Los problemas de la pandemia y la digitalización casi compulsiva tienen consecuencias directas en la salud mental de las personas y este es un tema tabú en la sociedad, ergo en las organizaciones también. Particularmente se ve acentuado aún más en este último grupo, porque si bien estamos transitando hacia modelos más colaborativos y de cuidado recíproco construidos a través de la confianza, hoy siguen siendo muy verticales donde se lidera a veces más para el jefe. Todavía hay un modelo de liderazgo instalado en que no se demuestran los problemas, sufrimientos, padecimientos y todo se puede. Hay una imagen caricaturizada del líder en la que todavía se encarna la cultura de muchas organizaciones.

Entonces, mostrar algún tipo de situación en donde alguien podría estar atravesando un trastorno de ansiedad, ataques de pánico, fobias o cualquier otro tipo de sintomatología, es visto como algo en donde se termina estigmatizando y probablemente en el imaginario social se considera que podés correr el riesgo de quedar fuera de la carrera corporativa.

Este modelo sigue operando desde un lugar deshumanizado y miope en la medida que las personas convierten estas dinámicas en juegos "suma cero": para que eso gane, alguien tiene que perder. Si alguien está padeciendo algún tipo de trastorno da la sensación de tener una ventaja competitiva en el desarrollo de su carrera hacia puestos de demasiada responsabilidad.

Cabe señalar que muchas organizaciones están avanzando en el camino correcto de poder generar los entornos y los espacios para poder poner sobre la mesa estos temas. Para poder estar atentos a este tipo de situaciones y poder gestionarlos de una manera en donde el grupo de forma colaborativa ayude a las personas en el cumplimiento de sus objetivos. Cuanto mayor construcción y mayor confianza hay en el equipo, se genera un colchón emocional que de alguna manera amortigua el impacto del sufrimiento psíquico individual.

Es importante desarrollar la capacidad del líder de observar, de conectar, de estar cerca, de empatizar, de entender la realidad de la gente que lo rodea, de poder generar las condiciones en el equipo para que la gente se anime a mostrarse más auténtica. Si bien no vamos a armar un grupo terapéutico, si podemos encontrar un espacio de reflexión para compartir cómo nos organizamos de una manera más efectiva dadas las condiciones de cada uno en particular.

Así como en su momento la seguridad fue una responsabilidad específica del área de Seguridad y el resto de la gente estaba despreocupada del tema, en los años 80 pasó lo mismo con la calidad del trabajo y más adelante con los Recursos Humanos, hoy lo vemos como una responsabilidad de todos y de cada uno de los colaboradores y de los líderes. Esto mismo pasa con el cuidado de los aspectos vinculados con nuestra calidad de vida y con nuestra salud mental. No depende ni del sector de Recursos Humanos, ni del área médica que puede haber en una organización. Es una responsabilidad de cada uno de los que la integra.

Comparto una definición muy interesante de Simón Simek que dice que "el que lidera es la persona que cuida al que tiene a la izquierda y al que tiene a la derecha". Una muy buena frase para poder empezar a ver qué está pasando a nuestro alrededor independientemente de si tenemos un cargo de conducción o no.