Exportadores en alerta: dos sindicatos de alto poder de fuego aprobaron una medida que golpeará el ingreso de dólares
Un plenario de 250 delegados mandató a las comisiones directivas de los dos gremios más fuertes que agrupan a los trabajadores aceiteros a decidir un paro general contra los efectos que la Ley Bases y la suba de Ganancias tendrán en sus salarios y condiciones de trabajo.
San Lorenzo, una pequeña ciudad ubicada en la zona sur de la provincia de Santa Fe, a poco más de 20 kilómetros al norte de Rosario, está acostumbrada a que su importancia no guarde estricta relación con su tamaño. "Son las huestes que prepara San Martín para luchar en San Lorenzo". Esa línea de la legendaria "Marcha de San Lorenzo" mantuvo vivo en la memoria que fue en sus inmediaciones donde se produjo, en 1813, el famoso combate que le da nombre a la canción, cuando el entonces coronel José de San Martín y sus granaderos derrotaron a las tropas realistas leales a la corona española. Más de 200 años después, San Lorenzo volvió a trascender sus dimensiones porque, también en su zona de influencia, están instaladas las 17 firmas de donde sale el 84% del crushing de soja, como se le llama al aplastamiento físico que convierte el grano en subproductos como harina y aceite de soja.
Allí mismo, en esa orilla occidental del río Paraná, un plenario de 250 delegados volvió a generar otro hito que va más allá de las fronteras de esa ciudad de apenas 50.000 habitantes, al mandatar a las comisiones directivas de los dos gremios más fuertes que agrupan a los trabajadores aceiteros a decidir un paro general, en fecha y oportunidad a definir, contra los efectos que la Ley Bases y la suba de Ganancias tendrán en sus salarios.
El marco de la decisión fue el "Primer Plenario Nacional de Delegadas y Delegados Aceiteros", el sector gremial que en los últimos años es sinónimo de los mejores acuerdos salariales y de las intensas huelgas que han hecho para conseguirlos.
El encuentro, considerado histórico, agrupó, por primera vez, a los representantes de las dos entidades que, antes enfrentadas, mayor poder de fuego tienen para parar la producción y golpear las exportaciones: la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA) y el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros del Departamento San Lorenzo (SOEA), quienes analizaron la coyuntura nacional y cómo van a "defender lo conquistado" ante un gobierno que "eligió a los trabajadores como enemigos".
La confluencia entre ambos espacios sindicales ya tiene cierto recorrido, sobre todo a partir de que Daniel Succi, secretario general del SOEA, desplazó de la conducción en San Lorenzo al histórico dirigente de ese gremio, Pablo Reguera, quien no siempre estuvo predispuesto a esa confluencia.
"Lo que nos une es defender los derechos de los trabajadores. Y este congreso es para charlar entre nosotros porque planificaron el genocidio de la clase trabajadora, que es una palabra que nos trae los peores recuerdos. Y nos ha costado mucho trabajo defender las condiciones de trabajo que tenemos, los salarios que tenemos", dijo Succi, al abrir el encuentro.
Por su parte, el secretario general de la Federación Aceitera, Daniel Yofra, agregó: "Tenemos que fortalecer esta unidad y no vamos a poder fortalecerla si no hacemos medidas de fuerza, si no salimos a luchar no solamente contra las empresas sino contra un gobierno que está minado de patrones".
El ojo del Plenario estuvo puesto en tres temas claves: por un lado, un rechazo integral a la reforma laboral que quedó dentro de la Ley Bases. Sin embargo, dentro de ese marco hay un punto que, en el arranque, fue destacado especialmente: la eliminación de la prohibición a los empleadores de contratar con tercerizadas tareas que pueden hacer los trabajadores conveniados, sin obligar a la empresa madre a solidarizarse con la tercerizada en cuando a los avatares de sus empleados. El tercer tema es uno de los que más directamente afectará al bolsillo de los aceiteros: la reforma de Ganancias contenida en el Paquete Fiscal que se aprobó con la Ley Bases, sobre todo a partir de su reglamentación que retrotrajo eximiciones claves, ya que según lo establecido ahora volverán tomarse como base de cálculo para ese tributo cuestiones como horas extras y productividad.
En el caso de los aceiteros el golpe de Ganancias puede ser brutal, sobre todo teniendo en cuenta que, de base, sin considerar esos adicionales, en la última paritaria, cerrada en abril, el salario básico inicial quedó en $ 1.240.202.
Según un calculo realizado en el Plenario, un trabajador aceitero de la categoría más alta podría llegar a tener que pagar, en diciembre próximo y proyectando un aumento hasta esa fecha del 20%, más 150 % de aumento del bono de fin de año, la friolera de 1.700.000 pesos por el impuesto. El cálculo, sin embargo, no contempla la suba del mínimo no imponible de 15% proyectado para septiembre en la propia reforma del tributo.
Aceiteros, cabe recordar, tiene una táctica de negociación sui generis dentro del mundo sindical. En lugar de porcentajes tomando como referencia la inflación, reclaman en cada paritaria que ningún trabajador del sector gane menos que "el Salario Mínimo, Vital y Móvil según su definición en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y artículo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo" , es decir "la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión".
Compartí tus comentarios