Xi Jinping arriesga demasiado en Moscú
El apoyo de China a Rusia hace de esta invasión una guerra diferente. Y a visita del mandatario chino abre la posibilidad de que la invasión de Ucrania pase a una nueva etapa. Lo que Xi pone en juego en su peligrosa estrategia internacional
El apoyo de China a Rusia hace de esta invasión una guerra diferente. La visita del mandatario chino Xi Jinping a Moscú abre la posibilidad de que la invasión de Ucrania pase a una nueva etapa.
Beijing tiene mucho rédito potencial detrás de la "asociación ilimitada" proclamada en febrero de 2022 por los líderes de ambos países. El primero es político y el segundo es económico. En el plano diplomático, si China abriera un diálogo real entre Ucrania y Rusia, podría presentarse en el escenario internacional como lo hizo acercando a dos enemigos íntimos como Irán y Arabia Saudí, sería una segunda tour de force en pocos días.
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El provecho sería inmediato y colocaría al gigante asiático en un espacio de liderazgo internacional indiscutido. Iniciar una salida negociada de la guerra del este europeo también está en el interés de Occidente, especialmente ante un escenario económico que se deteriora.
La crisis de mercados desatada por un poco conocido banco californiano, el Silicon Valley Bank, acumula víctimas y es cuestión de tiempo hasta que pase a ser tema electoral en las principales capitales del Atlántico Norte. Quitarle incertidumbre a la economía y normalizar los precios de las materias primas sería un beneficio para todos los involucrados, inclusive Rusia, ya que debe malvender sus hidrocarburos a precios descontados ante las sanciones impuestas tras el inicio de la guerra.
Más allá de las declaraciones formales, Ucrania tiene un problema de confianza con China. El "socio ilimitado" de su enemigo enfrentará una difícil tarea convenciendo a Kiev. Si la paz no fuera posible, la guerra también dejaría oportunidades para los herederos de Mao.
Rusia necesita armas de alta tecnología y China las tiene. Si bien hay muchas preguntas sobre la calidad de los sistemas chinos, un país que recurrió a la innovación iraní para sostener operaciones encontrará los productos "Made in China" como una jerarquización. Sin embargo, pocos discuten los riesgos para Xi. Estos son grandes y todo puede terminar peor de lo que comenzó.
Si los planes de Kiev de integrar armamento y tácticas de la OTAN potenciaran una ofensiva exitosa en las próximas semanas y esta acorralara a Vladimir Putin, las probabilidades de que se emplee un arma nuclear táctica crecen. Entre tanto, una bomba de neutrones rusa en Ucrania sería un desastre para China. Un mundo en el que se violó el máximo tabú bélico de la humanidad es un salto a lo desconocido.
Sin embargo, se puede pronosticar que altos niveles de incertidumbre crearían un caos económico internacional generalizado. Una crisis de una magnitud nunca vista que se llevaría todos los acuerdos sobre los que se basa la realidad económica del mundo.
El "aliado ilimitado" de quien gatille semejante acto acompañaría a Rusia a un páramo político y económico en el que -también- terminarían aquellos íntimamente vinculados con ambos autoritarismos. Venezuela y Cuba serían los primeros ejemplos en la región, la Argentina, con su sinuosa diplomacia filoautoritaria tendría que dar muchas explicaciones.
Dejando de lado el escenario de detonación nuclear, pero inclinándose por un probable sostenimiento de las hostilidades, queda un último riesgo para Xi. Si pone sus sistemas de defensa en manos de soldados rusos y estas resultaran no estar a la altura del material de Occidente la pérdida de prestigio, junto a la consecuente disminución de su poder, seguiría el proceso que ahora sufre Moscú.
Recientemente, Paquistán se quejó por la mala calidad de importaciones chinas para sus fuerzas armadas, habló públicamente de tanques, cañones, misiles, drones y otros sistemas de alta tecnología. Por otro lado, el hambre de munición ruso es un tema excluyente en este momento de la agenda del Kremlin. Sin embargo, un reclamo de calidad desde el campo de batalla -seguramente espoleado por la propaganda ucraniana- sería catastrófico para su industria y prestigio.
Demasiadas cuestiones fuera del control de Xi Jinping tienen que resultar favorables para que las gestiones tras su paso por la capital rusa reditúen para China; es poco probable que este viaje deje dividendos dentro de la "alianza ilimitada" de estos autoritarios.
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