Los CEOs no quieren ser los únicos que financien el ajuste
Si hay un denominador común entre los diferentes sectores y el distinto tamaño de empresas, además de la recesión, es que no parece haber más margen para seguir aportando más o nuevos impuestos. Como pasa con la alta tasa de interés una elevada presión tributaria (la más alta de América Latina en relación al PBI) tampoco ayuda a la reactivación de la economía ni mucho menos a la llegada de nuevas inversiones, hasta ahora lejanas. Y pretenden, ambiciosamente, que la política también se ajuste el cinturón en el próximo año electoral.
Primero fue el Foro de Convergencia Empresarial, que coordina Miguel Blanco, el que primero salió a alertar sobre la sobreimposición con tasas nacionales, provinciales y municipales que llevan hasta un 7% del PBI la presión tributaria implicando una voluminosa cifra cercana a los u$s 30.000 millones (casi un nuevo acuerdo con el FMI aunque en este caso no es una cifra que haya que devolver con intereses).
Esa transferencia de recursos preocupa a todos los empresarios por igual. Fue uno de los temas que se reflotaron en el pasado 54º Coloquio de IDEA en Mar del Plata, que condujeron Javier Goñi y Rosario Altgelt. También es lo que puso en estado de alerta al campo, el principal aliado del Gobierno de Mauricio Macri (¿hasta ahora?).
La Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias rechazó el intento por modificar Bienes Personales que, de acuerdo con el sector, pone en jaque el potencial de tracción que tiene el campo para reactivar la economía. No sólo por ese punto sino por la combinación de este asunto con la suba que ya tuvo la valuación fiscal de los campos y que llegó en algunos casos a ser de entre diez y veinte veces el valor fiscal original. También las mutuales y cooperativas protestan por los cambios en el Impuesto a las Ganancias ya que con modificaciones incluidas en el Presupuesto 2019 el Gobierno priorizaría la recaudación de unos $ 3000 millones en lugar de potenciar a un sector que genera dividendos, representa el 10% del PBI y emplea cerca de 300.000 personas, según aclaró Alejandro Russo, presidente de la Confederación Argentina de Mutualidades (CAM).
Volviendo al sector agropecuario, un informe que realizó el Instituto de Estudios Económico de la Sociedad Rural, que preparó el economista Ezequiel de Freijo estimó que cuando se realizó la campaña agrícola 2018/2019, en mayo pasado, las reglas de juego impositivas eran distintas a las que rigen ahora, en octubre. Por ejemplo, en el caso del trigo estas modificaciones encontraron al producto con las inversiones ya hechas y por eso el productor al momento de sembrar esperaba que los impuestos fueran un 72% de su resultado mientras que representarán el 84%. En el caso de los cultivos de invierno, por ejemplo, soja el peso de los impuestos subió del 83% al 90% y para el maíz, del 79% al 91%.
En todos casos, los costos argentinos son una preocupación creciente en el empresariado. Por ejemplo, la Unión Industrial -que conduce Miguel Acevedo- volverá hoy a discutir en su mesa chica el impacto de las altas tasas en el financiamiento del sector; en especial en las pymes cuyas cadenas de pago están en problemas. Datos del Observatorio Pyme revelaron que mientras que antes de la corrida cambiaria el 68% de las pymes reconocían tener rota su cadena de pago, esa cifra ya rondaría el 75%. Del mismo modo, datos que circulan entre las industrias más poderosas del país revelaron que en este trimestre el empleo bajaría un 3% y en la producción, un 5% sólo en tres meses.
En el comercio tampoco están con sonrisas, las ventas del Día de la Madre que cayeron un 13,3% de acuerdo con las mediciones de la CAME es un botón de muestra del ánimo reinante en los comercios. La Cámara de Comercio también salió cuestionar el excesivo plazo de acreditación de las tarjetas que es en el país llega hasta 18 días hábiles pero es casi de un mes de días corridos lo que hace que esto sea en la Argentina hasta 14 veces mayor que en otros países de la región. En definitiva, la frazada es cada vez más corta también en el sector privado y nadie quiere perder más terreno ni que el ajuste de cinturón no pase efectivamente por la política el año próximo. Con estas tensiones dentro de las compañías, el Gobierno se encamina a una semana clave.
Hoy buscará aprobación en el dictamen de Comisión del Presupuesto 2019 y mañana votar en la Cámara Baja donde tiene número muy ajustado. Por eso esperar un poco más, como pide la oposición, en momentos en que las alianzas políticas son muy dinámicas y cuando se anunció el cronograma electoral 2019, la Casa Rosada necesita dar esa señal política de avance en los números del año electoral antes del viernes, cuando el board del FMI se reúna para aprobar (o no) la ampliación del acuerdo con la Argentina.
Por supuesto que todos descuentan que no habrá sobresaltos externos para el presidente Mauricio Macri, que ya tiene bastantes frentes domésticos que atender, pero sí será clave saber quiénes dan apoyo a la extensión de lo negociado sino saliera por unanimidad, ya que de esas alianzas internacionales dependerá el frente externo del último año de este Gobierno y, aunque no parezca, allí también se juega la suerte de una reelección.
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