El peligro de los libros viejos: una investigación científica reveló la presencia de material tóxico en algunas publicaciones antiguas
Los libros antiguos pueden contener compuestos químicos que presentan riesgos potenciales para la salud.
Algunas publicaciones antiguas guardan más que sabiduría entre sus páginas. Una nueva investigación científica encontró la presencia de compuestos tóxicos en ciertos libros viejos.
Este hallazgo alerta sobre los posibles riesgos para quienes manipulan estos ejemplares sin las precauciones necesarias. Si bien la exposición es baja, se recomienda tomar precauciones para evitar severas complicaciones en la salud.
La investigación científica que encontró material tóxico en libros viejos
La investigación científica realizada por científicos de la Universidad Lipscomb, en Nashville (Estados Unidos), reveló un peligro oculto en libros antiguos.
Se detectó la presencia de compuestos tóxicos como cromo, arsénico y plomo en sus cubiertas y páginas.
Durante los siglos XIX y principios del XX, estos metales se emplearon ampliamente en la producción de libros, principalmente a través de tintes y pigmentos utilizados para decorar las tapas y mejorar la durabilidad del papel y el cuero.
El portal de Muy Interesante reveló que los pigmentos como el cromato de plomo y el cromato de cinc se valoraban por sus brillantes tonalidades amarillas, pero contenían elementos tóxicos que hoy se consideran peligrosos.
El equipo utilizó un espectrómetro de fluorescencia de rayos X portátil para analizar 26 libros de una colección universitaria. Los resultados fueron alarmantes:
- Varios tomos superaban los niveles legales de toxicidad.
- Algunos tenían concentraciones de plomo y cromo hasta 6 veces por encima de lo permitido.
- Otros libros presentaban niveles de hasta 50 partes por millón de estos metales, cuando tan solo 4 partes por millón pueden provocar reacciones adversas en la piel.
También se encontró sulfato de plomo y cromato de plomo en los pigmentos de color dorado de algunos libros antiguos.
La exposición prolongada a estos compuestos puede causar problemas graves, como cáncer y daño pulmonar, según alertan los científicos, marcando un precedente en la necesidad de manejar estos objetos históricos con precaución.
"Estos libros viejos con tintes tóxicos pueden estar en universidades, bibliotecas públicas y colecciones privadas. Los usuarios pueden correr riesgos si los pigmentos de las cubiertas de tela se frotan con las manos o se esparcen por el aire y son inhalados", apuntó Abigail Hoermann, de la Universidad Lipscomb y coautora del estudio presentado en la Conferencia de 2024 de la Asociación Americana de Química.
¿Cómo usar los libros viejos de forma segura?
Aunque el riesgo de exposición a metales pesados al manipular libros antiguos es bajo, tomar ciertas precauciones puede reducirlo aún más.
Es fundamental "encontrar una manera de que sea fácil para todos saber cuál es su exposición a estos libros y cómo guardarlos de manera segura", insiste Hoermann.
Para quienes disfrutan de los libros antiguos, las siguientes recomendaciones pueden ayudar a minimizar el contacto con sustancias tóxicas:
- Lavarse las manos después de manipular libros antiguos.
- Evitar tocarse la cara, especialmente los ojos, nariz y boca, mientras se está en contacto con ellos.
- Utilizar guantes de algodón o nitrilo al manejar libros con pigmentos peligrosos.
- No comer ni beber al manipular estos ejemplares para evitar la ingestión accidental de partículas tóxicas.
- En lo posible, usar mascarilla.
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