Con la designación de Chuck Hagel para conducir el Pentágono, Barack Obama hizo más que ensamblar a su equipo de seguridad nacional para su segundo mandato. También selló el abandono de gran parte de la política exterior de George W. Bush.

Con frecuencia se dice que Hagel, un ex senador republicano, se diferencia de los neoconservadores que impulsaron a Estados Unidos a iniciar la segunda guerra de Irak.

Junto con John Kerry, ya designado para ser secretario de Estado, y John Brennan, que dejaría la Casa Blanca para conducir la CIA, Hagel le dará al presidente un equipo de avezados allegados a Washington, que juntos suman décadas de experiencia en política, inteligencia, y como soldados en verdaderos campos de batalla.

Si bien sus roles difieren, Hagel (que rompió filas con muchos republicanos como gran crítico de la guerra de Irak) y Kerry ambos personifican la prudencia que alguna vez fue característica de la faceta realista de la política exterior estadounidense.

“Éste es un equipo que buscará alternativas a una acción militar, preferiblemente la solución diplomática”, comentó Bruce Riedel, veterano funcionario de la CIA que también asesora a los presidentes sobre contraterrorismo.

Hagel y Kerry son veteranos de Vietnam, lo que puede sumar un elemento adicional de cautela en cuanto al envío de tropas norteamericanas para que participen de guerras.

La polémica sobre el nombramiento de Hagel también tiene que verse a través del prisma de otros dos conflictos (Israel, que levanta temperaturas como pocos temas en el capital, y el gasto de defensa, que recibe fuertes presiones por el recorte del presupuesto federal).

Hagel parece haber capeado la tormenta que se produjo cuando por primera vez fue nombrado el mes pasado como posible número uno del Pentágono. Hubo quienes lo criticaron por considerarlo casi un antisemita, debido a comentarios anteriores que hizo contra el “lobby judío”.

También fue blanco de una campaña publicitaria del Comité de Emergencia por Israel, un grupo vinculado a Bill Kristol de la revista Weekly Standard y fuerte partidario de la guerra de Irak.

Los seguidores de Hagel están juntando fondos para lanzar avisos publicitarios a su favor y ahora, que fue nominado, contará con todos los recursos de la Casa Blanca, algo que hasta ahora no había disfrutado.

Los republicanos no son sus únicos detractores. Muchos demócratas tampoco reciben con simpatía a Hagel, por Israel y sus comentarios contra los gays, por los que luego se disculpó.
Los demócratas también están cansados de ver a sus presidentes designar republicanos para el Pentágono. Aseguran que los conservadores ya no tienen más credibilidad en temas de seguridad nacional.