Cómo son los Kinzhal, los misiles hipersónicos que Rusia usó para atacar Ucrania
El Kinzhal es un misil balístico escaso y muy sofisticado, que puede volar a 10 veces la velocidad del sonido.
Los ucranianos empezaban a pensar que habían ganado su "guerra invernal" tras soportar los repetidos bombardeos rusos contra el sistema eléctrico y de calefacción de su país. Un devastador ataque con misiles a primera hora del jueves -en el que Moscú utilizó varios de sus formidables misiles hipersónicos Kinzhal- envió un brutal recordatorio de que la amenaza está lejos de haber terminado.
"Es un error pensar que han terminado con sus ataques a la población, con su campaña de misiles contra las infraestructuras eléctricas", declaró Oleksiy Danilov, jefe de la seguridad nacional ucraniana, al Financial Times.
"Esta no es una guerra entre soldados y soldados. Se trata de una guerra destinada a destruir instalaciones de infraestructuras críticas... el suministro de luz, agua y calefacción".
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Rusia disparó 81 misiles, incluidos seis Kh-47 Kinzhals contra objetivos en toda Ucrania. Fue el primer ataque masivo lejos del frente en más de tres semanas. Tres centrales térmicas fueron alcanzadas y la central nuclear de Zaporiyia perdió temporalmente el suministro eléctrico necesario para refrigerar sus reactores.
Desde finales de enero, el suministro eléctrico ucraniano había empezado a estabilizarse gracias a la mejora de la red eléctrica y de las defensas antiaéreas, que habían derribado la mayor parte de los misiles y drones de ataque rusos.
Pero el jueves, sólo 38 de los 81 misiles fueron interceptados, mientras que otros ocho fueron derribados por contramedidas. Se trata de una tasa de interceptación notablemente inferior al 80% alcanzado por las fuerzas de defensa antiaérea ucranianas a principios de año.
Los misiles destruidos eran en su mayoría misiles de crucero subsónicos y drones de ataque de vuelo lento. Ninguno de los 25 misiles balísticos o de alta velocidad de diversos tipos, incluidos los Kinzhals, fue derribado. Las fuerzas aéreas ucranianas afirmaron que no tenían capacidad para hacerlo.
Se cree que Moscú ha utilizado antes sus misiles Kinzhal lanzados desde el aire contra Ucrania, pero nunca en una salva semejante.
Según Justin Bronk, investigador principal del Royal United Services Institute de Londres, el Kinzhal es un misil balístico escaso y muy sofisticado, diseñado para superar los sistemas de defensa antiaérea más avanzados. Puede volar a 10 veces la velocidad del sonido.
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"Es uno de los pocos sistemas especializados que, en un enfrentamiento con la OTAN, por ejemplo, Rusia tendría que tener cuidado a la hora de utilizarlo", dijo Bronk, añadiendo que a Rusia probablemente sólo le queden "decenas" en su arsenal.
Un oficial de la inteligencia militar ucraniana dijo que Rusia comenzó su invasión en febrero del año pasado con unos 50 Kinzhals en stock y que había disparado unos 15 contra Ucrania antes de los ataques del jueves.
El ataque no supone un cambio en las tácticas rusas, dijo Yuriy Ignat, vocero de la Fuerza Aérea de Ucrania. En el último año, las fuerzas de Moscú han disparado varios centenares de misiles balísticos Iskander, así como otros misiles superrápidos, como el potente Kh-22, que tiene una cabeza nuclear de 950 kg, y el S-300, que normalmente se utiliza como interceptor de defensa aérea.
Pero el uso de tantos preciosos misiles Kinzhal es desconcertante. Según Bronk, hay tres posibles explicaciones. En primer lugar, Rusia podría haber estado tratando de superar las defensas aéreas en un lugar concreto de Ucrania, aunque señaló que el misil balístico Iskander M, utilizado en cantidades mucho mayores, ya había demostrado ser difícil de detener.
La segunda era que el stock de otros misiles balísticos se estaban agotando. El responsable de la inteligencia militar ucraniana afirmó que a Moscú sólo le quedaban unos 90 misiles Iskander M, 45 Iskander K y 36 Kh-22. Funcionarios ucranianos creen que las sanciones occidentales están limitando fuertemente la capacidad de producción de misiles de Rusia, aunque Bronk dijo que Moscú todavía puede ser capaz de fabricar seis misiles Iskander M al mes.
"Lo que dispararon durante la noche equivale a lo que pueden producir en un mes para reponer stock", dijo el funcionario de inteligencia militar.
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La tercera razón, según Bronk, es la "asignación sistemáticamente extraña de armas a conjuntos de objetivos" por parte de Rusia, que utiliza armamento muy sofisticado para atacar posiciones o infraestructuras ucranianas cuando bastaría con un arma de menor potencia. Esto podría explicarse en parte por la toma de decisiones centralizada de Moscú, lejos de las líneas del frente.
Funcionarios ucranianos afirmaron que los ataques subrayaban la necesidad de sistemas de defensa aérea más sofisticados y de mayor alcance, y de un despliegue más rápido de los ya prometidos por sus aliados occidentales.
Las defensas aéreas de Ucrania han mejorado notablemente en el último año, con nuevos equipos occidentales y mejores técnicas, pero aún carece de capacidades tierra-aire para interceptar misiles balísticos de movimiento rápido.
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Se cree que Ucrania ha recibido uno de los dos sistemas de defensa antiaérea Patriot prometidos por Estados Unidos y Alemania, pero aún no está operativo. También espera recibir algunos lanzadores Patriot de los Países Bajos.
El Patriot es el sistema de defensa aérea de medio alcance más avanzado que puede ofrecer Occidente, pero no se ha probado contra los Kinzhals. Un sistema similar, el Samp-T, prometido por Francia e Italia, tampoco ha llegado todavía.
"Necesitamos armas, armas y más armas", afirmó Danilov. "Rusia seguirá aumentando el grado de agresión si el mundo permanece en silencio".
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