¿Qué hacer con el déficit de Aerolíneas?

Según las proyecciones de la empresa, Aerolíneas Argentinas cerrará el año con un déficit de u$s 400 millones, un 69% más que el rojo que registró el año pasado. El resultado de 2014 quiebra una tendencia descendente que (a excepción del 2011 por el fuerte impacto en la cancelación de vuelos por la erupción del Puyehue) venían mostrando los balances desde la re-estatización a fines de 2008, cuando el déficit superó los u$s 850 millones. Medido en términos de la facturación, el déficit que se había reducido del 78 al 12% entre 2008 y 2013, este año representará un 22%.

La evaluación sobre la gestión de una empresa estatal no debe limitarse a su resultado económico-financiero. También hay que tener en cuenta que desde la expropiación la cantidad de frecuencias aumentó un 73%, los pasajeros transportados aumentaron un 50%, la flota de aviones se incrementó de 26 a 69, mejoraron mucho la puntualidad y la imagen de la compañía, entre otros logros. Además, subió la productividad por empleado, y el tiempo de vuelo diario por avión pasó de 5 a 9 horas y media.

Tampoco es correcto focalizar la valoración en comparaciones. Si bien es cierto que hay empresas regionales, entre ellas Latam (fusión de Lan y Tam) que ganan dinero, AA tiene, como línea de bandera, objetivos adicionales al lucro. Por ejemplo, mientras que en cabotaje Lan cubre en la Argentina 13 de los mejores destinos, AA llega a 36, y varios de ellos no son rentables.

De todas maneras, semejante déficit como el de AA obliga a indagar en causas y soluciones. Y aunque no siempre las comparaciones son válidas, hay veces que echan luz sobre el problema.

La conducción de AA explica que el salto en el déficit respecto a 2013 se debe fundamentalmente a la devaluación, que elevó mucho más los costos dolarizados que los ingresos en divisas, y que además provocó un fuerte descenso del 40% en la venta internacional con origen en la Argentina. Y agregan que, aún tras el salto del déficit, los aproximadamente $ 4.200 millones que recibirán del fisco para cubrirlo, representan apenas el 0,28% del gasto público.

Pero más allá de atenuantes, $ 4.200 millones de transferencia presupuestaria o u$s 400 millones de pérdida, es una montaña de dinero.

El equipo de Mariano Recalde sostiene que una de las causas centrales del desequilibrio es el excesivo costo laboral de la compañía, que representa el 33% de su facturación. Ese porcentaje duplica la incidencia promedio que los sueldos y salarios tienen en aerolíneas de la región: el gasto en personal de Copa equivale al 10% de sus ingresos; en Gol el 13%; en Avianca el 15%; el 20% en Latam; y el 21% en Aeroméxico. Un documento interno de la empresa señala que "equiparando el costo laboral con nuestros competidores Aerolíneas Argentinas estaría cerca de utilidad neta".

Ese mismo documento ilustra esa desventaja comparando la productividad de generación de ingresos por empleado. Mientras que en AA la facturación por persona es de u$s 150.000, en Aeroméxico, Gol, Latam y Avianca ronda en u$s 250.000, y en Copa se eleva a los u$s 320.000.

Señalan que "aún tras la devaluación, la carga salarial media de AA fue la mayor de la región": en junio de este año el costo salarial por empleado de AA era de u$s 49.500, por encima de los 48.000 de Aeroméxico, de los 45.700 de Latam, de los 36.000 de Avianca y Gol, y de los u$s 33.200 de Copa. No obstante, sostienen que "el principal problema es el número total de empleados". ¿Por qué, entonces, la dotación de personal creció un 15% hasta alcanzar los 11.500 trabajadores? Por la sencilla razón de que hay exceso en algunos sectores (pilotos y personal técnico) y escasez en otros, con lo cual la expansión del negocio y la inviabilidad de reasignar tareas (que un piloto atienda el mostrador o que un mecánico cargue valijas) obligó a contratar lo que faltaba.

Por decisión política la conducción de la compañía descartó ajustar por la vía de despidos o retiros voluntarios. ¿Cuál es el abordaje del problema que tienen los principales precandidatos? Sergio Massa ha dicho "que Aerolíneas Argentinas siga siendo del Estado, pero sin los mil ñoquis que denuncias los gremios". Mauricio Macri declaró en marzo pasado que "no podemos perder u$s 2 millones diarios, porque con ese déficit anual yo urbanizo todas las villas". En 2009 se había pronunciado a favor de una reprivatización.

El abultado costo laboral no es el único problema. AA está en clara desventaja frente a sus competidoras en la oferta de clase ejecutiva, que es parte de la crema del negocio. El confort de la mayoría de sus aviones no es de primer nivel, y la cantidad de asientos caros disponibles por avión es muy inferior al de otras compañías. Para peor, ocurre con frecuencia que parte de la clase ejecutiva es ocupada en forma gratuita por familiares de personal jerárquico que hacen valer derechos conquistados por convenio colectivo.

A Aerolíneas Argentinas también se le cuestiona que siga volando a algunos destinos internacionales que no son rentables y que tienen como clientela a personas de poder adquisitivo medio y alto. ¿Por qué no dejar que esas rutas sean cubiertas por compañias extrajeras?, argumentan los críticos. Pero, nuevamente, borrar el déficit que generan vuelos al exterior supone despedir al personal implicado. Lo que está fuera del menú político kirchnerista.

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