Un anotador de tapa dura que empezó a llevar Alberto Fernández a todos los "actos íntimos" con vecinos para escribir las quejas o reclamos que recibe. El flamante jefe de Gabinete, Juan Manzur, un todoterreno con lapicera en mano que fija a qué provincias mandar fondos o gendarmes. Y la tracción pura de votos o voluntades en territorio de gobernadores e intendentes del PJ con medidas económicas en mano bajadas desde la Casa Rosada.

Sobre estos pilares el Gobierno empezó a diagramar la estrategia electoral que desde mañana empezará a desplegar con fuerza en todo el país de cara a los comicios generales del 14 de noviembre y para revertir la dura derrota electoral de las PASO.

"Alberto sobrevuela, Manzur alinea el gabinete y los gobernadores o intendentes son los jefes de campaña en cada uno de sus distritos", sintetizó ayer a El Cronista un destacado ministro del gabinete.

El Presidente empezó a recorrer en reserva el conurbano bonaerense. Se trata de salidas sorpresa que le organiza el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello. El viernes estuvo en la casa de unos vecinos de Ituzangó, luego fue a una recorrida por una feria de Dock Sud y ayer un encuentro con trabajadores en Villa Jardín.

En todos los casos Alberto Fernández hace lo mismo: contacto cercano directo con la gente, anota en un cuaderno de tapa dura los reclamos y no avisa a nadie a donde va "por seguridad", dijeron en su entorno. Es la nueva etapa del Presidente en campaña con cercanía al clamor popular.

En la Casa Rosada, Manzur comanda junto con el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, la batería de anuncios con "buenas noticias" que se preparan a diario. Se prevé un bono a los jubilados, un nuevo IFE para jóvenes de sectores vulnerables y la ampliación de programas sociales. Más de 160.000 millones de ampliación presupuestaria.

También el jefe de Gabinete coordina con los gobernadores el dispendio de fondos o efectivos de seguridad que se enviarán en lo inmediato a las provincias.

Ayer fue el turno de Entre Ríos, La Pampa y Santa Fe, donde el gobernador Omar Perotti será beneficiado con el envío de un refuerzo de gendarmes para enfrentar el narcotráfico en un gesto diferenciador de Aníbal Fernández en relación a la polémica gestión de Sabina Frederic.

A la mayoría los beneficia medidas de alivio para el campo como el levantamiento gradual del cepo a las exportaciones de carne o el avance de la "ley Agroindustrial" que contempla beneficios fiscales.

A este scrum de trabajo que conformaron Manzur y Wado de Pedro se le sumarán intermitentemente Sergio Massa, Máximo Kirchner, Martín Insaurralde y Axel Kicillof, entre otros. Es parte del staff de la "mesa de los lunes" que había armado Alberto Fernández antes de las PASO, sólo que ahora tienen el enorme desafío de ganar los comicios de noviembre, un sueño por ahora lejano.

El tercer eslabón de esta estrategia de campaña del oficialismo está en el corazón del peronismo: los gobernadores e intendentes del conurbano bonaerense que se transformarán en una suerte de "jefes de campaña" de sus propios distritos.

En la ecuación de varios referentes del gobierno figura un profundo desafío para estos actores: aquellos que ganaron en las PASO deberán subir entre 4 y 5 puntos su performance electoral para achicar diferencias en el resultado global frente a Juntos por el Cambio. Una tarea nada sencilla si se tiene en cuenta que en 18 provincias el FdT perdió abrumadoramente.

Los candidatos "fuertes" del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires como Victoria Tolosa Paz o Daniel Gollán carecen de presencia en este entramado. Se convirtieron, por ahora, en postulantes mudos.

¿El rol de Cristina Kirchner en todo este engranaje de ingeniería electoral? Nadie contesta o sólo hay indicios vagos. Se supone que la vicepresidenta recorrerá algunos municipios del conurbano bonaerense o estará en su Calafate soñado. No mucho más. Después de la dura carta contra el Presidente nadie del gobierno se anima a hablar demasiado sobre los próximos pasos de Cristina Kirchner.