¿Hacia un nuevo ciclo del peronismo?
En 2023 el peronismo ha cumplido 78 años. Pese a todo, sigue ocupando el centro de la escena política argentina, con una clara vocación de ejercicio del poder.
Desde 1989 hasta hoy ha gobernado 28 sobre 33 años, es decir, el 85% del tiempo. Es lo que en teoría política se denomina un "partido dominante" sin lugar a dudas.
Su primer ciclo duró casi tres décadas, de 1945 a 1974. Correspondió al liderazgo de Perón, del 17 de octubre de 1945 hasta su muerte, el 1° de julio de 1974. Este ciclo tuvo tres momentos: el gobierno hasta su derrocamiento en 1955; el exilio -que no alteró su liderazgo- y su retorno, que se materializa en su tercer mandato presidencial, el que no llegó a durar un año. Desde entonces, en los 15 años transcurridos entre el último gobierno de facto y la presidencia de Alfonsín, se produce un paréntesis de 15 años sin un liderazgo claro.
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El segundo ciclo es el de Carlos Menem durante los 15 años que transcurren entre su triunfo en la interna de 1988 por la candidatura presidencial hasta su derrota electoral en 2003.
Tras el breve año y medio de gobierno de Duhalde (que puede considerarse un "momento"), el triunfo electoral de Néstor Kirchner inicia un tercer ciclo que se prolonga por lo menos hasta la elección presidencial de 2023.
Se trata de un periodo en el cual el kirchnerismo ha dominado la escena política argentina, ejerciendo el poder a través del matrimonio Kirchner, con un paréntesis representado por el gobierno de Macri, y el "neo-kirchnerismo" que representa el complejo gobierno de Alberto Fernández.
En una visión ideológica simplificada, el primer ciclo (Perón) tuvo una dirección zigzagueante entre derecha e izquierda, pero siempre con una concepción nacional y popular. El segundo (Menem) se inclinó claramente sobre el centroderecha, replanteando la relación con Estados Unidos y aceptando una economía liberal. El tercero (Kirchner) tomó la dirección contraria: fue hacia el centroizquierda, con sus matices e incluso contradicciones a lo largo de sus 20 años de duración.
En los 78 años transcurridos, quienes vivieron antes del surgimiento del peronismo ya son hoy un porcentaje muy bajo de la población. Muchas veces desde fuera de esta fuerza política se cometió el error de darla por terminada. La primera fue el derrocamiento de 1955, que pareció en su momento un golpe contundente e irreversible. Con la muerte de Perón sucedió otro tanto. La experiencia histórica de que los movimientos populistas no sobrevivían a la muerte de su líder daban argumentos consistentes para el pronóstico de no supervivencia, que resultó nuevamente fallido. La primera derrota del peronismo en una elección presidencial en 1983 mostró otro hito político sobre el cual se construyeron hipótesis sobre la desaparición o final del peronismo, tras el cual se abrió el prolongado periodo de dominio del peronismo en el poder, mediante los modelos antagónicos del menemismo y el kirchnerismo.
En 2023 se cumplen 40 años del período más prolongado de estabilidad institucional con voto popular en los 213 años desde que se inició el proceso de independencia de la república Argentina.
Nada está definido casi cinco meses antes de una elección presidencial sobre su resultado. Pero en el campo de la conjetura, difícilmente pueda afirmarse que esta elección será el final del peronismo.
Algunos estiman que si en una situación política particular, en la cual el electorado argentino se dividiera en tres alternativas, el peronismo podría quedar en tercer lugar y excluido de la segunda vuelta, lo que marcaría un hito histórico respecto a su declinación. Pero al mismo tiempo, el sistema electoral argentino (establecido en la constitución) determina que si la primera fuerza alcanza el 40% de los votos y 10 o más puntos de ventaja sobre el segundo, ya gana en primera vuelta. Esto hace que no pueda descartarse el triunfo del peronismo, aunque hoy parezca improbable.
Las denominaciones a través de estos 78 años han ido cambiando, desde el partido laborista inicial al Frente de Todos de hoy, con periodos en los que también asumió formalmente el nombre de peronismo. Las contradicciones ideológicas inevitables en casi ocho décadas de existencia han sido atenuadas por una cultura política que encuentra puntos de contacto, pese a sus diferencias, entre Perón, Menem y Kirchner.
Plantear que este es el final del ciclo del kirchnerismo puede resultar aventurado, dadas las experiencias del pasado. La identidad peronismo-kirchnerismo tiene contradicciones y complejidades, pero sigue funcionando, como lo puso en evidencia el acto del 25 de mayo que conmemoró los veinte años de la llegada de Néstor Kirchner al poder.
Quizás la entonación de la "marcha peronista" sea un símbolo de esta cultura que sigue vigente, que desde fuera del peronismo se lo identifica simplemente como una expresión del populismo.
La elección presidencial de 2023 será un hito importante para el peronismo como fenómeno político, pero seguramente no será terminal ni definitivo.
Cuando faltan 22 años para que el peronismo cumpla un siglo, intentar conocerlo y comprenderlo resulta esencial para entender la política argentina.
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