

El whisky es una de las espirituosas más antiguas, complejas y disfrutadas en el mundo entero; un producto con sello de origen escocés y mucha historia detrás. Pensar en sus comienzos es pensar en las montañas y colinas onduladas de las Highlands, en sus campos verdes y en el turbulento devenir de la Edad Media, cuando los monjes misioneros cristianos comenzaron a destilar alcohol a partir de fermentar un mosto de cebada, un producto muy típico de las Tierras Altas escocesas.
Dueña de una magia muy especial, a poco de haber nacido esta bebida comenzó a expandirse seduciendo a más y más comarcas y habitantes; había algo especial en esos cereales y en los sabores particulares que aportaban las aguas que bajaban por las laderas y fluían a través de la turba. El glorioso resultado fue llamado aqua vitae, "agua de vida", y pronto se instaló como bebida común tanto de campesinos como de aristócratas, además de consagrarse como producto autóctono de Escocia. No sólo era el trago que todo highlander ofrecía a sus visitas, sino que -según se cuenta- hasta se lo daban a los niños de a cucharadas para atenuar el llanto.
Con el paso del tiempo, este destilado se fue expandiendo a todo el mundo hasta llegar a la actualidad, en que más de 750 millones de botellas se exportan año a año a países como los Estados Unidos, Francia, Japón, España, e incluso al Vaticano, que encarga partidas millonarias que parten del puerto de Aberdeen, cercano a las destilerías y a las siembras de cebada.
Hoy el mundo entero disfruta de este elixir color miel que, luego de destilado, es añejado por varios años en barriles de madera que fueron previamente usados para criar Jerez español y que son los que le aportan su tonalidad. Y si bien hay otros países que hacen muy buenos whiskys (aunque con características diferentes), Escocia es prácticamente sinónimo del whisky de alta gama, sin importar de cuál de sus cuatro zonas productoras provenga: las Lowlands, las Highlands, el Speyside y la región de Islay. Los ejemplares elaborados en cada una de ellas tienen una identidad particular que los hace inconfundibles y que es producto de las condiciones climáticas, de la impronta de cada destilador y de las tradiciones de cada región; en resumen: de cada terruño del whisky. z we
Datos útiles
* Existen dos tipos de whisky escocés: el de malta, y el de cereales. Comúnmente se consume una combinación de ambos tipos, llamados blends.
* La tradición escocesa en su elaboración marca sutiles diferencias de aroma, sabor.
* En la mayoría de las destilerías, el scotch nace cada mañana, cuando se procede a mezclar cebada malteada con agua caliente en antiguas cubas de madera. La malta se disuelve y ofrece un líquido azucarado, denominado "mosto", que es extraído y llevado a bajas temperaturas. Luego se vierte en cubas de fermentación y se agrega levadura en forma manual. Tras unos dos días, la mezcla genera un alcohol (8%) disuelto en una solución similar a la de la cerveza.
* Luego se destila en alambiques, momento en el que la mano del master destiller se transforma en fundamental.
* El líquido se almacena para su maduración en barricas de roble. El tiempo actúa sobre el licor durante cerca de una década, en medio del aire fresco y húmedo de la isla, hasta que es embotellado a la espera de un vaso, dos hielos y un momento de placer.












