Talento: la importancia de alinear los propósitos personales con el de la organización
Juan Pablo de Mendonça, Gerente de Capital Humano de Grupo Gestiónn
El mundo del trabajo experimenta transformaciones profundas, cuyos alcances todavía no podemos avizorar totalmente. Este escenario y sus nuevos desafíos demandan repensar los enfoques de gestión del talento. Construir equipos que puedan trabajar de manera colaborativa, con un abordaje holístico y con una mirada diversa e interdisciplinaria que permita llegar a soluciones innovadoras es uno de los aspectos clave a tener en cuenta.
Definir las características y habilidades de los nuevos talentos se convierte en un pilar esencial para cada Organización. De esta manera, quien se incorpore podrá desplegar su potencial aportando su valor adicional y contribuyendo al éxito del área o proyecto, alineando sus esfuerzos con los de la organización.
En ese sentido, las habilidades blandas ganan la pulseada en el momento de incorporar talento, más allá de las tareas del puesto. Hoy se valoran aspectos como la adaptación permanente, la flexibilidad, la curiosidad y la capacidad de articular con los otros para estructurar un verdadero trabajo en equipo.
Esta nueva mirada incluye, también, una revisión de los liderazgos. Los jefes personalistas, autoritarios y con una visión jerárquica no tienen lugar en el futuro de las empresas. En cambio, tienden a predominar los líderes empáticos, capaces de exponer sus propias vulnerabilidades -lo que multiplica los lazos de confianza-, que apuestan a la escucha activa y a la participación de todos y cada uno de los miembros.
La misma flexibilidad que se exige a los colaboradores incluye también a los líderes: deben permitir espacio para la experimentación y el error, tratando de no penalizar la falla, sino convirtiéndola en una experiencia de aprendizaje. Solo de esta manera se estimula la capacidad de contribución de las personas y se consolida la innovación como parte del ADN organizacional.
La clave para la fidelización de las personas
Los líderes juegan un rol preponderante en dos cuestiones clave. Por un lado, en transmitir la cultura y los valores de la organización. Por el otro, en detectar el match entre el propósito personal de cada uno de los colaboradores y el propósito de la compañía. El bienestar general y el desarrollo de carrera son algunos de los aspectos que hoy más valoran las personas del lugar en el que trabajan.
Esta temática no debe quedar concentrada en las áreas de recursos humanos: para que los resultados sean consistentes, es necesario que sea transversal a la organización y que cuente con el compromiso de todas las áreas.
La escasez de talento es un dolor de cabeza que se viene potenciando en los últimos años. A diferencia de lo que ocurría en generaciones anteriores, hoy las personas están dispuestas a dejar su empleo si no logran sentirse bien consigo mismas o si consideran que no comparten valores esenciales con la organización en la que se desempeñan. Y en este fenómeno los líderes tienen un papel fundamental.
En resumen, cuando el líder logra "alinear los astros" y producir los puntos de encuentro que faciliten el balance entre la vida profesional y la vida personal de su gente activa un nuevo nivel de fidelización. Se disminuye la rotación e impulsan proyectos más colaborativos e innovadores, apoyados en el conocimiento y en las habilidades de todos los miembros del equipo. El resultado final: un mejor desempeño del negocio. Porque no debemos olvidar que, de cara al cliente, es el talento el que hace la verdadera diferencia.
Compartí tus comentarios