
Dólares fuera del sistema
Ahorros en dólares fuera del circuito bancario.

El equipo económico liderado por Luis Caputo empezó a trazar una hoja de ruta que busca, de manera ambiciosa, romper con una de las dependencias más históricas y traumáticas de la Argentina: Wall Street.
Sobre este punto, el economista Fernando Marull habló en el streaming Ahora Play. El especialista desmenuzó la arquitectura de este plan, que combina blanqueo, incentivos bancarios y una apuesta total por el ahorro interno, aunque sembró dudas sobre la capacidad de la plaza local para absorber el “muro” de vencimientos que asoma en 2026.
La estrategia del Gobierno parece clara: “argentinizar” el mercado de capitales. Para Marull, el objetivo es atraer los dólares que hoy descansan fuera del sistema. “Básicamente, es ir a buscar y formalizar los ahorros de los argentinos que tienen en cajas de seguridad. Generar incentivos para que los pongan en los bancos. Que, en vez de 35.000 millones de dólares, sean 50.000 millones”, explicó el consultor.
Este esquema se apoya en un arbitraje de tasas que ya empieza a verse en las pizarras de los bancos comerciales. Marull describió el mecanismo de los llamados “Argendólares”: “Un banco coloca al 5%, se da vuelta y compra un bono de YPF al 7%; hace la diferencia del 2% y al depositante le paga el 5%”. Según el economista, este flujo de divisas permitiría al Estado financiarse localmente, utilizando el sistema financiero como puente para que el ahorro privado sostenga las necesidades del Tesoro y de las empresas estratégicas.
Sin embargo, Marull advirtió que esta independencia de Wall Street, pregonada por Caputo en redes sociales, tiene matices. Si bien el Gobierno busca que el mercado internacional sea una fuente “marginal” para los bonos soberanos, para el economista la meta es, por ahora, más una expresión de deseos que una realidad estructural. “El mensaje de Caputo es aspiracional: nosotros queremos crecer con el ahorro de los argentinos. Pero convencer a la gente que tiene los dólares en Miami de que los traiga de vuelta toma 10 o 20 años sin crisis”, sentenció.
El mecanismo descripto para atraer dólares fuera del sistema y financiar al Estado y a empresas.
El gran interrogante para los inversores es qué sucederá cuando la Argentina deba enfrentar los compromisos de deuda de 2026, que ascienden a unos 16.000 millones de dólares. El Gobierno baraja opciones como préstamos REPO, desembolsos de organismos internacionales o financiamiento contra obras (represas). Pero para el especialista, el tamaño del mercado doméstico tiene un límite físico.

“En 2026 hay que rolear 16.000 millones de dólares. A mi criterio, la vuelta a los mercados internacionales —sea Nueva York o Londres— es inevitable para volúmenes grandes. Una colocación de 9000 millones de dólares no la conseguís solo en Argentina”, analizó. En ese sentido, Marull insistió en que “argentinizar” el mercado está bien como concepto, pero el volumen necesario para refinanciar la deuda soberana exigirá, tarde o temprano, el visto bueno de los grandes fondos de inversión extranjeros.
Al analizar la actividad económica, Marull describió un escenario de profunda heterogeneidad. Por un lado, sectores extractivos y el agro operan con dinamismo, mientras que la industria manufacturera y la construcción han sentido el impacto del ajuste. A pesar de esto, se mostró optimista respecto a la recuperación de esta última: “Para la construcción proyecto un 12% de crecimiento para el año que viene. El costo en dólares ya se estabilizó y las propiedades posiblemente rebote un poco”.
En cuanto al mercado laboral, el economista se distanció de las visiones más pesimistas que hablan de una destrucción masiva de puestos de trabajo. “Si mirás los datos, yo no veo una crisis de empleo todavía. Contra 2023, estamos 400.000 empleos arriba. Dicen que no es empleo de calidad porque no es el de 9 a 18, pero la gente está laburando en las nuevas redes, streamers, cuentapropismo. Cambió el mundo también”, argumentó.
No obstante, reconoció que el sector industrial y el público han sufrido bajas sensibles bajo la “motosierra” oficial, pero destacó que en el sector privado formal el ajuste ha sido menor que en el tramo final del gobierno de Mauricio Macri. “Como tenés salarios reales tan bajos, a las empresas les sale barato mantener al empleado esperando la reactivación”, explicó.
Hacia el final de su análisis, Marull planteó cuál es, a su juicio, la mayor amenaza para la sostenibilidad del plan económico de Javier Milei. El riesgo no parece ser hoy una corrida cambiaria inmediata, sino la degradación social en los sectores que no logran subirse a la reactivación.
“El mayor riesgo para adelante es que estos problemas ‘micro’ no se resuelvan y terminen contagiando a la ‘macro’. Que se te desancle la calle porque no hay empleo industrial en el conurbano”, advirtió. Según el economista, este escenario de fragilidad social podría amenazar la sustentabilidad política del modelo, estableciendo un paralelismo con las tensiones que marcaron el final de la convertibilidad en los años 90.
Para Marull, el éxito del plan dependerá de que la desinflación y la baja de la brecha cambiaria logren traducirse en una mejora del consumo masivo antes de que el malestar en los sectores postergados erosione el capital político del presidente. “Es una transición dolorosa y hay que monitorearla de cerca”, concluyó.