Jaque mate a la Heterodoxia

Una de las principales banderas de la heterodoxia doméstica, probablemente influidos por “La Teoría No Monetaria de la Inflación de Julio H.G. Olivera, es la negación de la naturaleza monetaria de lainflación, la cual se combina con la visión keynesiana extrema que consta de: (i) insensibilidad de la inversión a la tasa de interés (animal spirits), (ii) trampa de la liquidez y (iii) precios fijos en el mercado de bienes lo cual implica que es viable aumentar la producción vía aumento de la demanda y (iv) un mercado de trabajo que opera de modo simétrico al de bienes (Ley de Okun). De este modo, si el Gobierno aumenta el gasto público financiándolo con emisión monetaria ello produce un estímulo a la demanda que deriva en un aumento en la producción y el empleo. Además, si se le suma el efecto acelerador, por el cual el aumento de la producción deriva en un aumento de la inversión que conlleva al crecimiento, donde la economía ingresa en un círculo virtuoso cuyo destino final es el Paraíso.

Sin embargo, dicha visión choca con varios problemas. El primero de ellos es de índole comparativo. Si lograr el crecimiento económico es tan sencillo como aumentar el gasto público financiado con emisión monetaria ¿Por qué en otros países no lo hacen? ¿Acaso hay una conspiración mundial contra el bienestar de la humanidad? La contraparte de ello es la falta de respuestas heterodoxas a preguntas simples tales como: (i) si la inflación no es un fenómeno monetario ¿Puede existir inflación en una economía de trueque?, (ii) si el crecimiento surge de poner plata en el bolsillo de la gente ¿Por qué no le regalamos una impresora de billetes a cada familia y que ellas emitan todo el dinero que necesitan? y por último, tal como se lo planteó Virginia “Mike Tyson Gallardo al Dr. Axel “el enclenque Kicillof, (iii) si la inflación no es un fenómeno monetario ¿Por qué no eliminan los impuesto y financian el gasto público con emisión monetaria?

El problema central por el cual los heterodoxos no encuentran respuesta a ello es por trabajar con un marco analítico sin microfundamentos que implica una estructura analítica no sólo deficiente, sino que, además, conlleva a la violación de las restricciones de presupuesto. Así, en una economía de trueque no hay inflación porque las funciones de exceso de demanda dependen de los precios relativos (son homogéneas de grado cero), por lo que cuando un bien se torna más caro los otros se vuelven más baratos. Es así, que un notero le preguntó al Dr. Kicillof por el tema, quien luego de reconocer la imposibilidad de inflación en una economía de trueque, contestó que “la inflación tiene que ver con la existencia de dinero pero que no la causa el dinero , dejando en evidencia la inconsistencia de la premisa que sostiene que la inflación no es un fenómeno monetario.

Tampoco, pueden dar respuesta al Plan Impresora para Todos. Ahí, el problema está en la violación de la restricción presupuestaria que implica el multiplicador. Si la producción se reparte en 80% consumo y 20% inversión, nada de malo hay en la foto que dice que la producción es 5 veces la inversión, sin embargo, creer que duplicando la inversión con gasto público financiado con emisión de dinero es una estupidez, ya que para poder duplicar la producción se necesitará duplicar todos los factores, lo cual además tampoco es instantáneo. Por lo tanto, de poner en práctica dicho disparate habrá un aumento brutal de la inflación, tal que se genere el ahorro forzoso que redistribuya el ingreso desde los pobres a los ricos, el consumo caiga hasta representar el 60% del mismo ingreso. Por último, hay una cuestión empírica. En los últimos 118 años Argentina tuvo superávit sólo en 10 años y lo cual convirtió al país en el máximo defaulteador serial junto a Ecuador, mientras que el uso de la emisión monetaria implicó quitar 13 ceros a la moneda. El resultado de tanto keynesianismo ha hecho que de tener el PIB per-cápita más alto del mundo a fines del Siglo XIX hoy estamos en el lugar número 65 del ranking. He ahí la maravilla heterodoxa doméstica.

Finalmente, luego del estruendo KO de Gallardo al Dr. Kicillof, previo insulto al argumento, los Kicillof’s boys salieron en el auxilio del aún atontado Axel. Así, en un tono muy ofuscado, señalaron que el argumento era una estupidez y que si se ponía en práctica derivaría en un brote inflacionario (hiperinflación) dejando en evidencia la inconsistencia nuevamente.

Obviamente, frente a la inconsistencia lógica, para seguir negando la naturaleza monetaria de la inflación volvieron a recurrir a los argumentos de siempre: (i) la inflación de costos, (ii) la puja distributiva, (iii) la inercia inflacionaria, y (iv) las expectativas. El argumento de la inflación de costos es propio de desconocer el funcionamiento de los modelos de equilibrio general. Así, cuando sube un costo para un bien, ello contrae la oferta del mismo, por lo que, si los individuos tienen una demanda inelástica, la suba plena del precio de ese bien implica un mayor gasto en dicho artículo y por ende un menor gasto en el resto, por lo que, si la cantidad de dinero está constante, la suba de un precio se compensa con la baja del resto y la inflación es nula. Por ende, sin convalidación la monetaria (dinero endógeno patrón mercancía) no habría inflación.

El argumento de la puja distributiva trabaja con un modelo de dinero pasivo (endógeno) donde la oferta de dinero se ajusta con los salarios (patrón trabajo). Así, cuando los asalariados consiguen aumentos salariales, los empresarios para mantener sus márgenes suben los precios y para que no haya una recesión el Banco Central emite dinero convalidando un mayor nivel de precios que se manifiesta como inflación. Nuevamente, sin convalidación monetaria no habrá inflación. Esto es, parece que estos enamorados de los modelos de Olivera no han entendido que sacar el mercado monetario del modelo por Ley de Walras no implica que no exista y mucho menos que en tales modelos no haya emisión.

En cuanto a la inercia inflacionaria señala que hoy habrá inflación porque ayer hubo inflación. Esto significa que los precios de hoy y su variación vienen dados por los precios de ayer. Aquí es cuando la falta de microfundamentos y no tener la menor idea de los procesos decisorios vinculado a la determinación de los precios genera estragos. Piense en el caso de los fabricantes de velas previos a 1880 cuando Edison inventa la lamparita. Según esta hipótesis, el precio de las velas estaría dado por el del período anterior. El chiste se cuenta solo.

A su vez, en cuanto a la inflación por expectativas, la misma tiene que ver con un modelo de dinero pasivo patrón crédito y/o con un modelo de expectativas racionales. Con dinero pasivo, donde el mismo se ajusta acorde a la demanda de dinero, la ausencia de ancla nominal, si las expectativas se disparan ello implica una demanda de dinero nominal mayor que al ajustarse endógenamente la oferta de dinero convalida mayor inflación. Respecto al modelo con EERR, la perspectiva de emisión futura hace que la inflación no baje porque se espera mayor emisión en el futuro. Aquí el caso del BCRA con las Leliq es patente, sin embargo, la heterodoxia usa dicho caso un ejemplo de que el modelo no funciona. Otra vez, la contradicción es tremendamente grosera, al margen que parecieran ignorar las cuestiones asociadas con la demanda de dinero y los rezagos de la política monetaria explicados esencialmente por el efecto Hume-Cantillón.

Por último, luego de apelar a todos estos argumentos perimidos, Tyson Gallardo los obligó a salir un poco del libreto y a señalar que el dinero existe para que se paguen impuestos. Sin embargo, para variar, el argumento es un monumento a la ignorancia. Así, el dinero existe para que los individuos paguen los impuestos que financian el gasto público. El primer problema es que el dinero existe para superar el problema de la doble coincidencia e indivisibilidad de los bienes bajo una economía de trueque.

En segundo lugar, según el argumento el dinero sólo existe si hay Estado, sin embargo, el dinero es un invento privado. De hecho, las fotos adjuntas muestran murales en la Universidad Francisco Marroquín con dineros emitidos por el sector privado (un modelo patrón especie que se emitía contra el café). Es más, tremendo problema para el argumento es el nacimiento de las monedas virtuales. Por último, si para gastar se necesita contar con la recaudación de dinero y para recaudar dinero hay que dárselo antes a los individuos ¿Por qué darles el dinero, para después quitárselos con los impuestos y después gastarlos cuando se puede emitir para gastarlo y se ahorra un paso? A su vez, si ese fuera el sentido el gasto público podría tender a infinito cuyo único límite sería la disponibilidad de papel moneda, al tiempo que dicho gasto “genera expansión del producto sin acumular factores.

En definitiva, esas preguntas supuestamente “estúpidas parecieran que no lo son ya que no sólo los heterodoxos no pueden ofrecer respuestas consistentes sin caer en contradicciones, sino que muy por el contrario dejan en evidencia las falencias conceptuales que explican la decadencia argentina.

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