Sus heladeras familiares son recordadas por más de una generación, aunque también incursionaron con éxito en la fabricación de motonetas, automóviles, ventiladores y más. Supo ser una de las empresas industriales más grandes de la región, pero la crisis la desmanteló. Hoy la marca de alguna manera se mantiene viva en otras manos. La historia de Siam Di Tella comenzó con un conflicto que despertó la creatividad de tres inmigrantes italianos que vieron una buena oportunidad de negocios.
La familia Di Tella llegó por primera vez a Buenos Aires, provenientes de Capracotta, en 1894. Sin embargo, la aventura no tuvo éxito y regresaron a su tierra natal. Tras el fallecimiento de Amato Di Tella, su esposa e hijos decidieron volver a probar suerte al territorio argentino en 1905. Entonces el joven Torcuato tenía solo 13 años y empezó a trabajar en una juguetería y haciendo trámites aduaneros.
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