Deuda: el mercado interpreta las palabras y también los silencios
Los mensajes no se transmiten solo con palabras. Los silencios y las omisiones también cuentan. La conferencia de prensa de Martín Guzmán tuvo un propósito informativo acotado, que fue anticipar el envío al Congreso del proyecto que habilita la renegociación de la deuda con legislación extranjera. Pero hubo una reacción de los inversores a sus anuncios, y no fue positiva. Eso implica que el mercado hizo una lectura, aunque los dichos del ministro hayan dejado espacios en blanco. Ese es un aspecto que el Gobierno todavía debe administrar mejor, ya que las expectativas se construyen todos los días. Hay cuestiones que no están contempladas en el texto que entró por la tarde al Congreso, pero el Ministerio de Economía no las explicó ni les puso un marco. Con todo este contexto, la lectura de los tenedores de bonos mezcló las declaraciones de Guzmán, los dichos de Stiglitz sobre la probabilidad de que el proceso termine con una quita alta, y la incertidumbre sobre la deuda bonaerense.
Lo primero que confirmó Guzmán es que no habrá rescate para la provincia de Buenos Aires. Fue una reiteración obvia, porque esa posición política que adoptó Alberto Fernández es la única manera de evitar que detrás de Axel Kicillof se haga una larga fila de los gobernadores que emitieron bonos en el exterior y enfrentan una refinanciación compleja. Pero la oportunidad está dada por el plazo que puso la provincia para aceptar la propuesta de pago, que culmina hoy. Tanto el ministro como los funcionarios bonaerenses quieren mostrar a los inversores que hay una acción coordinada, y que no habrá chance de tener una oportunidad mejorada de recuperar los u$s 250 millones de capital que vencen el lunes.
El segundo mensaje es que no habrá una renegociación uniforme de toda la deuda. Guzmán remarcó que para las emisiones locales en pesos, continuarán con la estrategia de refinanciación iniciada con las Lecap. La gestión anterior había planteado la necesidad de incorporar a esos títulos la cláusula de acción colectiva, necesario para que no se requiera más de 75% de aceptación. Ese paso no fue ratificado, lo cual deja abierto un frente para gestionar: los pasivos en moneda local suman más de u$s 60.000 millones.
El último mensaje vino con la propuesta enviada al Congreso. El Gobierno pidió permiso para hacer un canje o una reestructuración de la deuda contraída con títulos públicos emitidos bajo legislación extranjera, pero sin precisar su total: esa cifra será determinada por el Poder Ejecutivo. No entra lo que se le debe al FMI, y hasta podría implicar que no se refinancie el 100%, dejando algunos bonos afuera.
La última señal fue para los bancos internacionales. Al final se aceptó contratar asesores financieros, pero si están de acuerdo en cobrar 0,1% del monto canjeado.