Dólar y Presupuesto 2021 pueden servir como nuevas señales para los inversores

En la Argentina las expectativas económicas son como un puente. Las decisiones que va tomando el Gobierno son sus pilares. Las más relevantes fijan el rumbo, y las más cotidianas solo tienen que ser congruentes con el resto, para que no desorienten al que necesita proyectar el resto del camino.

El exitoso proceso de reestructuración de deuda sin duda es una señal determinante de lo que quiere hacer Alberto Fernández, y cabe esperar que tenga un impacto positivo en términos de financiamiento e inversiones. Sin embargo, en los próximos siete días habrá que evaluar otros comportamientos oficiales, que servirán para ver si hace falta recalibrar las expectativas.

La señal más inmediata podrá advertirse en las próximas horas, cuando se vea de qué manera se comportará el Banco Central frente al dólar, a partir del poder de fuego que ganó con los bonos que recibió tras entrar al canje. El mercado está esperando una definición cambiaria algo más contundente, aunque no descarta que no la haya. La autoridad monetaria prefiere, por lo general, que sus cartas estén en las sombras, porque de esa manera conserva capacidad de sorpresa y un mayor margen de maniobra.

Lo que tiene que anotar el BCRA es que no dar una señal sobre esta política también es una señal. Administrar las reservas a la espera de que entren dólares financieros (porque las exportaciones es difícil que repunten de la noche a la mañana) también complica a los inversores. Por lo pronto, el relevamiento que hace el BCRA registró una moderación de las tendencias previas, tanto en materia de inflación como de tipo de cambio. Alivia, pero no cura.

La siguiente novedad vendrá dentro del Presupuesto 2021, que se conocerá en una semana. De sus números se desprenderá el horizonte fiscal que se fijará el Gobierno, así como el margen que le quedará para hacer políticas activas y satisfacer al FMI.

Martín Guzmán anticipó que trabajan con una proyección de déficit primario de 4,5% del PBI, lo que implicaría generar una reducción de más de 3 puntos del producto sobre el nivel al que cerrará en 2020. Lo que esperan ver los analistas es si Economía se limitará a descontar la asistencia que brindó a lo largo de todo este año para sostener el nivel de actividad o habrá algún otro gesto de contención del gasto.

Lo que se resuelva en el frente cambiario es crítico porque es una variable que afecta a la inflación, y por lo tanto, pesa en el sendero de recuperación. Si el Presupuesto queda alineado con este marco, la esperada baja del riesgo país puede hacerse realidad, y con menos costo de financiamiento podría haber más dólares disponibles. Cuantos menos semáforos amarillos o rojos haya en el camino, mejor será la perspectiva. La pelea contra el coronavirus no terminó, pero queda claro que hay que darla en movimiento. Es el doble desafío del 2020.

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