

Aunque llegó recientemente a la cabeza de la filial argentina, Gabriel López es toda una institución dentro de Ford. Un auténtico trotamundos que pasó por Brasil, Sudáfrica, México y Venezuela, siempre trabajando para la compañía, y que cree que "entender cómo se piensa en cada país" es clave para una buena gestión.
"Escuchar mucho, más de lo que hablo y ser paciente. Hay que invertir una buena cantidad de tiempo en aprender, ver cómo la gente toma decisiones, cómo resuelven los conflictos" contó de paso por el 8vo CEO Profile organizado por El Cronista y la Revista Apertura.
Y citó, a modo de ejemplo, su experiencia en México. "Todos pensamos que Latinoamérica es lo mismo porque todos hablamos español y no podemos estar más equivocados. Todos hablamos español, pero no el mismo español. El tono frontal, a veces agresivo, de los argentinos genera, por ejemplo, mucho rechazo en la comunidad mexicana. Ese fue un aprendizaje que tuve en mi paso por allí", señaló.
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— Cronistacom (@Cronistacom) May 10, 2018López habló también de su primera experiencia como CEO, conduciendo la compañía en la Venezuela de Hugo Chávez, en lo que definió como "el mayor aprendizaje de su carrera".
"Recuerdo estar en Sudáfrica jugando al golf cuando recibí la llamada de director regional de Ford para ofrecerme la posición. Sin pensarlo dije sí y después seguí jugando porque hay una diferencia horaria de 6 horas entre los dos Continentes. En América el día ya estaba bien avanzado y en Sudáfrica apenas arrancaba. Pero cuando terminé el juego, me puse a pensar en Chávez y cómo estaba la situación en ese país, y me dije 'me parece que cometí un error'. Pero bueno, ya estaba en el barco y tenía que navegar y llevarlo al otro lado", recordó.
Y continuó: "Fue una de las posiciones en las que más aprendí. Si bien la Venezuela de 2007 al 2010, cuando estuve yo, era distinta de la de hoy donde la situación es de crisis humanitaria, pero igualmente tenía sus peculiaridades. El populismo tiene reglas básicas de operación que aplica en todos los lugares donde se impone, como un tipo de cambio sobrevaluado, favorecer las importaciones por sobre la producción doméstica, o falta de dólares para financiar esas importaciones. Por ello, aprendí mucho del mundo de la tesorería y la administración de los recursos monetarios, que no había hecho dentro de Ford. Yo tenía que tratar de cobrarle al gobierno y convertir los bolívares en moneda dura para pagar la importación de materiales y poder seguir produciendo".
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— Cronistacom (@Cronistacom) June 20, 2018El CEO y la toma de decisiones
López analizó cómo es conducir hoy una compañía y cómo se sustancia el proceso decisorio en Ford.
"Cuando comencé a trabajar, ver al presidente de la compañía era una situación extraordinaria. Sólo lo veías en algún evento corporativo, era casi una persona desconocida", recordó.
Y agregó: "Hoy, en cambio, yo recibo incluso a los niveles más bajos de la organización para discutir temas de trabajo y me aseguro de que todos tengan la posibilidad de presentarse y plantear sus inquietudes".
Tengo dos modelos preferidos de Ford: uno es el Mustang, por su historia, este año cumple 50 años; el otro es la pick-up, tanto la Ranger como la F50, que es el vehículo comercial más vendido del planeta.
El ejecutivo ponderó también la integración de todo el equipo en la toma de decisiones.
"Si bien el líder tiene que tener la última palabra cuando la decisión no es obvia y hay muchas alternativas, en general trato de que el equipo sea el generador de las soluciones, para que todos abracen el esfuerzo que hay que hacer para llegar hasta la concreción de esa solución", analizó.
El arraigo con la industria automotriz
A López su vinculación con el mundo automotriz le viene de familia y reconoce que, quizás por ese arraigo, nunca se planteó hacer otra cosa.
En Ford Argentina estamos pensando en llegar a las 85.000 o 90.000 unidades.
"No me imagino haciendo otra cosa, viene de familia porque mi padre trabajó en esto 30 años. Yo nací en Córdoba porque mi papá trabajaba en la planta de Industrias Kayser Argentina. Después vinimos a Buenos Aires, papá trabajó en Chrysler, yo comencé a trabajar también allí. Esa planta se convirtió luego en Wolkswagen y luego se hizo el joint venture con Ford, y yo quedé trabajando en esta última", rememoró.
Y agregó: "Me recuerdo yendo con papá a la oficina de ingeniería y andar entre los tableros de dibujo cuando sólo tenía 5 años. Esto es lo que siempre quise hacer, nunca me planteé otra cosa, no se de otra cosa".













