

Los accidentes cerebrovasculares (ACV) siguen siendo una de las principales causas de discapacidad y muerte en el mundo.
Frente a este escenario, especialistas advierten que reconocer los primeros síntomas es determinante para evitar secuelas severas o incluso un desenlace fatal.
Qué es un ACV y por qué ocurre
Un accidente cerebrovascular, también llamado ictus, se produce cuando un vaso sanguíneo del cerebro se bloquea o se rompe, interrumpiendo el flujo de sangre y generando daño en las células cerebrales.
Según especialistas, la hipertensión arterial es el principal factor de riesgo, aunque existen otros desencadenantes importantes:
- Trastornos de coagulación
- Malformaciones vasculares
- Traumatismos craneoencefálicos
- Envejecimiento
- Uso de anticoagulantes
La evidencia de Harvard Health Publishing coincide en esta definición y destaca que el ACV es una emergencia médica, ya que cada minuto sin tratamiento aumenta el riesgo de daño permanente.
Tipos de ACV
Los especialistas distinguen dos formas principales:
- ACV isquémico: ocurre cuando una arteria se obstruye, impidiendo la llegada de sangre al cerebro.
- ACV hemorrágico: se produce por la ruptura de una arteria cerebral y el sangrado dentro del cráneo.
Ambos comparten factores de riesgo, pero requieren tratamientos completamente distintos, por lo que el diagnóstico temprano es esencial.
El primer síntoma que podría indicar un ACV
Entre todos los signos mencionados por los neurólogos, el que suele manifestarse en etapas muy tempranas y nunca debe subestimarse es:
- Dolor de cabeza repentino, intenso y diferente a cualquier dolor previo.
Según el neurólogo Gurutz Linazasoro, del Hospital Policlínica Gipuzkoa, este tipo de cefalea fulminante, que aparece de forma brusca y sin causa aparente, puede ser el primer indicio de un ACV, en especial de tipo hemorrágico.
Los especialistas recomiendan buscar atención médica inmediata si este síntoma surge de manera inesperada, acompañe otras alteraciones neurológicas o no ceda con analgésicos habituales.
Otros síntomas que requieren atención urgente
Si bien el dolor de cabeza repentino puede ser la primera alarma, el neurólogo identifica cuatro señales adicionales que también exigen consulta inmediata:
- Dificultad para hablar o comprender palabras.
- Debilidad o parálisis repentina en un lado del cuerpo.
- Pérdida del equilibrio, inestabilidad o dificultad para caminar.
- Entumecimiento u hormigueo en cara, brazos o piernas.
Cualquiera de estos signos puede indicar que una zona del cerebro está dejando de recibir oxígeno correctamente.
Qué secuelas puede dejar un ACV
La evolución depende de la magnitud del daño y del tiempo transcurrido hasta recibir atención médica. Entre las secuelas más frecuentes se encuentran:
- Dificultades del habla (afasia)
- Pérdida de fuerza o sensibilidad
- Problemas de memoria y atención
- Cambios emocionales
- Alteraciones de la visión
- Dolor crónico
- Limitaciones en la movilidad
La rehabilitación, ya sea física, cognitiva y del lenguaje, es clave para recuperar funciones y mejorar la calidad de vida.

Diagnóstico y tratamiento
El abordaje de un ACV depende del tipo y la localización del daño. En casos hemorrágicos, puede requerirse neurocirugía, drenaje de hematomas o embolización para detener el sangrado.
En casos isquémicos, el objetivo es restablecer el flujo sanguíneo lo antes posible mediante medicación específica o procedimientos endovasculares.
El diagnóstico se confirma con tomografía o resonancia magnética, estudios que deben realizarse de inmediato ante la sospecha clínica.
Cómo prevenir un ACV según los especialistas
Linazasoro y expertos de Harvard coinciden en que la prevención es la herramienta más eficaz. Recomiendan:
- Control estricto de la presión arterial
- Gestión del colesterol y la glucemia
- Evitar el tabaco
- Realizar actividad física regular
- Mantener un peso saludable
- Hacer controles médicos periódicos













