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"Este año se cierra una etapa en la Ciudad de Buenos Aires, termina un modelo de articulación que realizó Horacio Rodríguez Larreta con las fuerzas políticas de la coalición y abre una oportunidad para Confianza Pública", dijo Graciela Ocaña, la exhormiguita que preside su propio partido desde 2013. Ahora busca dar el salto hacia el Ejecutivo porteño.
Diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, que acompañó en 2021 a Diego Santilli en las listas, volvió sobre sus pasos para fortalecer a su equipo en la Ciudad y salir a disputar en las PASO de Juntos por el Cambio un espacio propio. Competirá contra Martín Lousteau, el candidato radical, Jorge Macri y Fernán Quirós, candidatos del PRO, y un candidato aún no definido por Republicanos Unidos, Ricardo López Murphy o Roberto García Moritán.
Ocaña ya compitió por la candidatura para gobernar CABA en 2015, cuando participó de las PASO de ECO que ganó Martín Lousteau en primarias y Rodríguez Larreta en la general. Según recuerda la expresidenta del PAMI, el senador radical obtuvo 17% y ella 6%. En esta ocasión dice que arranca con un piso del 7% y tiene un techo de 30%, de acuerdo a los datos que le dio la consultora Isonomía.
En otros campamentos, como el de Jorge Macri, no mostraron preocupación por este nuevo lanzamiento. Primero, porque están convencidos de que van a ganar. Segundo, porque dan por hecho que "Graciela le come votos a Fernán (Quirós) y Martín (Lousteau)". "La dispersión de ese voto blando no afecta al núcleo duro, el que apuntamos nosotros en las PASO", puntualizaron.
Tampoco se muestran preocupados cerca de Lousteau, donde aseguran que el candidato de la UCR tiene 22 o 24% de voto duro. Caminando por el barrio de Monte Castro, en su equipo dijeron a este diario que "ni siquiera creemos que se termine presentando".

Ocaña, "ni halcona ni paloma"
Ocaña quiere estar lejos de la disputa de los halcones y palomas. Considera que el electorado porteño está "maduro" para decidir de acuerdo a las nuevas demandas de quienes viven en la Ciudad, menos impuestos, mayor participación, prioridad educación.
Opina que el sistema de votación "concurrente", es decir separado de la elección nacional, la beneficia como a todos los partidos pequeños, porque no tiene la necesidad de distribuir boletas ni tener demasiada estructura, lo que le habría jugado en contra en el 2015.
"Ahora, además, con el voto electrónico se verá la foto de cada candidato, y eso también es importante, porque rompe con el esquema de boleta sábana", comentó.
Confianza Pública es un partido de fuerte vínculo con Rodríguez Larreta. El legislador Diego García Vilas, de esa fuerza, preside el bloque oficialista en la Legislatura y trabaja codo a codo con Emmanuel Ferrario, titular del cuerpo.
Desde 2019, cuando Juntos por el Cambio obtuvo casi el 57% de los votos y ganó la Ciudad en primera vuelta, las tareas de recolectar aliados para votaciones complejas no fueron prácticamente necesarias. "Ahora viene otra etapa, vamos a entrar al esquema donde ni el oficialismo tendrá mayoría", explicó Ocaña.
Esa votación fue histórica e inédita. El electorado porteño temía la llegada del kirchnerismo y se pronunció en forma aplastante a favor de Juntos por el Cambio. Nadie había ganado en primera vuelta y la Legislatura fue gestionada con comodidad.
Pero nada es para siempre. Y el próximo Jefe (o Jefa de Gobierno) de la Ciudad tendrá que convivir con un nuevo escenario de fragmentación del poder, más parecido al que se presentó siempre en CABA.













