Quién es Ricardo Benedicto, el nuevo zar del juego
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Oriundo de la localidad de Carlos Casares, a los 61 años de edad Ricardo Benedicto va camino a ocupar la corona que acaba de comenzar a dejar su socio y amigo Cristóbal López. La del ‘zar del juego’, que alguien le adjudicó al dueño del Grupo Indalo hace ya algunos años o desde que, en épocas del kirchnerismo más puro,comenzó a crecer en el negocio de los juegos de azar.
De hecho, fue el propio Benedicto quien en los años 90 convenció a su amigo patagónico de invertir en un casino que abrieron juntos en la ciudad de Comodoro Rivadavia.
Hoy, 25 años después, Cristóbal está en retirada y Benedicto en crecimiento. Es actualmente titular de Casino Club, donde comparte capital accionario con Cristóbal López.
A través de la sociedad que le compra a su amigo, Inverclub, se queda con el control de los principales casinos de la Argentina ubicados en varias provincias como Mendoza, Neuquén y también en la ciudad de Rosario y en Estados Unidos.
Además, es socio con Cristóbal del grupo español Cirsa en los barcos de Puerto Madero y en las salas de bingo del Hipódromo de Palermo, mediante una UTE con una empresa de Federico de Achával.
Hijo de Rubio Benedicto y Manuela San Rufo, está casado con una bella y joven abogada de nombre Gabriela Sol Ruch desde 2014.
Según pudo reconstruir El Cronista, su pasión por los juegos de azar lo llevó a viajar muchas veces a Las Vegas para copiar la articulación del negocio de los casinos en la meca mundial del juego.
Incluso, fue el artífice del emprendimiento que abrieron en Miami junto al propio Cristóbal López.
También es dueño de cinco haras de caballos que algunos consideran los mejores de la Argentina y en los cuales cuida a 160 caballos pura sangre.
En este negocio ingresó en 2005 y ya es dueño de la sociedad Sheet Type SRL y de haras como La Pasión y del stud Rubio B, tal como reflejó el diario Clarín en una nota publicada el mes pasado.
Es más, varios de sus padrillos superan el millón de dólares en valuación y han ganado otros varios millones más en premios en carreras llevadas a cabo en los Estados Unidos.
De ahí su afinidad con los slots en Palermo donde desembarcó junto a Cristóbal López en 2002 con 70 tragamonedas nada más. Hoy poseen 4500 unidades y una fuerte disputa con el gobierno nacional que quiere a Cristóbal López fuera de todos los negocios que supo cosechar en la década kirchnerista.
Es más, en Palermo recibieron visitas y auditorías de Lotería Nacional que ha tomado una serie de medidas para presionar o empujar la salida del dueño del Grupo Indalo al mismo tiempo que la AFIP lo denuncia por supuesta evasión fiscal.
Pero al igual que su socio y amigo Benedicto también tiene algunas cuentas pendientes con la justicia. Denuncias impulsadas desde la Aduana por supuestamente no haber declarado la exportación de uno de sus caballos de nombre Life For Sale a Japón por u$s 150.000 cuando la transacción habría sido realmente de u$s 520.000.
El organismo lo acusa de haber subfacturado la transacción en perjuicio del fisco al declarar un cuarto de los dólares reales que obtuvo de la venta de la potranca.