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Hay lugares en Buenos Aires que guardan historias entre sus paredes, y el Colón es, sin duda, uno de ellos. Pero más allá de su reconocimiento como uno de los mejores teatros del mundo, el coliseo porteño alberga una joya oculta que aguarda ser descubierta. Se trata de Blue, la magnífica confitería ubicada en el Pasaje de los Carruajes, donde se fusionan el arte escénico con la gastronomía de autor

El misterioso pasaje que conecta las calles Tucumán y Viamonte nació de la visión del arquitecto Francisco Tamburini, quien lo concibió como un refugio de discreción y elegancia para que las damas no mojaran sus vestidos al bajar del carruaje y para que las viudas pudieran ingresar al teatro sin ser vistas.

Durante casi ciento veinte años, este espacio fue testigo del paso de las estrellas más grandes de la ópera y el ballet. Pero fue recién en 2004, durante las profundas remodelaciones que se realizaron al teatro, que recuperó su esplendor original.

Hoy, su atmósfera Belle Époque se respira en cada rincón, realzada por los pisos originales de teselas venecianas de 1908 que transportan a los comensales a otra época de sofisticación.

La ópera, el ingrediente principal

La innovadora propuesta que puso en marcha Blue, la marca que pertenece al Grupo L, es obra del chef ejecutivo Gastón Storace. Su visión fue crear una carta tentadora que transforma la fantasía de las óperas y ballets en una experiencia gastronómica inolvidable, colmada de guiños artísticos que dialogan con el paladar.

"La carta que armamos es súper tentadora, no sólo por su riqueza gastronómica sino también por los guiños y referencias que hacemos al arte y a la historia del teatro", explica Storace, quien lidera esta aventura culinaria que dialoga permanentemente con el arte.

Las entradas son una declaración de intenciones.Madame Butterfly rinde homenaje a Puccini a través de una fusión entre oriente y occidente: una clásica sopa de calabaza que incorpora kabuki, hokkaido, semilla de anís y una infusión de cinco especias chinas.

Carmen de Cádiz, con su guiño evidente a la ópera y ballet, se materializa en langostinos salteados al ajillo con tostón de alioli, tomates secos y hierbas aromáticas.

Y La Primavera de Botticelli conecta con el Renacimiento que influyó en la construcción del teatro: una ricotta salata italiana acompañada de zucchinis marinados, flores y brotes comestibles, con praliné de frutos secos y polvo de aceitunas.

Los platos principales continúan este viaje artístico. Don Giovanni presenta un matambre de cerdo laqueado sobre puré de habas y manzanas con aceite de verdes e hinojos crocantes.

El Lago de los Cisnes se traduce en tiernos malfatti de espinaca que nadan en una crema de pesto, adornados con crocantes de parmesano. Otello celebra la fusión ítalo-argentina con lomo de ternera en salsa de Malbec, acompañado de un trabajado milhojas de papas y hongos.

La carta se completa con La Bohème, que es un risotto con arroz Carnaroli, queso gris, parmesano y peras cocidas en Chardonnay con curry y cúrcuma. Y La Ninfa del Sur, que rinde tributo a la Patagonia con trucha envuelta en masa filo sobre una crema espesa de espinacas.

El gran final llega con el postre estrella: Noche en Bayreuth, un intenso volcán de chocolate elaborado con los célebres chocolates de Valrhona. Y para los que buscan una opción más ligera está Turandot, una refrescante granita de frutos rojos para quienes prefieren alejarse del cacao.

Cada bocado es un acto, cada plato una escena que transporta a los comensales a través de la historia del teatro más emblemático de Argentina.

Cómo reservar

  • Para vivir esta experiencia multisensorial, la cita es en Blue, Pasaje de los Carruajes, en Tucumán 1171.
  • Sus horarios son de lunes a sábados, de 8:30 a medianoche, y domingos, de 8:30 a 23 hs. Se sugiere hacer reservas por Riservi, WhatsApp (1150290040) o en persona.