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En noviembre del año pasado se fue forjando la que en pocos meses se convertiría en una de las consultoras más originales del mercado.

En una suerte de encuentros quincenales un conjunto de economistas y analistas del mercado debatía la coyuntura y proponían estudios monetarios, fiscales y sectoriales.

Esa mesa era convocada por el ex ministro de Finanzas y luego presidente del Banco Central durante el gobierno de Mauricio Macri, Luis "Toto" Caputo. Participaban su segundo cuando estaba en Finanzas, Santiago Bausili. Y también los economistas referentes de EcoGo, la consultora que había creado Miguel Bein y lleva adelante Marina Dal Poggetto: Martín Vauhtier y Federico Furiase.

En los primeros días de junio, apenas días después del fallecimiento de Bein, Dal Poggetto comunicaba la salida de Vauthier y Furiase de EcoGo. Y arrancaba Anker Latinoamericana, nacido de ese núcleo de discusión y desde un studio en una torre de Palermo, lindera con la Sociedad Rural.

El objetivo central de la consultora es el asesoramiento a proyectos de inversión y estructuración de financiamiento. El campo principal, los dólares de inversores locales y extranjeros enterrados en el país. Caputo, que lidera la consultora, sostiene que los flujos que presionan sobre el dólar no son necesariamente de inversores extranjeros en fuga.

Alto nivel técnico y experiencia de gestión proponen como diferenciación en el análisis. "El mercado está lleno de análisis sesgados, y eso no ayuda a los inversores, ni a tomar decisiones", sostienen en Anker.

Por su parte, Vauthier (@VauthierMartin), pero sobre todo Furiase, muy activos en las redes sociales, desafiaban al difuso pero gritón consenso del mercado que vaticinaba un espiralamiento del tipo de cambio.

Estoico, Furiase (@FedericoFuriase) llamaba a reparar en la capacidad del Banco Central y del Gobierno de poder controlar la escena del dólar rumbo a las elecciones. El tiempo le dio la razón.

Alto nivel técnico y experiencia de gestión proponen como diferenciación en el análisis. "El mercado está lleno de análisis sesgados, y eso no ayuda a los inversores, ni a tomar decisiones", sostienen en Anker.

"Cuando se está en el Gobierno, existen las restricciones presupuestarias, que es a lo que el funcionario que está a cargo tiene que atenerse. Esas restricciones, esos objetivos van determinando las políticas y eso es lo que muchas veces las miradas distorsionan", dice Caputo ante sus íntimos.

El lanzamiento formal de la consultora estuvo precedido por una rentrée de Caputo, en la arena twittera, después de casi tres años de silencio.

Lo primero había sido un sorpresivo respaldo a la estrategia de renegociación de la deuda de Martín Guzmán, algo inesperado para la platea del mercado herida por la agresividad de la propuesta del Gobierno. Incluso para sus ex socios del experimento de Cambiemos en el Gobierno.

Más cerca en el tiempo, por mayo-junio se prendió en el debate sobre cuántos activos quedaban en el país en manos de fondos extranjeros que pudieran presionar al mercado de bonos e indirectamente al dólar.

Al igual que Furiase, Caputo, desde esa perspectiva, llamaba implícitamente a no tirar al bebé del Gobierno junto con el agua.

"Los ministros tienen fuertes restricciones, el Presupuesto y también la voluntad del Presidente", dice Caputo cuando lo consultan.

El microcosmos financiero empezó a reclamarle presencia y tomar más posiciones desde su experiencia en los mercados -recordar su paso como JP Morgan y por DeutscheBank-.

Como se recordará, tras el ministerio de Finanzas, Caputo reemplazó en el Banco Central a Federico Sturzenegger, con la misión de pilotar desde la mesa de cambios las presiones cambiarias. Resistió la posición del Fondo Monetario Internacional que le ataba las manos para la intervención en el mercado de cambios, hasta que tuvo que irse en septiembre de 2018.

Pequeño toto ilustrado

En un silencio público, reacio a las entrevistas, Caputo está acompañado por Bausili, Vauthier y Furiase, quienes, además de su análisis ofician de voces oficiales de la consultora. El grupo original también estuvo integrado por Felipe Berón y Constanza Bruno.

Las escasas exposiciones de Caputo en auditorios virtuales atraen a centenares de empresarios. Y sorprende alejado de una retórica de que se va todo al demonio.

-Cree que no hay espacio macroeconómico ni presupuestario para aventuras económicas delirantes. Confía en que Cristina Kirchner "no come vidrio". Elogia a Martín Guzmán, pero advierte que sus márgenes de maniobra están constreñidos a la voluntad política del Presidente de la Nación. Más profundamente, habla de que, a diferencia de lo que sucedió en las dos primeras experiencias kirchneristas, no hay stocks para consumir.

-"Estamos en un sistema 'flujodependendiente' que no admite demasiadas trabas para los dólares ni para desalentar a las exportaciones, bajo riesgo de que se desmorone la estantería", le escuchan decir los empresarios.

-"No se va a radicalizar", arriesga sobre el futuro del Gobierno kirchnerista post elecciones.

-Cree que a pesar de haberse perdido una oportunidad histórica de arreglar con el FMI en septiembre de 2020, el organismo concederá un acuerdo no exigente. "No creo que pida una devaluación, sí algo para garantizar el flujo de pagos futuros", tranquiliza. "Pero el acuerdo tampoco va a atraer una lluvia de inversiones".

-El tipo de cambio no sufrirá grandes variantes: "se acelerará el crawling peg".

-El punto sombrío de su diagnóstico es la caída de la demanda de dinero. Pronostica un aumento del stock de Leliq y de pases para absorber la emisión para financiar al Tesoro.

-A diferencia de lo que le pasó al Gobierno de Cambiemos y al Banco Central, destaca, no habrá una bomba de Leliq, puesto que los titulares son los bancos y no los particulares.