Macri en China: la difícil tarea de articular el interés de los países amigos y los socios comerciales

El viaje que inició Mauricio Macri anoche rumbo a Dubai, China y Japón, tal vez no alcance el brillo que tuvo la reciente visita presidencial a la Casa Blanca. Sin embargo, su importancia económica y política tal vez sea mayor que la adjudicada a la reunión con Donald Trump. En los hechos, no se trata de encuentros aislados, ya que en un mundo globalizado como el actual todos los países y conflictos tienen puntos de contacto. El desafío que tendrá el gobierno argentino es armonizar lo que le piden sus interlocutores con sus propios intereses.

Lo primero que buscará encausar Macri junto a su comitiva, son los asuntos pendientes de la herencia. Hay grandes obras de infraestructura comprometidas con financiamiento chino (lo que implica que deberán ser hechas con materiales y proveedores de dicho país). En este punto, la decisión fue no desconocer lo negociado, sino mejorarlo. El Presidente transmitirá el visto bueno para construir las dos represas hidroeléctricas en Santa Cruz, y las centrales nucleares que aceptaron hacer Julio De Vido y Cristina Kirchner. A cambio buscará ampliar el mercado para las exportaciones argentinas, intercambio que creció hasta 2013 pero que se achicó el último año.

La Argentina tiene un déficit comercial de u$s 5000 millones: China absorbe el 8,5% de las exportaciones locales (60% es soja y derivados), y provee el 18% de nuestras importaciones (la mitad son artefactos eléctricos y mecánicos, entre ellos teléfonos celulares y sus componentes). Una misión empresaria que actuó como avanzada de la comitiva oficial tiene como blanco el Salón Internacional de la Alimentación (SIAL), que se hará en Shangai y en la que Macri tiene previsto inaugurar el pabellón argentino. Además de productos como vinos, carnes y pescados, se buscará también colocar tecnología vinculada al agro, renglón en el que las firmas locales tienen reconocimiento global.

El país también buscará potenciar la presencia de China como inversor. En el medio, tendrá que atravesar el interés de sus anfitriones de que sean declarados economía de mercado por la OMC, cuya próxima cumbre se hará en diciembre en Buenos Aires. Europa y EE.UU. no favorecieron ese paso, e incluso están interesados de que se hable de Corea del Norte. Por eso la Argentina tendrá que hacer equilibrio entre los intereses de aquellos socios con los que busca aumentar su vínculo (vía acuerdos multilaterales o buscando atraer proyectos de las casas matrices de las compañías internacionales que operan en la Argentina), o aceptando preferencias a la nación que mueve la aguja en el comercio mundial. El póker ya empezó. Habrá que seguir con atención cómo salen las cartas.

 

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