Los 5 cisnes negros de las Trumponomics
Se está prestando mucha atención a lo que el presidente de Estados Unidos podría hacer con los aranceles, pero hay muchos otros desafíos económicos en el camino.
Esta semana, un hombre que se alegró de una insurrección contra Estados Unidos en su nombre se convirtió en el 47º presidente estadounidense. Su adlátere, el hombre más rico del mundo, incurrió en saludos de estilo fascista. Aparte de eso, ¿cómo se siente todo el mundo?
Se está prestando mucha atención a lo que Donald Trump podría hacer con los aranceles. Y con razón; al fin y al cabo, se ha autoproclamado "el hombre de los aranceles". Pero existe el riesgo de dejarse llevar por la política comercial cuando hay muchos otros desafíos económicos en el camino.
Trump ya ha disparado unos cuantos cañonazos contra el mundo en asuntos económicos que apenas se debatían en los meses anteriores a su regreso a la Casa Blanca. Por orden ejecutiva, ha echado por la borda [la participación de Estados Unidos en] el acuerdo global sobre impuestos a las multinacionales, que su primera administración hizo un muy buen trabajo para impulsar. Muy pocos prestaron atención a las señales, aunque su candidato a secretario del Tesoro, Scott Bessent, arremetió contra el acuerdo en su audiencia de nombramiento. El propio Trump promete ahora represalias contra los países que sigan adelante con la imposición de impuestos a los beneficios de las multinacionales estadounidenses en sus territorios.
Otra consecuencia económica para el resto del mundo en la que apenas se ha pensado es que su prometida mano dura contra la inmigración podría redirigir grandes flujos migratorios desde América latina hacia Europa.
Así que ya va siendo hora de estudiar qué es lo que podría surgir que no estamos viendo en estos momentos. En resumen, ¿cuáles son los cisnes negros de las Trumponomics?
1. Un desplome de los precios del petróleo y el gas
"Perfora, bebé, perfora" [Drill, baby, drill] llegó al discurso de investidura de Trump, y no cabe duda de que hará todo lo posible por impulsar tanto la producción como la exportación de hidrocarburos. Una de las órdenes ejecutivas firmadas por Joe Biden que Trump canceló en su primer día como presidente era una moratoria de permisos para plantas de licuefacción de gas natural. Trump, que quiere que Europa compre más gas natural licuado estadounidense, sabe que su deseo podría chocar con las propias limitaciones de capacidad de exportación de EE.UU. Por tanto, es probable que sus acciones bajen los precios (aunque, hay que reconocerlo, algunos piensan que la producción de petróleo estadounidense está cerca de alcanzar su techo).
Al mismo tiempo, el pico de las necesidades de combustibles fósiles de China parece estar cada vez más cerca, y hay capacidad de reserva en el bloque de países productores de petróleo de la OPEP. Uno podría pensar que Trump no querrá inundar el mercado, pero algo me dice que a este hombre le importan los volúmenes por encima de todo. Y si la caída de los precios y la competencia estadounidense presionan sobre los ingresos de Rusia, ¿qué mejor?
2. Una álgida guerra comercial por el carbono
Trump vinculó su impulso a los hidrocarburos con un impulso a la producción manufacturera estadounidense: "EE.UU. volverá a ser un país manufacturero, y tenemos algo que ningún otro país manufacturero tendrá jamás: la mayor cantidad de petróleo y gas de cualquier país del planeta, y vamos a usarlo... Volveremos a ser un país rico, y es ese oro líquido bajo nuestros pies el que nos ayudará a conseguirlo".
Esto es precisamente lo que temen los europeos: que una energía más barata en otras regiones permita a sus competidores subcotizar a sus exportadores manufactureros en los mercados mundiales. Puede que Europa no pueda hacer mucho al respecto, pero al menos puede asegurarse que los productos estadounidenses que consumen mucha energía fósil no les subcoticen también en su mercado nacional. En este sentido, la Unión Europea (UE) ha puesto en marcha un nuevo arancel sobre el carbono, el CBAM, que sólo se aplica a un grupo reducido de materias primas. Habrá una enorme presión para ampliarlo a los productos manufacturados para protegerse de los métodos de producción más sucios tanto de EE.UU. como de China, lo que podría desembocar en una guerra comercial total impulsada por las diferencias en política climática y energética.
3. Redes sociales divididas
Todos conocemos la influencia de las grandes tecnológicas sobre Trump. De lo que no había sido plenamente consciente es de cuánto de su apoyo tiene que ver con que quiere que la UE deje de ser mala con ellos, es decir, que regule para que sus productos sean seguros. Así que la confrontación de bajo nivel que ha existido durante años es probable que estalle en un conflicto total. ¿Cómo reaccionará la UE? La decisión de Bruselas de "revisar" las investigaciones en curso sobre las grandes tecnológicas es una señal preocupante de que no tiene estómago para luchar. Pero estamos viendo varios ejemplos de la capacidad de los gobiernos para desconectar las redes sociales, ¡incluido el propio EE.UU.! Y en Davos, el presidente del Gobierno español acaba de arremeter duramente contra las empresas de redes sociales. Así que no hay que descartar que jurisdicciones de Europa o de otros lugares determinen que, con lo que se está convirtiendo EE.UU. y algunos de sus servicios de Internet, están mejor sin ellas.
4. La pelea por las criptomonedas
En relación con esto está el enamoramiento de la nueva oligarquía estadounidense con las criptomonedas. Sin duda se opondrán a cualquier intento de tomar medidas enérgicas contra la industria a nivel global. En Europa, escucho mucha preocupación justificada, en particular sobre las stablecoins estadounidenses, activos blockchain aparentemente vinculados al dólar estadounidense. La industria estadounidense de las criptomonedas está muy interesada en convertirlas en un medio de pago a escala mundial, y en otros países existe la preocupación de que esto pueda socavar el uso del dinero convencional en sus propias monedas. La respuesta de la UE es un esfuerzo muy concertado, aunque no muy conocido, del Banco Central Europeo para preparar un euro digital oficial; China y algunos otros países están haciendo lo mismo con sus monedas nacionales. No es para nada inconcebible un enfrentamiento en los pagos globales entre stablecoins privadas en USD y monedas digitales de bancos centrales de otras jurisdicciones -y podría tener repercusiones económicas y políticas mayores de lo que muchos esperan.
5. Repercusiones por la guerra contra las drogas
Trump ha declaró la emergencia en la frontera sur de EE.UU. y designó a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas. Esta última medida demuestra que el discurso de mano dura sobre el control fronterizo no sólo se refiere a la inmigración, sino también a las drogas. Al igual que en el punto anterior sobre los migrantes, si Trump realmente hace las cosas mucho más difíciles para el tráfico de drogas, es de esperar que sus pilares busquen otros mercados en los que expandirse. Así que la economía criminal global de la drogas podría reestructurarse, y el ya difícil de manejar desafío de las drogas en Europa podría empeorar súbitamente.
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