

Dice Guy Sorman que el futuro depende de entender cuál es el problema antes que de criticarlo. Pero hoy muchas voces afirman que el mundo se ha vuelto proteccionista y la globalización retrocede. Y hasta algunos proponen aislar aún más a la Argentina siguiendo la supuesta tendencia (pese a lo desvinculada que ya está la Argentina, que tiene un acervo de inversión extranjera menor que Brasil, México, Chile, Colombia y Perú; y logra un comercio internacional en relación con su economía que es solo 2/3 del promedio latinoamericano).
Pero lo que parece ocurrir es una discusión por el marco político y jurídico de la globalización (se juzga el orden basado en las normas actuales) y no un retroceso en la vinculación internacional.
Comercio transfronterizo, en alza
En el 2017 el comercio transfronterizo mundial -después de pálidos crecimientos de menos de 2,5 por ciento anteriores- creció 4,8 por ciento. Y la Organización Mundial del Comercio (OMC) prevé un alza de 4,4 por ciento para este año. La suma de las exportaciones mundiales llegó a casi 23 billones de dólares el año pasado y representa alrededor de 29 por ciento del producto mundial. Pero la globalización no es solamente comercio: en los últimos doce años, el flujo de datos global creció 45 veces, hay ya 1000 millones de personas en el planeta con contactos con extranjeros en redes sociales, hay 500 millones de viajeros internacionales al año, son 50 millones los trabajadores internacionales sin moverse de su ciudad (on line) y la cantidad de migrantes en el mundo en el año 2017 llegó a 260 millones (eran 172 millones en el año 2000). El producto bruto mundial es hoy tres veces y media el del año 1990, pero los activos de las empresas internacionales en el exterior crecieron en ese lapso unas 25 veces.
Guerra comercial
Es cierto que la guerra comercial entre los EE.UU. y China amenaza el orden establecido y que el Brexit no se ordena. Pero las importaciones en los Estados Unidos están creciendo 9,4% en los primeros siete meses de 2018, y las exportaciones en ese país lo hacen en 10,2%. Y el Plan Chequers británico para el Brexit propone restringir migraciones pero mantener el libre comercio y libertad financiera y de datos con la Unión Europea (UE), y lograr más acuerdos comerciales con el resto del mundo.
Mientras tanto, los EE.UU. propuso el pasado 26 de julio a la Unión Europea trabajar para reducir a cero los aranceles en el comercio entre ellos y los costos no arancelarios y subsidios. Y los Estados Unidos firmó el 27 de agosto pasado la reconfiguración de su tratado comercial con su vecino, México. A la vez, el 15 de julio también se firmó el más grande tratado de libre comercio del mundo entre la Unión Europea y Japón (30% del PBI mundial). Y los once miembros del ex TPP (sin los Estados Unidos y liderados por Japón) anunciaron el 7 de marzo el nuevo acuerdo entre ellos (en el que están Chile, Perú y México). Hasta 44 países africanos han acordado este año una zona de libre comercio entre ellos.
Hay 450 acuerdos de liberación comercial vigentes en el mundo actualmente.
No deben desconocerse los nuevos aranceles entre los Estados Unidos y China, pero tampoco el resto de los relevantes hechos mundiales. Ya recomendó Mario Bunge que es bueno primero conocer, después programar y luego finalmente actuar.
Nuevo escenario
Estamos ante un reacomodamiento de fuerzas para un nuevo escenario. No es aislacionismo sino la admisión de que el orden del siglo XX quedó viejo por lo que hoy conviven nuevos acuerdos y también nuevas disputas internacionales que engloban relaciones económicas, estratégicas, tecnológicas, políticas, de liderazgo científico y de defensa de atributos.
El mundo, en verdad, se está haciendo más complejo, pero no más desvinculado.
Dijo hace algunos años Enrique Valiente Noailles que el pecado original argentino ha sido nuestra decisión de no ser, lo que ha llevado a nuestro país a tener una relación anómala con el éxito y el fracaso y a no decidirse por ninguno de ellos, por lo que hemos solido leer los signos sin la serenidad de comprenderlos como un mero eslabón en el tiempo o como un peldaño, sino que los vimos como el momento del juicio final, como un apocalipsis.
Una lectura equivocada nos llevaría otra vez por un camino infructuoso.














