
En un gobierno encabezado por una ex estrella de reality, que recibe a multimillonarios, iconoclastas y lleno de egos, Lighthizer, que cumplió 70 años en octubre, fue hasta ahora un jugador llamativamente de bajo perfil. A diferencia de otros miembros del gabinete, como Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, y Wilbur Ross, secretario de comercio, que fueron las caras visibles de la administración, Lighthizer tuvo una presencia más enigmática.
Pero en los próximos meses, el ex abogado y veterano de las guerras comerciales con Japón durante la era de Reagan podría llegar a ser una figura más importante y conflictiva en la economía mundial que Mnuchin o Ross. Tras adherir plenamente a la visión proteccionista "Estados Unidos Primero", se convirtió rápidamente en una voz influyente.
"Creo que no solo está cerca del presidente, sino que está cerca del presidente en cuanto a su visión del mundo. No está fingiendo", dice un confidente.
Si la administración Trump inicia una guerra comercial con China, Lighthizer será el general que encabece el ataque. Si decide actuar y retirarse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Canadá y México, será porque Lighthizer ha llevado las negociaciones a un punto muerto.
Lighthizer y los ministros de los otros 163 miembros de la Organización Mundial del Comercio se reúnen en Buenos Aires; no obstante, ningún otro asistente detenta más poder sobre el futuro de la institución o el sistema de comercio internacional al que está anclada.
Lighthizer, un halcón con China, es un crítico persistente de la OMC y sostiene que no supo lidiar como corresponde con el auge de la economía china. Su oficina dijo que utilizaría la reunión de esta semana para "defender los intereses económicos y comerciales de Estados Unidos, entre ellos la reforma institucional de la OMC".
Funcionarios allegados a las conversaciones señalaron que la UE y otros participantes habían abandonado los intentos de firmar una declaración ministerial tras la propuesta de Estados Unidos de incorporar un texto que prohiba que el órgano de apelación de la OMC viole la soberanía de los miembros, y de eliminar una afirmación de larga data del papel del sistema multilateral en la economía mundial.
No obstante, mientras Trump protesta públicamente sobre lo que considera el tratamiento injusto de la OMC hacia Estados Unidos, y amenazó durante la campaña del año pasado con sacar a Estados Unidos, Lighthizer aseguró en privado a sus colegas que todavía ve valor en la institución. Eso le ha dado lo que muchos otros miembros de la OMC consideran un incómodo poder sobre el destino de la institución.
"Si Bob fuese a ver al presidente y dijese: Creo que deberías ir al Rose Garden esta tarde y decir que pondrás fin a nuestra calidad de miembros de la OMC, realmente creo que el presidente se haría presente allí en un abrir y cerrar de ojos antes de que cualquiera pudiese detenerlo", señaló un funcionario.
Lighthizer, que se negó a hacer comentarios, dejó en claro que procura una corrección histórica del rumbo de la política comercial de Estados Unidos. Aunque es republicano de nacimiento y fue el tesorero de la campaña presidencial de 1996 del mentor Bob Dole, Lighthizer estuvo en desacuerdo con la tendencia pro-comercio del partido. Como uno de los principales abogados de la industria siderúrgica de Estados Unidos, también desarrolló sólidas relaciones con otros escépticos comerciales en el partido demócrata y en los sindicatos.
"Es fiel a sus principios", afirma Thea Lee, presidente entrante del Instituto de Política Económica, de izquierda. "Le importa mucho el déficit comercial de Estados Unidos y le preocupan los empleos en suelo estadounidense. Para muchos intereses comerciales, ninguna de esas cosas es importante".













