos de guerra urbana más avanzados del mundo como preparación para este tipo de conflictos. Los ejercicios tienen lugar en Baladia, una instalación de 2023 hectáreas en el sur de Israel construida en 2005 para parecerse a una típica ciudad de Medio Oriente, con 600 edificios, incluidas mezquitas y una kasbah, dispuestos alrededor de calles estrechas.
Una técnica militar consiste en entrar en los edificios rompiendo las paredes laterales para evitar las puertas trampa. Una vez dentro, los soldados atraviesan las paredes interiores para evitar los disparos de francotiradores contra las escaleras o los espacios abiertos de la calle.
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Otra táctica es el uso de excavadoras blindadas de tres pisos de altura para despejar el camino a las unidades que luchan sobre el terreno.
Anthony King, profesor de estudios bélicos en la Universidad de Exeter y autor de Urban War in the 21st Century [La guerra urbana en el siglo XXI], dijo que probablemente el primer paso de Israel consistiría en construir lo que describió como "un cilindro estratificado de poder aéreo que se eleva a más de 18.000 metros por encima de los combates".
"Los microdrones y helicópteros de ataque estarán en el nivel más bajo, los drones de vigilancia y kamikaze por encima de ellos, luego los aviones de combate y -en la parte superior- los aviones de reconocimiento estratégico. Además, todos estarán interconectados", explica King.
"El siguiente paso será ver blindados recorriendo las calles y artillería abriéndose paso. Será muy destructivo".
Antes de que las fuerzas israelíes puedan llegar a los bastiones urbanos de Hamás, tienen que romper una serie de líneas defensivas que incluirán minas, emboscadas y objetivos de mortero, según un estudio reciente de Nadav Morag, exasesor de seguridad israelí.
Morteros pesados, ametralladoras, armas antitanque, francotiradores y posiblemente terroristas suicidas aguardan en las afueras de las ciudades de Gaza. Penetrar en los túneles exigirá intensos combates cuerpo a cuerpo y el uso de 'bombas esponja', un compuesto químico que sella las pequeñas entradas.
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"No destruye los túneles, pero permite a las tropas avanzar y no tener que sacar a las tropas enemigas de cada túnel", explicó Spencer.
La guerra urbana, por su naturaleza, es devastadora. Las batallas por la ciudad de Faluya tras la invasión estadounidense de Irak en 2003 fueron testigo de algunos de los combates más encarnizados a los que se enfrentaron los estadounidenses. Las fuerzas rusas arrasaron ciudades ucranianas, incluida Mariúpol, con ataques de misiles y artillería en la primera fase de su invasión de 2022.
Desmantelar Hamás al tiempo que se rescata a los rehenes israelíes y se minimizan las bajas civiles será una misión enormemente compleja -algunos dirían que imposible- para las FDI.
Durante la guerra entre Israel y Hamás en 2021, se advirtió a los civiles mediante panfletos, altavoces y por teléfono de que evacuaran las zonas de combate antes de que se convocaran los ataques. Pero no siempre funcionó según lo previsto. Incluso cuando el fuego de precisión derribaba posiciones enemigas en un edificio, los defensores podían trasladarse a otro, hasta que éste quedaba destruido.
El exprimer ministro israelí Olmert advirtió que Netanyahu y las FDI se enfrentaban a un dilema moral: el uso de la fuerza aérea para atacar a Hamás aumenta el riesgo de víctimas civiles, mientras que el uso de tropas terrestres es más preciso pero aumenta el riesgo para los soldados israelíes.
"Todo se reduce a una cosa: ¿estamos dispuestos a emprender una acción que supondrá un gran riesgo para los soldados israelíes, o elegiremos una estrategia que provocará la muerte trágica de un mayor número de personas no implicadas?", dijo. "Por lo que sé de la opinión pública israelí en este momento, la tendencia será a correr menos riesgos".
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