Juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa: "Amigo, creo que matamos a uno", la admisión de un rugbier por chat

El juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa continúa este martes con declaraciones de testimonios del hecho, criminalistas que analizarán la huella de la zapatilla y las fotos tomadas por los imputados.

Este martes se llevó adelante la séptima jornada del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, donde se presentaron las conversaciones, mensajes y fotos que intercambiaron los ocho rugbiers imputados, luego de la feroz golpiza en Villa Gesell. En este marco, la fiscalía presentó un video que muestra una violenta acción de Máximo Thomsen, el más complicado en la causa.

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Al finalizar la séptima audiencia del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, el abogado de la familia Fernando Burlando aseguró que en los ocho imputados "no hubo ningún tipo de arrepentimiento". "Si matas a una persona y te vas a festejar, claramente la intención es una sola", remarcó.

Por otra parte, anticipó que van a estar "esperando con un abultado testimonio" a Alejo Milanesi y Juan Pedro Guarino, los dos rugbiers que fueron sobreseídos de la causa. "Nosotros queríamos que estuvieran detenidos para que vinieran al debate a aclarar algunas cosas, ahora vienen como testigo", agregó.


En conferencia de prensa, Graciela Sosa contó que el 10 de enero de 2020 fue la última vez que vio a su hijo: "Hoy hace tres años que Fernando partió y nunca regresó. Hoy es el último día que le di un abrazo a mi hijo. Tenía regreso el 23 de enero de 2020 y nosotros lo esperábamos porque ese día era nuestro aniversario de boda, pero nunca regreso". 

Además, especificó que, desde el fallecimiento de Fernando Báez Sosa, ninguno de los padres de los ocho imputados se comunicó con su familia. "Nunca, ya van a ser tres años de la partida de Fernando y nunca se han acercado. A esta altura, sería ridículo".  

Finalizó la séptima audiencia del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, y declararon Graciela y Silvina, madre y padre del joven de 18 años. "Escuchamos esos audios. Es muy fuerte para nosotros ver cómo festejaban, cómo avisaban que Fernando había caducado, cómo tenían ganas de comer en Mac Donald's", manifestó su mamá. 

"Siempre observo sus brazos, sus piernas, porque sé que en las manos de ellos terminaron la vida de mi hijo", sostuvo Graciela Sosa, en conversación con los medios, y agregó: "Trate de mirarlo lo menos posible, porque no quiero verlo. No se puede creer lo que hicieron, por los testimonios, por lo escuchado, no son humanos".

Según la criminalista de la Policía Federal Argentina, Haydée Almirón, se detectaron "12 líneas en zigzag junto a una línea curvada por debajo, de 6 centímetros de largo por 2 de alto" en el rostro de Fernando Báez Sosa.

"Se busco zigzag en la misma frecuencia de longitud y se obtuvo un solo candidato. Fue la zapatilla marca Cyclone (de Thomsen) en su puntera y en talón", especificó. La misma fue hallada en la casa donde se alojaron los imputados en Villa Gesell.

En la séptima audiencia del juicio, la criminalista María Eugenia Cariac determinó que la marca del zigzag que quedó impactada en la cara de Fernando Báez Sosa coincide con la suela de la zapatilla negra de Máximo Thomsen. "Podrían haber sido causadas por la parte anterior o talón de zapatilla", especificó.

"Sugerían una prueba más profunda, una scopométrica para corroborar si había correspondencia de diseño", contó la especialista.


Cuando estaba por declarar Haydée Almirón, la comisario jefa del Gabinete Científico de Mar del Plata de la PFA sucedió un inconveniente técnico que frenó el análisis de la pericia scopométrica: no pudo leerse el pendrive con la información.

Mientras tanto, inició su declaración María Eugenia Cariac, quien fue convocada para brindar precisiones sobre la similitud entre la zapatilla Cyclone negra utilizada por Máximo Thomsen y las marcas en el rostro de Fernando Báez Sosa.

En la jornada, también declaró María Luján Elvira Molina, quien participó de las pericias y especificó que Thomsen calzaba entre 40 y 41.

En el retorno del cuarto intermedio, María Emilia Salamendi comenzó su testimonio describiendo cómo se realizó la toma de impresiones de las plantas de los pies de los ocho acusados del crimen de Fernando Báez Sosa.

En la pericia scopométrica, la especialista estuvo a cargo de realizarle la medición a Enzo Comelli, Blas Cinalli, Ciro Pertossi, Alejo Milanesi y Juan Pablo Guarino (los últimos dos sobreseídos). También a Pablo Ventura, el remero falsamente implicado por los rugbiers: "Con Pablo Ventura tuve que usar una hoja oficio, su pie era tan grande que no entraba en la A4, como al resto de los detenidos".

Según especificó, cada uno de los acusados se realizó una prueba del pie desnudo y fue individualizado con una letra.

Tras compartir las impactantes conversaciones que mantuvieron los ocho acusados el día del fallecimiento de Fernando Báez Sosa, finalizó el testimonio de Javier Pablo Laborde y la audiencia pasó al primer cuarto intermedio.

En este momento, los agentes del servicio penitenciario esposaron a cada uno de los acusados y Emilia Pertossi, hermana de Ciro y abogada de los rugbiers junto a Hugo Tomei, los ayudó a colocarse el barbijo.

Fernando Burlando, el abogado de la familia Báez Sosa, miró a uno por uno mientras se retiraban de la sala. Todos los rugbiers mantuvieron la cabeza gacha.

En la conversación que mantuvo Cinalli con un grupo de amigos de Zarate, le consultaron "¿Qué onda Blas, se dieron masa?", a lo que el acusado del homicidio de Fernando Báez Sosa le responde: "Dos convulsionaron, a uno lo mandamos al hospital, sin signos vitales".

"Le dimos murra a uno con el Perto, lo recagamos a palos, pero mal. Vinimos corriendo a casa", remarcó. Además, también específico que había un joven "agarrado" a su tobillo, tal cual como testificó en el juicio Tomás D'Alessandro, amigo de la víctima.

Blas Cinalli, uno de los rugbiers imputados, se comunicó con un grupo de amigos ajeno a los acusados para contarle lo sucedido el 18 de enero de 2020. "Nos peleamos, ganamos contra unos chetos, los rompimos", envió al chat de WhatsApp.

Sin embargo, cuando se enteró de lo sucedido le confesó a "Santi M.": "Amigo, flasheamos, matamos a uno". En ese mismo chat, mencionó que se enteraron de que Fernando Báez Sosa llegó al hospital sin signos vitales, como ratificó la autopsia.

"Volvimos todos a la casa. No queremos salir", sentenció Cinalli. 

La auxiliar superior Julieta Báez Pini, perteneciente al área de criminalística de la Policía Federal, explicó que se untó con tinta las suelas de los diez acusados para determinar a quién le pertenecía la zapatilla marcada en la cara de Fernando Báez Sosa.

En su entonces, la DDI de Villa Gesell incautó varios pares de la casa donde se alojaron los acusados. Allí, encontraron unas chatas de lona negra marca Cyclone, que aún tenían sangre en sus punteras blancas.

Máximo Thomsen había afirmado que las mismas le pertenecían a Pablo Ventura, el remero falsamente inculpado por los rugbiers. No obstante, cuando llegaron los resultados de las pericias: las zapatillas eran de Thomsen, según un análisis exhaustivo entre la suela del calzado, la marca del pie en la plantilla y el rastro visible en el maxilar inferior izquierdo de la víctima. 

Juan Pedro Guarino, el otro rugbier que fue desvinculado del caso junto a Alejo Milanesi, le envió un mensaje a su novia a las 6:21 del 18 de enero. "Fue una noche rara, nunca más", sentenció el joven.

Cuando su pareja le consultó de qué se trataba, él se limitó a decirle que la extrañaba y agradecerle su compañía. Sin embargo, tras conocerse el fallecimiento de Fernando Báez Sosa al día siguiente, la chica le consultó: "¿No fueron ustedes, no? Estoy preocupada".

Mientras que Ciro Pertossi, le advirtió al grupo: "Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie". El mensaje fue enviado a las 6:06 del día de la feroz golpiza.

"¿Qué son movimientos?", preguntó Fernando Burlando, el abogado de la familia, al secretario del Ministerio Público Fiscal, Javier Pablo Laborde. "Mensajes, fotos, ubicaciones, todo lo que se puede hacer con un teléfono quedó registrado en orden cronológico", explicó.

En este sentido, se analizó un celular iPhone, que pertenecía a Matías Benicelli. "Pueden surgir mensajes de otra fecha, pero en principio son del 18 de enero de 2020", aclaró el testigo, con respecto al día del crimen de Fernando Báez Sosa.

Además, especificó que la información fue trasladada a una computadora para no demorar la audiencia.

"Caducó" y "Repórtense" fueron los primeros mensajes que compartieron los ocho rugbiers, luego de golpear a Fernando Báez Sosa, a la salida del boliche "Le Brique" en Villa Gesell.

Desde el teléfono de Matías Benicelli, expusieron el mensaje que escribió Lucas Pertossi a las 4:55 horas: "Amigo, estoy acá. Están todos a los gritos. Llaman a la ambulancia". Minutos después fue Alejo Milanesi, quien le pidió al resto del grupo que se presenten.

Milanesi fue uno de los dos rugbiers que quedaron sobreseídos de la causa y declará como testigo en la última etapa del juicio.

En el Tribunal Oral del Crimen N° 1 de Dolores, el instructor fiscal Javier Laborde abrió la séptima audiencia continuando el testimonio de ayer, lunes 9 de enero. En esta ocasión, se abocó a leer los chats entre los rugbiers el día del asesinato. 

"Le pegaron a uno, vengan", envió Ciro Pertossi, al grupo de sus amigos, mientras todavía se encontraban en el boliche "Le Brique". Este mensaje se habría generado a las 3.30 horas, previo a la golpiza a Fernando Báez Sosa

El abogado de la familia de Fernando Báez Sosa ingresó a la sala de Tribunales y, minutos antes, se refirió al material hallado en el celular de los ocho rugbiers acusados del asesinato.

"En ningún momento hay uno que diga qué hicimos, qué nos pasó o pidamos ayuda. Todo lo contrario, había festejo. Ya sabiendo que murió Fernando, seguía el festejo", aseguró Burlando.

En este sentido, remarcó que los imputados "golpearon para matar y mataron". "Lo esperaron no menos que cuatro minutos. Cuando lo abordaron, fue por la espalda, cobardemente... Fueron patadas hasta quitarle la vida. Si eso no es matar a una persona, de qué se trata un asesinato", sentenció, previo al comienzo de la séptima audiencia en Dolores. 

Juan Manuel Dávila, el fiscal indicó en la antesala del juicio que hay mucha información en los celulares de los acusados. Según detalló "todo el material ya se encontraba en la causa". "Son elementos que se recolectaron en la instrucción y que, en este juicio oral, se pueden explicar de forma detallada", añadió.

Otro de los celulares a peritar es el de Fernando, donde también se encontró información relevante.

El instructor fiscal Javier Pablo Laborde continuará con el testimonio que comenzó ayer por la tarde. El secretario del Ministerio Público Fiscal mostrará los resultados del análisis de las fotos que tomaron con sus celulares los ocho rugbiers imputados: Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23).

Según declaró ayer Diego Duarte, el médico forense que le hizo la autopsia al cuerpo de Fernando Báez Sosa. En cuanto a la marca de la zapatilla que quedó registrada en el cuerpo de Fernando Báez Sosa, sostuvo que permaneció "por un traumatismo de alta energía, contra un cuerpo que ofrece resistencia". "Está en el piso y al aplicar comprensión queda marcada", sostuvo y detalló que también visibilizó un "desgarro en el hígado".


El juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa inicia en su séptima jornada de audiencias en el Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 de Dolores. Los ocho rugbiers enfrentan otra día del juicio, luego de ser acusados de matar a golpes a Fernando Báez Sosa en el boliche Le Brique de Villa Gesell.

Este martes 10 de diciembre, una criminalista se referirá a la huella de una zapatilla que Fernando tenía en su cara. También declararán dos personas que fueron testigos del hecho. Luego, un funcionario judicial continuará su declaración y analizará imágenes tomadas por los imputados con sus teléfonos celulares.


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