Del mejor equipo de los últimos 50 años a otra oportunidad frustrada

Días antes de asumir en 2015, Macri presentó con orgullo a su gabinete. Pocos funcionarios estuvieron a la altura.

Quedará grabada en la historia fotográfica reciente de la política argentina la imagen del 2 de diciembre de 2015, casi a modo de seleccionado de fútbol a punto de viajar a jugar el Mundial. Con el Jardín Botánico de fondo, Mauricio Macri se rodeó de todo su gabinete y lo presentó como "el mejor equipo de los últimos 50 años".

El tiempo se encargó de escribir la página de un gobierno que prevaleció más por su gestión a nivel institucional que por su capacidad para surfear las crisis. Y eso se reflejó de manera directa en quiénes se mantuvieron los cuatro años y aquellos que se fueron antes de tiempo.

Marcos Peña es, quizás, el único funcionario de la administración macrista que conservó su cargo más allá del éxito o no de su desempeño, y terminando su gestión como jefe de Gabinete como el principal apuntado por la derrota en la elección. Rogelio Frigerio, en Interior, es otro que se mantuvo intacto durante el ciclo 15-19, aunque con menos exposición pública que Peña, y más aceptación de todo el arco político.

Hubo otros casos exitosos de gestión, que resaltan en Gobierno, como Patricia Bullrich en Seguridad, Guillermo Dietrich en Transporte y Carolina Stanley en Desarrollo Social. Todos se mantuvieron los cuatro años, con perfil intermedio, pero a diferencia de Frigerio no despertaron elogios opositores.

De Germán Garavano, el ministro de Justicia durante todo el mandato, se destacó en este tiempo su perfil institucional, su diálogo permanente con la Corte y otros armadores de la Justicia. Susana Malcorra fue, para muchos en Gobierno, una pérdida importante por su rol en Cancillería. Cuando se fue, en 2017, la reemplazó Jorge Faurie, con una gestión de menor a mayor.

Sin cargo ministerial, pero sí con peso interno en la toma de decisiones, internamente en el Gobierno rescataron a tres nombres estratégicos en estos años: Andrés Ibarra, vicejefe de Gabinete, Fernando de Andreis, secretario general de la Presidencia, y Pablo Clusellas, jefe de Legal y Técnica.

En el debe, quedará, de aquella foto icónica, Oscar Aguad, que arrancó a cargo de Comunicaciones, luego extinto, y terminó en Defensa, con el hundimiento del submarino Ara San Juan como trágico punto central de su gestión. También otros representantes de las múltiples carteras económicas que convivían entonces: Jorge Triaca, eyectado de la cartera de Trabajo en medio de un escándalo personal, y Francisco Cabrera, de cuestionada gestión en Producción.

Los casos de Alfonso Prat-Gay y Juan José Aranguren son diferentes. El primer ministro de Hacienda y Finanzas se fue un año después de asumir, con cepo levantado, acuerdo con los buitres y promesas de reducción de inflación sin cumplir, pero sobre todo distanciado de un Gobierno que siempre lo acusó de jugar para su propio ego y no en equipo. El ex titular de Energía y Minería fue quien desde esa cartera se expuso como pocos como la cara del "tarifazo" de luz y gas que vino después, y se terminó yendo a mediados de 2018, ante la crisis que comenzó por esos días y prosigue todavía hoy.

Aquél "mejor equipo de los últimos 50 años" termina siendo visto, cuatro años después, como el reflejo la ilusión de un proyecto de gobierno con visión a 2030 que, errores y reconstrucción del peronismo mediante, no pudo siquiera asomarse a 2020.

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