Caputo le dijo al Financial Times que descarta el riesgo de un default
A pesar de los vencimientos de u$s14.000 millones el año que viene, el ministro de Economía insiste en que el Gobierno podrá pagar la factura, con las previsiones de superávit fiscal.
Argentina es uno de los defaulteadores seriales del mundo, habiendo incumplido nueve veces sus obligaciones de deuda internacional. Esta vez, insiste el ministro de Economía Luis Caputo, será diferente.
Sumida en la recesión y con escasez de dólares, el país sudamericano debe pagar más de u$s14.000 millones a los bonistas y acreedores multilaterales en 2025. ¿Podría producirse otro default?
"Por supuesto que no, nunca", afirma el extrader de Wall Street al Financial Times en una entrevista conjunta en el palacio presidencial con el presidente Javier Milei. "Nuestro compromiso de pagar a nuestros acreedores es absoluto, total".
Milei, el economista libertario que asumió la presidencia de Argentina el pasado diciembre, lleva once meses aplicando reformas de libre mercado para rehacer una economía propensa a las crisis.
Sin embargo, aunque ha reducido drásticamente la inflación y equilibrado las cuentas del Gobierno, Milei no ha podido reconstruir las escasas reservas de divisas del país o restaurar el acceso a los mercados de capitales internacionales, lo que plantea interrogantes sobre cómo hará frente Argentina a los reembolsos del año que viene.
Pero Caputo afirma que ambas cosas se conseguirán pronto, a medida que el programa del Gobierno mejore la economía y aumente la confianza del mercado.
Los economistas estiman que las reservas de divisas del banco central siguen registrando un déficit de unos u$s4500 millones, una vez descontados un préstamo de China, los depósitos privados y otros pasivos.
La acumulación de reservas se ha ralentizado porque el Gobierno gasta dólares en mantener el tipo de cambio oficial del peso para evitar un repunte de la inflación. También han contribuido los bajos precios mundiales de la soja y el maíz, principales exportaciones de Argentina.
Caputo afirma que el futuro crecimiento de las reservas "dependerá en gran medida de las decisiones del sector privado", pero que "no habrá problemas".
Una amnistía fiscal lanzada por el Gobierno ayudó a aumentar los depósitos privados en dólares en Argentina en unos u$s15.000 millones este año, según datos del Banco Central, y los bancos usarán ese dinero para ofrecer préstamos, señala el ministro.
"Cuando los bancos necesitan convertir esos dólares en pesos para invertirlos, el banco central los compra... así, el banco central tiene una forma de hacer crecer fácilmente sus reservas", dice Caputo. "Mientras respetemos nuestro objetivo de déficit cero y emisión cero, la acumulación de reservas nos sorprenderá".
La confianza del mercado en Argentina se ha disparado con Milei, y los precios de los bonos soberanos en dólares del país se han triplicado aproximadamente en los últimos 12 meses.
El riesgo país de Argentina, la prima de interés sobre los bonos del Tesoro de Estados Unidos que los inversores exigen para mantener la deuda del país, ha caído de más de 2500 puntos básicos el año pasado por estas fechas a unos 1100 puntos básicos, aunque sigue estando muy por encima de los niveles que permitirían regresar a los mercados de bonos.
El Gobierno "no tiene necesidad" de pedir prestado dinero nuevo a prestamistas extranjeros porque su proyecto de presupuesto para 2025 prevé un superávit fiscal primario de 1,3% del PBI, afirma Caputo, a quien Milei se refiere como un "rockstar". Argentina sólo buscará acceso a los mercados para "refinanciar la deuda existente, como cualquier otro país", añade.
La mayor parte de los vencimientos de la deuda de Argentina en 2025 recaen en enero y junio, con casi u$s5000 millones de intereses y reembolsos del principal a pagar a los bonistas en ambos meses. Para enero, Caputo señala que el Gobierno ya ha depositado efectivo en Bank of New York para pagar los intereses, y ha asegurado un acuerdo de recompra a casi tres años con los bancos para pagar el principal.
"En junio, si las tasas de interés lo permiten, refinanciaremos el principal y pagaremos los intereses utilizando nuestro superávit primario", dice Caputo. "Si no se dan las condiciones, haremos los pagos de otra manera".
Algo que ayudaría, dicen los economistas, es un nuevo acuerdo con el FMI. Argentina le debe al Fondo u$s44.000 millones de un rescate que se remonta a 2018, y un nuevo acuerdo para refinanciar la deuda aliviaría la presión sobre las escasas reservas de dólares de Argentina.
Caputo afirma que el Gobierno aún está decidiendo su estrategia de negociación y que podría condensar en una sola las revisiones novena y décima del actual programa del FMI, previstas para agosto y noviembre. "Estamos entre ir a la novena y a la décima [revisiones] juntas o pedir directamente un nuevo acuerdo para acelerar los plazos", explica.
El objetivo de otro acuerdo con el FMI, añade Caputo, sería "dinero nuevo neto y poder recapitalizar el banco central más rápidamente".
Hasta ahora, las relaciones han sido difíciles: el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Rodrigo Valdés, se retiró de las negociaciones con Buenos Aires después de que Milei lo acusara de mala voluntad. (El funcionario chileno había molestado al Presidente al pedir públicamente que se mejorara la calidad del ajuste fiscal de Argentina).
No está claro si el Gobierno de Milei llegará a un nuevo acuerdo con el FMI y, en caso afirmativo, hasta qué punto estaría dispuesto el Fondo a prestar más a u país que ya es, por lejos, su mayor deudor.
No obstante, el Presidente y su ministro de Economía insisten en que las relaciones con el prestamista con sede en Washington son "buenas", y que los inversores interesados en Argentina no deberían esperar a un voto de confianza del fondo para comprar activos.
"Hoy es la gran oportunidad", dice Milei. "Cuanto más tiempo pase, menor será nuestro riesgo país, más valdrán nuestros activos y menor será su rentabilidad".
A pesar de los retos a los que se enfrenta su programa, el líder argentino se mantiene firme. "El mayor riesgo es que el Presidente renuncie a sus convicciones, lo cual es imposible", afirma. "No me molesta el ruido de quienes quieren empeorar este país. He venido aquí para dirigir el mejor Gobierno de la historia".
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