

La tensión en la Provincia de Buenos Aires entre la Libertad Avanza y el PRO es feroz. Faltan solo 23 días para la presentación de las candidaturas, pero mucho menos para la presentación de las alianzas, solo diez. El cierre es el 9 de julio. Las conversaciones son absolutamente dispares. Si bien hacia los medios todo indica que la presentación conjunta es un hecho, hay un nombre que está vedado para el partido de Gobierno a la hora de mencionar a los que definen a los candidatos: Mauricio Macri.
Esta semana, ya es sabido, el encuentro se produjo en las oficinas de Diego Santilli, en el barrio de Palermo, el martes por la noche, con Sebastián Pareja, presidente de La Libertad Avanza en la Provincia y hombre de máxima confianza de Karina Milei y Cristian Ritondo, jefe del PRO provincial y presidente de bloque en la Cámara de Diputados y el hombre amarillo que se sienta como puente en la mesa oficial. También estuvo Guillermo Montenegro, intendente de General Pueyrredón.
Horas antes, la reunión había sido entre los 13 intendentes del PRO, por zoom, con un desencanto casi generalizado. Y con la decisión de solo cuatro de ellos, los responsables de Pinamar, Zárate, Arrecifes y Mar del Plata, de acordar con el partido de gobierno. Para los demás una alianza, con las condiciones de hoy no tiene sentido. Para eso "mejor ir solos" dijeron varios a sus colaboradores.

¿Cuál es la lógica?
Hasta hace pocos días, antes de la detención de Cristina Kirchner, el PJ veía con preocupación la posibilidad de perder la Provincia si no había unidad. La situación de la expresidenta logró de una manera absolutamente forzada y probablemente débil, que el partido se encolumnara detrás de su líder. Bajaron las pretensiones del resto y el espacio se encuentra a la espera de la designación de nombres que probablemente hoy deba contar con el acuerdo entre el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y Cristina.
Los libertarios y el PRO entendieron que para ellos también se imponía la lógica de la unidad pero para eso siguen trabajando en una encerrona en la que los tiempos les empiezan a marcar la cancha.
El partido de gobierno no baja hoy sus intenciones de disputarle poder al PRO hacia adentro de los municipios. Sobre todo, porque esta elección también marca el camino hacia 2027. De este modo la estrategia a la hora de definir alianzas dista mucho de la manera de pensarlas en lo que fue la de la Ciudad de Buenos Aires o de la que podría darse a nivel nacional para octubre.
En la Provincia, además de los senadores y diputados que se van a elegir el 7 de septiembre, se eligen concejales y consejeros escolares. Ceder ese control para los intendentes del PRO a los que los municipios les funcionan y sobre todo aquellos que tienen aspiración y posibilidad de ganar por un nuevo período de acá a dos años es prácticamente impensado.
Más allá del mensaje a los medios, hasta esta hora, Pareja, el armador del Gobierno en provincia, no se comunicó ni convocó a los intendentes para trasladarles nada de lo que fue el encuentro en lo de Santilli. Allí el oficialismo habría mostrado la intención de compartir la conformación de las listas de todos los municipios en los que gobierna el PRO, prácticamente en un 50%. Pero al PRO no le cierra.
Esto de que el partido amarillo se juega todo por el todo con una alianza que sería la única alternativa a desaparecer no es lo que entienden los jefes municipales con intenciones de seguir liderando en sus territorios: "¿Cuál sería nuestro negocio?", se preguntan, "si ellos en las decisiones del consejo nos votan todo en contra para tener incidencia desde ahora y aspiran a disputarnos el manejo del municipio en el 2027..." Ahí está la traba para el acuerdo. Nadie piensa solo en hoy. En la mirada de esos "caciques territoriales", también está la discusión hacia adelante.
La visión de los acuerdistas
De parte de los cuatro que aceptarían ir junto a LLA sin condiciones, hay explicaciones que hacen más fácil la comprensión de sus decisiones. En el caso de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, está cada vez más cerca de la Casa Rosada y su tiempo al frente del municipio se termina porque no tiene posibilidad de reelegir. Por su parte el intendente de Arrecifes, Fernando Bouvier, tienen hoy su vínculo cortado con la UCR y necesita de LLA, aún dentro de su municipio.
Al menos ocho jefes PRO de los 135 municipios, consideran que el acuerdo con LLA va mucho más allá de llevar el color violeta en sus boletas. Entienden que los mileistas van por el control de sus espacios territoriales, porque después les votan en contra hasta los presupuestos. La pregunta es si vale para ellos pelear el poder interno entre 8 o 9 municipios antes que enfocarse en disputarle el control de 84 que tiene el Partido Justicialista a un gobernador que obtuvo 45 puntos en las elecciones de 2023.
Los acuerdos podrían ser por distritos también. En algunos sí y en otros no. Pero la realidad es que si no hay una oposición fuerte y unida, pensar en ganar la Provincia parece hoy muy complejo.
Por el lado de los libertarios creen que Mauricio Macri les quiere hacer daño, y por eso lo excluyen del armado. No piensan lo mismo del jefe de Gobierno de la Ciudad. Pero el apellido tira creen y no terminan de sentirse del todo seguros.
El PRO siente que la elección provincial se juega distinto, no tiene la mirada de la opción entre un modelo y otro; en territorio bonaerense se vota la gestión en cada uno de los distritos y punto. Si las condiciones son las que ofrece hoy Karina Milei, entienden que un acuerdo se convertiría solamente en la llave para el triunfo de los libertarios, un acuerdo de sumisión para el partido amarillo, y que si eso no cambia, competir por afuera, sería el único camino.












