

Con los palcos superiores llenos de militantes del PRO, Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli juraron como jefe y vicejefe de Gobierno en la Legislatura porteña. Mauricio Macri, quien no fue al acto ayer, le entregó después los atributos en la Usina del Arte, en línea con el reclamo que hizo a la presidenta Cristina Fernández para el traspaso nacional.
El PRO colmó la Legislatura con militantes en las gradas y los ministros porteños salientes sentados en el hemiciclo, junto a los jueces Luiz Lozano e Inés Weinberg de Roca del Tribunal Superior de Justicia. De las figuras más altas del macrismo, el primero en ingresar al recinto fue Marcos Peña, el futuro jefe de Gabinete nacional, que recibió fuertes abrazos de los legisladores oficialistas. La mano derecha de Macri evitó acercarse la bancada del FpV. A su izquierda, se ubicó la próxima vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, quien llegó junto a su pareja Juan Tonelli. Otro que recibió saludos efusivos fue Fernando de Andreis, el futuro secretario general de la Nación, quien estrechó manos con todos los opositores, a quienes conoció como legislador.
Larreta entró al recinto enfundado en un traje negro y se ubicó entre María Eugenia Vidal, la futura gobernadora de Buenos Aires, y Carmen Polledo, vicepresidenta primera de la Legislatura "Horacio, Horacio", gritaron los palcos superiores cubiertos por la Juventud PRO, mientras debajo, en los palcos del recinto, su esposa Bárbara Diez lo aplaudía. Luego ingresó Santilli, de traje azul, que recibió fuertes palmadas de Cristian Ritondo (los dos son peronistas), actual vice de la Legislatura y futuro ministro de Seguridad de Buenos Aires. Esta vez, los tres usaron corbata.
Tanto Larreta como Santilli leyeron el juramento y después el jefe de Gobierno porteño se colocó anteojos para leer un discurso en el que enumeró obras. También anunció que Mauricio Macri traspasará los terrenos de la Villa 31 para su urbanización y la Policía Federal del ámbito de la Nación a la Ciudad, aunque no puso fechas. Incluso se puso como meta que "cada porteño tenga a 20 minutos de su casa un centro de salud".
Al final de su discurso, de 27 minutos, se ganó la única ovación. "La gestión de Macri ha sido la mejor en la historia de la ciudad de Buenos Aires", afirmó y los palcos estallaron. En con traste, al bloque del FpV se quedó de brazos cruzados, en especial Aníbal Ibarra, ex jefe de Gobierno porteño.













