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"¿Qué les pareció? Yo sentí muy buena energía" preguntó visiblemente satisfecha Cristina Kirchner tras su discurso en la Universidad Nacional de Río Negro. De inmediato asustó a sus acompañantes cuando les pidió dar la vuelta al campus y se bajó de la combi para saludar a la gente detrás de la valla, firmar ejemplares de Sinceramente, sacarse fotos y dar besos y abrazos como hacía en la puerta de su casa hasta el día del atentado del 1 de septiembre.

La caminata la mostró como candidata a Presidenta. En cambio dejó dudas cuando, sobre una tarima, dijo: "No importa el lugar que uno ocupe. Nunca en mi vida los voy a abandonar. Quédense tranquilos todos y todas". Volvió a saludar y se dirigió al aeropuerto Gobernador Castello para despegar con destino El Calafate.

El viernes en Viedma sólo dejó una certeza: no se baja de la discusión nacional. Y como no pudo frenar ni cambiar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional buscará un acuerdo para reclamar su revisión. Probablemente se lo haya anticipado a Sergio Massa y a los empresarios con los que habla más asiduamente de lo que cuenta.

A los pocos que les dejó dudas les clavó una sospecha: ¿podría haber una fórmula ‘cruzada' entre el ministro de Economía Sergio Massa y el del Interior, Eduardo ‘Wado' de Pedro?


Otro mensaje para el Presidente

Entre líneas criticó al Presidente, sin la visceralidad habitual. La ‘maldad' contra Alberto Fernández la grabó un rato antes en un mensaje que se difundió el sábado en Luján en el marco de la firma de un compromiso contra las adicciones que impulsó el Padre José María 'Pepe' Di Paola.

En el marco del décimo aniversario del pontificado del Papa Francisco destacó lo hecho contra el narcotráfico en su gestión con Sergio Berni como secretario de Seguridad. "Fueron las fuerzas federales, pero atrás de la seguridad fue el Estado, el Ministerio de Desarrollo Social, la ANSeS para tomar la AUH, Interior para los documentos", apuntó claramente en un tiro por elevación al actual ministro Aníbal Fernández, el abanderado de la reelección de Alberto Fernández, y a la albertista Victoria Tolosa Paz.

En cambio, fue visible su favoritismo . Tres veces habló de "Sergio". "Massa es que es el que ataja penales todos los días", la tradujeron en la comitiva. Y bendijo a Wado de Pedro en una semana en la que se lo criticó por su fotografía con Jorge Rendo, CEO del Grupo Clarín y organizador de un viaje con jueces a Lago Escondido.

Justamente en el discurso en que calificó como "mafioso" el fallo judicial en contra del senador rionegrino Martín Doñate como integrante del Consejo de la Magistratura habló de aquel viaje al lago rionegrino. No mencionó la cena que De Pedro compartió en Expoagro con Rendo.

"La mejor definición que escuché es la que dio el ministro Wado de Pedro, han reemplazado al código electoral por el código penal", valoró al funcionario sobre su condena para ejercer cargos públicos de por vida.

La respuesta de la oposición fue inmediata. De toda su "clase magistral" le apuntaron a su reclamo contra los tres poderes. "No estamos frente a un Estado democrático y constitucional", se quejó ella. Desde el PRO, la Coalición Cívica y la UCR le retrucaron que sí funciona la Justicia y que por eso acaba de ser condenada en la causa Vialidad.

No recordaron que Fabián Rodríguez Simón, exoperador judicial de Mauricio Macri durante el gobierno de Cambiemos y actual legislador del Parlasur, sigue prófugo en Uruguay. 'Pepín' sostiene que no hay garantías constitucionales para su defensa en juicio. La única parlamentaria del Mercosur de la oposición que le salió al cruce fue la radical María Luisa Storani que le reclamó su presencia en Argentina porque "nuestro país tiene un Estado de Derecho y él tiene posibilidades de defenderse".

No hace falta decir que no creen en un acuerdo político con Cristina Kirchner como auspiciante, aún cuando intentó seducir a los políticos de carrera, los históricos por sobre los Javier Milei que irrumpen en esta contienda con chances importantes y que piden "quemar el Banco Central".


La nestorización de Cristina

Marcelo Ochoa

Frente a ese paredón, la Vicepresidenta se nestoriza. En términos discursivos se definió como heredera de su "rebeldía" y en términos gestuales volvió a los besos y abrazos a pesar del temor tras el atentado.

Segundo, necesita ser más estratega que temperamental como en 2017 cuando conformó Unidad Ciudadana y en 2019 cuando eligió a un ‘moderado' como el actual Presidente, a quien para deslegitimar lo describió con una anécdota sobre la visita de Miguel Pesce, titular del Central. Según su "infidencia" le pidió que terciara entre él y el exministro de Economía Martín Guzmán. Contó que le aconsejó que hablara con el Presidente. "Es el que tiene que definir", remarcó.

En su discurso de Viedma volvió a jugar con la incógnita, igual que en 2017 y 2019. Sonrió cuando Anselmo Torres, rector de la UNRN, se disculpó por llamarla "Presidenta" a fuerza de "costumbre" o cuando le cantaron "Cristina Presidenta". La definición probablemente esté recién cerca de junio.

Del operativo clamor se encargan "los muchachos", Máximo Kirchner, Axel Kicillof, Jorge Ferraresi y Andrés ‘El Cuervo' Larroque que encabezaron el plenario de la militancia Luche y Vuelve en Avellaneda, una fuerte postal de intendentes, sindicalistas y dirigentes que reclamó "romper la proscripción". La puesta en escena no fue el punto de llegada sino "el kilómetro cero" para instalar que sólo ella puede garantizar el triunfo electoral y, fundamental mente, un guión para quien sea candidato/a, un programa de gobierno para el próximo turno.

Fue un virtual lanzamiento sin la presencia de la candidata que finalmente será la que tenga la última palabra. Su hijo no habló por ella. Fue sugestivo que apenas haya pedido generar las condiciones a 'la gran electora' y que "quien diseñó la estrategia del 2019, vuelva a diseñarla para llevarnos a la victoria".

Pero también, en Avellaneda como en el acto de Abuelas de Plaza de Mayo, Cristina revalorizó la figura de Néstor Kirchner y su "reconstrucción" institucional tras ganar con sólo el 22% de los votos.

El plan de la Vicepresidenta es paralelo al de su hijo. Intenta replicar en otros distritos y a nivel nacional el acuerdo político que está en marcha en Río Negro para las elecciones del 16 de abril. Por eso su reaparición fue en Viedma y arrancó en el aeropuerto con nuevos aliados, la gobernadora Arabelas Carreras y el intendente Pedro Pesatti.

Alberto Weretilneck, de Juntos Somos Río Negro, conformó esa coalición con el camporista Doñate y una porción de la UCR. "Nos une Río Negro", aspira a ganar y tener el respaldo del 70% del electorado provincial. En un mes usarán ese resultado como trampolín nacional.


La nueva transversalidad y la teoría del 70%

La "transversalidad" cristinista es imprescindible, se repite, para generar crecimiento, reformas y una renegociación con el FMI que implique pagar pero con un plan de cuotas más liviano. "Es irremplazable y sin alternativas", concluyeron en Avellaneda las distintas agrupaciones K. "Sabemos lo que vienen a hacer", advirtió Kicillof, el orador más contundente en defensa de CFK y contra el macrismo. "No se puede hacer peronismo sin Cristina", aseveró.

Para ser candidata, para ganar y para gobernar no le alcanzaría con los votos propios. La teoría del "70%" es la misma con la que trabaja desde el PRO Horacio Rodríguez Larreta mientras su rival, Patricia Bullrich, con patrocinio de Macri, engrosa la grieta. En los últimos días ganó al bull dog Ricardo López Murphy y a un puñado de dirigentes de la UCR.

"Le tengo mucho temor a la fragmentación política", subrayó Cristina Kirchner que en su "clase magistral" alertó sobre el riesgo de no tener hegemonía democrática o consenso. Por si acaso le recordó a Juntos por el Cambio que la primera Alianza, la del 99, "sobornó senadores" entre los que señaló a algunos del PJ y alentó el fantasma Milei.

La película completa de esta semana muestra a una Cristina y un kirchnerismo trabajando para arrinconar a Alberto Fernández tanto para despejar el escenario como para evitar una división. No lo ayuda al Presidente ni su ministro de Seguridad que lo desautorizó en Diputados cuando respondió que no está de acuerdo con su anuncio de enviar al Ejército a Rosario. Todo a la luz pública y dañando la gobernabilidad.

La otra gran pregunta es qué le conviene a Cristina. La unidad, de difícil concreción, es fundamental para ella y para todo el Frente de Todos

Primero está claro que su candidatura es para mucho la única con posibilidades de ganarle a Macri o a quien lo represente. Segundo, si no lo fuera, sostenerla determina listas y espacios de poder. Tercero, es también una condición para evitar que se deje firme la condena judicial, más probable al decir de algunos analistas cuando "los jueces huelen a cala", es decir a cementerio político.

Tampoco puede descartarse una candidatura a senadora por Buenos Aires que contribuya a la reelección de Axel Kicillof y garantice un refugio al kirchnerismo. Si sucede, el exministro tendría pase libre para el 2027.

En cualquiera de esos escenarios, Cristina Kirchner podría no temer a una derrota. Cayó Néstor Kirchner frente a Francisco De Narváez y ella misma en 2017. Sostuvo su espacio. Y "volvió", recuerdan los que la quieren y saben que aún derrotada un alto porcentaje le permite aspirar a una supervivencia.

Para todos los que estuvieron en Avellaneda no hay escenario sin que ella juegue.