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En una reunión en Casa Rosada, el presidente Javier Milei y el secretario de Salud de Donald Trump, Robert F. Kennedy Jr, reafirmaron la alianza entre la Argentina y Estados Unidos, también en el capítulo sanitario y con una proyección internacional con fuerte impronta ideológica. A través de un comunicado en conjunto, el gobierno libertario dio un paso más en el alineamiento con la Casa Blanca en su ofensiva contra la OMS, no solo ya poniendo en entredicho su independencia sino cuestionando ahora labor durante la pandemia e incluso su responsabilidad en la extensión del daño que provocó el virus del Covid-19.

"El manejo de la pandemia de Covid-19 por parte de la OMS reveló serias deficiencias estructurales y operativas que minaron la confianza a nivel mundial y subrayaron la necesidad acuciante de contar con un liderazgo independiente y basado en la ciencia en materia de salud mundial", sostienen ambos países en una declaración compartida tras la cita bilateral sellada en Cancillería y que marca una escala mayor en el tono de las críticas a nivel de Estado.

Enfatiza además que "existen preocupaciones bien documentadas sobre la gestión inicial de la pandemia y los riesgos asociados con ciertos tipos de investigaciones" y que "lejos de garantizar una transparencia oportuna,la OMS no proporcionó acceso crítico a la información, lo que perjudicó la capacidad de los países para actuar con rapidez y eficacia, lo que tuvo consecuencias devastadoras a nivel mundial".

Este conjunto de frases concentra mucho más que una crítica anti-internacionalista. En su primera gestión, Trump ya había acusado a China de ser la responsable del origen del virus siguiendo una versión sin evidencias sobre un supuesto accidente en un laboratorio secreto en el país asiático. Y nuevamente hace apenas un mes, un sitio web oficial del gobierno estadounidense, Covid.gov, renovado tras el cambio de gestión de Joe Biden a Donald Trump, volvió a promover la misma teoría sin pruebas del experimento chino como el "verdadero origen" de la pandemia.

Suscribir a esa línea contra Beijing podría representarle un alto costo político a la Argentina ya que más allá del alineamiento geopolítico explícito con Washington, China sigue siendo un socio clave para el país con particular peso para la ecuación de las reservas y el comercio. Y aunque no lo dice de manera explícita, las primeras líneas del comunicado que apuntan "a los riesgos asociados a investigaciones" pareciera señalar en forma tácita en esa dirección.

La declaración en conjunto del ministro de Salud, Mario Lugones, y el secretario de Salud, Robert F Kennedy Jr, fue difundida por la embajada de los Estados Unidos unas horas después de concluir el encuentro en Casa Rosada. Desde Presidencia, la comunicación se limitó a una serie de imágenes y un video publicado desde la cuenta de la Oficina del Presidente de la República Argentina en X.

Los conceptos allí plasmados ratifican el giro conceptual de la Argentina que ya había quedado grabado en el documento difundido ayer por el Ministerio de Salud donde cuestiona el uso de las vacunas contra el Covid-19 alegando la falta de respaldo científico y el proceso correspondiente de evaluación. También puso foco en ese texto en la independencia de la OMS como organismo multilateral y ratificaba la decisión del Gobierno de retirar a la Argentina de sus miembros, aunque bajo el argumento que ya había hecho público el Presidente de ser un organismo injerencista.

"La ausencia de reformas significativas, las demandas financieras desproporcionadas y la creciente politización de la organización han llevado finalmente a Estados Unidos y Argentina a retirarse de la OMS", consigna en línea con este último fundamento ahora también el documento en conjunto que sellaron ambos gobiernos tras la cita en Casa Rosada.

Sostiene también que "la organización se ha alejado de su misión fundacional, puesto que depende cada vez más de contribuciones voluntarias y se ha vuelto vulnerable a la influencia de agendas no científicas. Este alejamiento ha desviado la atención de las verdaderas amenazas a la salud pública".

Desde el Gobierno insisten en que hay una "buena sintonía" entre la gestión republicana y la libertaria y que se traducirá en una alianza para abordar en conjunto en distintos temas, más allá de las políticas de Salud. De hecho, en el texto bilateral tanto la Casa Blanca como la Casa Rosada invitan "a todas las naciones comprometidas con la integridad científica, la transparencia y la defensa de la dignidad humana" a construir una alianza alternativa a la OMS cuyos alcances no se especifican.

"El retiro marca el inicio de un nuevo camino: la construcción de un modelo moderno de cooperación en salud mundial basado en la integridad científica, la transparencia, la soberanía y la rendición de cuentas. Nos une el compromiso de brindar intervenciones de salud pública costo-eficaces y basadas en evidencia, que prioricen la prevención -especialmente en la infancia- abordando causas profundas como las toxinas presentes en el medioambiente, las deficiencias nutricionales y las normas de inocuidad alimentaria", enumeran.

Junto al presidente Milei, estuvo el ministro de Salud, Mario Lugones, quien ya había recibido en sus oficinas al secretario de Salud de los Estados Unidos, Robert F Kennedy Jr, un día antes. Además, participaron la encargada de Negocios de los Estados Unidos en la Argentina, Abigail Dressel; la jefa de Gabinete de la Secretaría de Salud de EE.UU., Stefanie Spear; y la jefa adjunta de Política de Personal de la Secretaría de Salud de EE.UU., Hannah Ingrid Anderson, que forman parte de la comitiva norteamericana.

La declaración en conjunto pondera en paralelo la iniciativa MAHA, Make America Healthy Again (Volver a Estados Unidos saludable nuevamente) y sus "avances históricos" para construir "un futuro más robusto y saludable" mediante "la colaboración con socios que compartan estos principios". Se trata de una iniciativa a la que Argentina también quiere adherir y que tiene un primer abordaje en el tema de la calidad de la alimentación -por caso, eliminando aditivos tóxicos en los alimentos-, un punto sobre el que Lugones quiere prestar particular atención.

A la vez, describe un "sistema de salud devastado" que heredó el gobierno argentino y frente al cual "está logrando avances rápidos en su reconstrucción y fortalecimiento, con un renovado enfoque en la transparencia y la atención de calidad para todos los ciudadanos".

"Las verdaderas amenazas a la salud exigen un abordaje urgente y una ciencia de primer nivel. Bajo el liderazgo del presidente Donald J. Trump, Estados Unidos está restaurando un enfoque soberano y orientado a los resultados que pone a las personas por encima de la política. Argentina, de igual forma, respalda la creación de sistemas de salud pública basados en la autonomía, la transparencia, la innovación y el rigor científico", sella el mensaje.


Los anuncios del Ministerio de Salud tras la reunión con el enviado de Trump

A lo largo el encuentro el día previo entre Lugones y Kennedy, el ministro de Salud anticipó a su par estadounidense algunas de las medidas que se anunciarían, minutos más tarde, a través de un comunicado de la cartera que comanda. Acorde al documento difundido el lunes, "Argentina avanza hacia un modelo sanitario más libre, transparente y preventivo" con una serie de políticas para "pasar de un modelo sanitario centrado en reparar la enfermedad a uno enfocado en cuidar la salud basado en evidencia científica".

Este cambio de línea implica, en primer lugar, una revisión de organismos nacionales de salud para "ordenar, actualizar y transparentar estructuras y procesos que durante años funcionaron con superposiciones, normas obsoletas y escasa supervisión". En este sentido, se prenuncian una serie de resoluciones para reorganizar áreas y transparentar la trazabilidad, con cambios que impactarán dentro del ministerio y los organismos vinculados a Salud.

"Este plan busca poner en revisión lo que se naturalizó, simplificar lo que se burocratizó y transformar lo que se capturó. Porque no hay calidad sanitaria posible si los propios organismos del Estado no funcionan con transparencia, eficiencia y foco en la salud del ciudadano", esgrime el comunicado oficial.

De igual modo, bajo la premisa de la "soberanía sanitaria y decisiones nacionales", la Argentina reafirmó entonces su decisión de retirarse de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Decisión que va acompañada de una exhortación a la comunidad internacional para revisar el financiamiento de los organismos supranacionales alineada con la pulseada de Trump con este tipo de entidades supranacionales, que se remonta a los tiempos de la pandemia y su primer turno en la Casa Blanca.

"Hoy la evidencia indica que las recetas de la OMS no funcionan, porque no están basadas en ciencia sino en intereses políticos y estructuras burocráticas que se resisten a revisar sus propios errores. Lejos de corregir el rumbo, la OMS ha optado por ampliar competencias que no le corresponden y condicionar la soberanía sanitaria de los países", rezaba el primer texto que alude al organismo internacional con un tono y concepto muy similar al de la gestión Trump.

La decisión promete no pasar desapercibida ya que son varias las organizaciones en Argentina vinculadas a las políticas sanitarias y los derechos humanos que rechazan esta decisión de la Casa Rosada. Sin ir más lejos, el último fin de semana, el CELS advirtió sobre una decisión que "no sólo es inconstitucional, sino que tendrá consecuencias severas sobre la salud pública".

Por esas razones, junto a otras organizaciones, demandarán a la Asamblea Mundial de la Salud que rechace la decisión del gobierno de Javier Milei. No obstante,la decisión de Argentina no se abordaría antes de enero de 2026 cuando se reúna el Consejo Ejecutivo para evaluar la decisión y elevar un informe al respecto a la 79ª Asamblea Mundial de la Salud.

Vacunas y medicamentos para enfermedades poco frecuentes: qué cambia desde ahora

Asimismo, desde Salud anunciaron en el extenso comunicado que difundieron tras la reunión de Lugones con el enviado de Donald Trump que se pondrá bajo revisión el uso de autorizaciones rápidas (fast-track) para medicamentos de altísimo costo, especialmente aquellos destinados a niños y enfermedades poco frecuentes.

"La innovación no puede justificar decisiones apresuradas ni sin evidencia sólida. Se abrirá una discusión técnica sobre los criterios de aprobación, priorizando la seguridad del paciente y la sostenibilidad del sistema, para que los nuevos tratamientos no se transformen en improvisación autorizada", sostiene el texto público.

Y en uno de los puntos que promete generar mayor controversia, establece queel Ministerio de Salud "pondrá el foco en los procesos de fabricación, aprobación y supervisión de vacunas, con el objetivo de garantizar que las decisiones sanitarias estén basadas en evidencia pública, verificable y con controles efectivos".

En este sentido, se refiere a impulsar que "las vacunas sean sometidas a estudios clínicos con grupo placebo como estándar mínimo, tal como se exige a otros productos médicos", poniendo el foco en la vacuna contra el COVID-19, "aplicada sin grupo de control y bajo condiciones de aprobación excepcionales".

"Revisar no es negar: es exigir más evidencia, no menos. Este enfoque busca elevar el rigor del proceso y reforzar la confianza pública a partir de datos comparables, accesibles y verificables", justifica en lo que asoma como un cambio de paradigma sustancial en relación al posicionamiento de la Argentina frente a las vacunas aplicadas durante la pandemia. Al tiempo que promete mantener y "fortalecer las campañas de vacunación seguras, como la del sarampión, con eficacia comprobada y consenso internacional".

Según fuentes consultadas por El Cronista, la revisión de vacunas no abarcaría a las dosis que ya forman parte del calendario obligatorio que se aplica en la Argentina.

Por último, en un apartado relacionado con los alimentos, el Gobierno nacional inicia una agenda integral para revisar y restringir "el uso de aditivos sintéticos potencialmente riesgosos en productos alimentarios"al tiempo que "cuestiona el rol de ciertos ingredientes utilizados por la industria alimentaria y su posible vínculo con el aumento de enfermedades crónicas".

En el encuentro con Sturzenegger, también abordaron los avances del Gobierno nacional en la desregulación del sistema de salud, en particular con obras sociales y prepagas, así como la implementación de la receta electrónica en todo el país, y la desburocratización del sistema.

"Nos contó de algunos problemas similares que tienen en Estados Unidos. Un Gobierno que gasta de manera poco eficiente en el sistema de salud ya que no genera resultados positivos para la ciudadanía. Fue un intercambio muy enriquecedor", publicó luego Lugones.


Quién es Robert Kenny Jr: de sus conquistas ambientalistas a las polémicas por las vacunas

Robert Kennedy Jr pertenece a un extenso linaje demócrata en la política estadounidense. Hijo del senador Robert (Bob) Kennedy y sobrino del expresidente John F. Kennedy, el actual secretario de Salud y Servicios Sociales llegó a enfrentarse a Trump antes de renunciar a su carrera presidencial y sumarse a las filas del republicano.

Durante años, moldeó un perfil antisistema como abogado ambientalista y fundador de organizaciones como Children's Health Defense y Waterkeeper Alliance, litigando contra corporaciones como el caso DuPont, en 2007, y Monsanto, en 2017. Sin embargo, en los últimos años, su figura se volvió controvertida por promover teorías conspirativas y datos que fueron catalogados como desinformación sobre vacunas.

RFK Jr fundó una ONG cuya divulgación entró en disputa con la comunidad científica además de declararle abiertamente la guerra a Anthony Fauci -el jefe de los epidemiólogos de la Casa Blanca durante la pandemia- y Bill Gates a quien acusó de actuar en beneficio de intereses privados durante la crisis sanitaria de 2020.

Kennedy, no obstante, niega ser un "antivacunas". De hecho, al ser confirmado por el Senado, moderó su tono y respaldó vacunas como las del sarampión y la polio, aunque se mostró más reticente a la hora de avalar las vacunas contra el Covid-19.. Hoy su nombre es sinónimo en la gestión Trump de una cruzada contra el "complejo farmacéutico y alimentario". No en vano la votación para su cargo en manos del Senado de las más ajustadas, 52 a 48.

Como Lugones ahora en Argentina, Kennedy promete combatir la obesidad, regular los alimentos ultra procesados y "limpiar la corrupción" en la relación entre industria y Estado. Su área maneja un presupuesto de u$s 1,9 billones y más de 80.000 empleados.