Paez 4030: "Igual que ayer, con un par de guerras encima"
En una noche mágica, Fito revivió dos de los discos más emblemáticos de su carrera y logró hacer del Movistar Arena un templo.
"La gente está igual que ayer, con un par de guerras encima", canta Rodolfo Páez, sentado sobre el piano, con un saco negro que se ilumina ante el único foco que brilla en el escenario. "Del 63": una canción y un disco que cumple 40 años. Una narrativa que continúa vigente, igual que ayer, pero con un par de guerras, amores y música encima.
El Movistar fue la arena ideal para que el rosarino vuelva a revivir su historia y las canciones que marcaron su carrera. El tour Paez 4030 trajo de regreso a su primer álbum como solista y al infaltable "Circo Beat", esta sociedad de show y fantasía que pareciera cobrar más vigencia con los años. "Nada en el mundo es real, desaparecerá", entona, con la voz quebrada que la propia canción marca.
Una vez más, Fito Páez se convirtió en un director de orquesta que guiaba a nueve músicos: dos guitarras, dos teclados, un bajo, una sección de vientos conformada por trompetas, saxos y trombón, sumado a un coro de voces que hicieron del show un templo. Mientras él, repasaba, una por una, las canciones que conforman el track-list de cada álbum.
"Estoy en shock, muy emocionado por muchas cosas y eso no le hace bien a la música. A veces", expresó, durante su primera fecha de la gira.
Las filas para ingresar al predio de Villa Crespo estaban repletas con personas de todas las edades. "Circo Beat fue el primer CD que me regalaron mis papás", contó Alejandra, quien aseguró que "hay un montón de Fito en uno".
El sentimiento de identificación era constante. No solamente habían viajado desde Rosario, también de Brasil, Chile, Ushuaia, Mendoza, Córdoba y otras regiones del país. "Nos interpela su historia, su obra, toda su trayectoria", expresaron desde Caravana Páez, un grupo que acompaña al artista en cada show.
Al igual que en el tour de "El Amor después del Amor", Páez tocó todos los temas en el orden que dispuso el disco. Empezó con "Del 63" y continúo con el álbum "Circo Beat", pero incorporando en cada uno de ellos una completud musical en la que se lucían desde solos de viento, tres guitarras al unísono y cantantes de soul con un estilo afroamericano.
Fue al finalizar Mariposa Technicolor, uno de los hits más escuchados del artista, cuando confesó estar sensibilizado por las canciones: "Me voy a concentrar, voy a hacer lo mejor que pueda para llegar hasta el final y ojalá esto nos abrace a todos".
Independientemente del talento arriba del escenario, tanto de Fito como de los músicos, la vigencia de las letras impactó a todos los presentes. "Que flaco estoy, no es casualidad, están chupándome la sangre (...) Estoy sangrando por algún pulmón, cuervos en Casa Rosada", aseveró, sobre el Escudo Nacional que se iluminaba en pantalla.
Mientras que al cierre sorprendió con una reversión de un mítico coro gospel en la canción "Soy un hippie", únicamente acompañados por aplausos. Para finalizar el show, revoleó el atril que lo posicionaba como el director de la sinfónica, volvió a escucharse la batería y entonó "Ciudad de pobres corazones" en un Movistar Arena estallado.
"Dicen que ya no soy yo, que estoy más loco que ayer y matan a pobres corazones", describe, la única pieza que se sale del libreto. Desde el joven que se lanzó como solista con "Del 63" a convertirse en una leyenda de la música nacional, Páez vivió éxitos, giras y amores, así como también, pérdidas, duelos y críticas voraces. Sin embargo, Rodolfo sigue siendo el mismo: un hombre detrás de un piano que escribe poesía para tratar de cambiar o entender el mundo. Y el resto de "la vida, como viene, va..." (Tema de Piluso, 1994).
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