Cuando el empresario argentino terminó de hacer el pedido a China de los galpones prácticamente enteros que estaba importando llave en mano, se dio cuenta de algo: le había faltado pedir una cañería para el desagüe que iba a aplicar en toda la instalación. Entonces decidió encargarla en el país. Le cotizaron $ 25.000 el metro lineal de caños. Por saber, simplemente, pidió la misma cotización a su proveedor asiático para tener idea de cuánto le hubiera costado: habría pagado unos $ 6000 el metro.

“Un galpón así de enorme tiene algo así como 500 metros lineales, el ahorro es tremendo”, señala un metalúrgico que conoció de cerca el proceso de una compra de la empresa alimenticia Vidalac que está levantando cinco naves para un centro de distribución de 24 mil metros cuadrados en Santa Fe.

Se trata de un caso que se transformó en un ícono del crecimiento de la importación china a la Argentina y que sacudió el debate sobre la apertura internacional de la industria a partir de la publicación en El Cronista la semana pasada, dado que ya no se trataba de una máquina o una pieza, sino prácticamente de una construcción entera que se trae del exterior, cuando hay firmas locales que se dedican a hacerlo con mano de obra local.

Este diario accedió ahora a una planilla completa de uno de los pedidos para la construcción completa de una nave a la compañía china Canglong, ubicada en la ciudad de Zhengzhou (provincia de Henan). Tiene tres partes: estructuras metálicas, estructura para techos y paneles para aberturas y accesorios, donde están las tuercas, los tornillos y el pegamento para vidrios, por ejemplo. En cada ítem se detalla el peso comprado, el detalle del precio unitario y el total.

<div class="migrated-promo-image__description"><div class="migrated-promo-image__source">Fuente: Shutterstock</div></div>
Fuente: Shutterstock
Fuente: Shutterstock

El costo total del proyecto según ese pedido es u$s 161.080 a la salida de fábrica. El precio FOB en el puerto de Qingdao asciende a u$s 171.880. Se paga el 30% con una transferencia bancaria y el 70% restante antes de que se embarquen los contenedores. El envío demora unos 20 a 25 días hábiles tras el pago del saldo.

“Algo muy importante en estos pedidos es la cantidad de kilos de acero que te presupuestan”, detalla un empresario del sector que sigue de cerca la competencia china en su rubro. “Un galpón se pide por peso de acero y puede ser más barato sobre todo si es más liviano, pero con un viento se voló. Hay que comparar con igual cantidad de kilos de acero”, detalla.

En el mercado indican que el costo del acero en los pedidos que vienen de China hacen la diferencia. Mientras el gigante asiático cobra u$s 0,7 el kilo de acero, en el país se está pagando entre u$s 3,30 y u$s 4,20 más el IVA. Si bien ahí hay una diferencia de dos tercios, el ahorro se reduce a la mitad cuando se le incorpora el valor del flete y los trabajos de ingeniería asociados para la puesta a punto en el lugar.

“El valor FOB siempre suena tentador, pero cuando lo ponés en el país suben los costos”, indica por su lado otro industrial que se dedica a armar galpones en el país, que además sugiere prestar atención hasta qué punto no hay subfacturaciones. “Si sale todo bien, la diferencia de precios como mucho puede ser un 20%, pero con un detalle: todo está hecho para que entre en el contenedor, para que sea rentable la logística, entonces la calidad puede variar”, subraya.

Christian Fucile, de la firma IMB Construcciones, hizo un pedido a Shenyang Lanying Colored Steel Co., en la provincia precisamente de Shenyang, para comparar el precio por metro cuadrado de galpón o "warehouse" a construir. El costo arranca en u$s 54 el metro cuadrado, a lo que se le suman u$s 10 de seguro y fletes, mientras que el montaje tercerizado le agrega hasta u$s 30, lo que lo deja en u$s 94 en total.

“En la Argentina podemos construir y montar esto mismo por u$s 110 con una calidad muy superior y con certezas en los costos ya que cerramos el valor. Por otro lado, la ingeniería de cálculo que se realiza en China no respeta las normas de cálculo que utilizamos acá que prevén cargas de viento, sismo o nieve dependiendo la zona”, detalla Fucile.

Quienes no están en desacuerdo con importar estructuras completas porque lo ven como una alternativa para abaratar costos frente a lo que muchas veces han sido abusos locales, matizan el impacto en la producción local: “Cuando importás un galpón disparás trabajos de tratamiento de suelo, hay que hacer la platea y también toda la instalación de gas y electricidad así cómo la instalación de los aires acondicionados, o sea que también moves la actividad económica que si no traías el galpón no se movía”.

Como sea, la industria se encuentra en pleno reclamo al Gobierno de una política sectorial incluso aduciendo que es lo que está haciendo el propio Donald Trump para proteger la producción en Estados Unidos. De hecho, la semana pasada, Paolo Rocca, de la Organización Techint, uno de los principales proveedores de chapa en muchos segmentos casi de forma exclusiva, reclamó que se tomen medidas frente a China y remarcó la amenaza de la importación no sólo de acero sino de productos terminados como lavarropas y heladeras.

Los jugadores chinos, en tanto, son muy fuertes. “El Grupo CangLong se fundó en 2003. Nuestro grupo cuenta con un departamento de mercado internacional, un departamento de mercado nacional, un departamento de I+D y dos centros de procesamiento modernizados, con una superficie total de 450.000 metros cuadrados, de los cuales 228.000 son de producción”, dice la página web donde además se exponen obras terminadas en 186 países.

Entre las posibilidades se destacan no solo los galpones que han levantado en todo el planeta, sino que incluso puede verse que en algunos lugares, como en Maldivas, directamente en 85 días envían las estructuras para levantar un edificio de departamentos de cuatro pisos. “Hemos construido con éxito 6308 edificios públicos, residenciales, talleres de producción y almacenes”, se jacta la compañía que se autodefine como la mayor de su rubro en toda Asia, que ahora empieza a pisar fuerte en la Argentina.