El plan económico de Lula encuentra cada vez más obstáculos en el Congreso
El poderoso presidente de la Cámara Baja, Arthur Lira, le aseguró al Financial Times que defenderá las leyes pro-mercado destinadas a darle mayor dinamismo a la economía brasileña.
El presidente de la Cámara de Representantes de Brasil se comprometió a impedir que Luiz Inácio Lula da Silva dé "marcha atrás" con la reforma económica, en un desafío a la iniciativa del presidente de revisar las leyes pro-empresas.
Lula ha provocado el malestar de los inversores tras intentar revertir la legislación sobre derechos laborales y la privatización de los servicios de agua y alcantarillado.
Pero Arthur Lira, diputado federal conservador que ocupa la presidencia de la Cámara Baja y es una de las figuras más influyentes de Brasilia, insistió en que los legisladores defenderán las medidas destinadas a dar más dinamismo a la mayor economía de América latina.
Lula quiere eliminar una ley clave para la economía y el mercado está preocupado
"La Cámara [de diputados] está formada por legisladores conservadores, reformistas y liberales", dijo en la conferencia FT Live en Nueva York. "Sin lugar a dudas, cuidarán el legado de reformas que se llevaron a cabo y otras que se presentarán este semestre".
"He expresado lo que piensa la mayoría de la cámara, que es no votar a favor de retrocesos en las reformas", agregó.
Estas declaraciones suponen un duro golpe para el gobierno de Lula, que no cuenta con mayoría en el Congreso y debe apoyarse en el bloque de centro-derecha liderado por Lira para aprobar sus proyectos de ley.
La visión expansiva de Lula para el Estado ha inquietado a las grandes empresas, que temen una repetición de las intervenciones pasadas de los gobiernos de izquierda. El último gobierno de Brasil, liderado por el Partido de los Trabajadores, terminó en la destitución de la sucesora de Lula, la expresidenta Dilma Rousseff, y con la peor recesión de la historia del país.
Lula, exsindicalista de 77 años que gobernó el país sudamericano entre 2003 y 2010, ha atacado a su banco central por las altas tasas de interés y ha cuestionado la independencia de la institución. Los ministros también quieren modificar una ley de 2017 que flexibilizó las rígidas normas de protección del empleo en Brasil.
Oliver Stuenkel, profesor de la Fundación Getúlio Vargas de San Pablo, dijo que Lira se presentaba como el guardián de la reforma económica.
Lula interviene en el banco central de Brasil con un nombramiento clave
"Puede detener lo que el presidente quiera hacer. En cierto modo, eso es lo que muchos inversores quieren oír. Está diciendo que el peor escenario posible es el statu quo. También le estaba diciendo al gobierno: 'no tiene sentido intentar cosas radicales'".
El presidente de la Cámara Baja de Brasil ejerce un poder político considerable, ya que el cargo controla el calendario legislativo y tiene autoridad para decidir si procede o no presentar solicitudes de destitución contra el jefe del Estado.
Lula sufrió su primera gran derrota legislativa este mes, cuando la Cámara Baja vetó parcialmente los decretos destinados a proteger las empresas estatales de suministro de agua. Los decretos habrían alterado la regulación aprobada bajo el mandato de Jair Bolsonaro, que abrió el sector a más empresas privadas.
'Ansioso y frustrado': por qué Lula se radicaliza y gira a la izquierda
Una prueba crucial de la capacidad de Lula para aprobar leyes se producirá cuando los legisladores voten en las próximas semanas una serie de normas destinadas a reducir los límites del gasto público. Su aprobación es fundamental para que el izquierdista pueda cumplir sus promesas electorales de destinar más dinero a asistencia social e infraestructura.
Lira dijo que el llamado nuevo marco fiscal presentado por los ministros tenía una "columna vertebral razonable", pero que necesitaría ser revisado para aclarar las consecuencias cuando no se alcancen los objetivos para las finanzas públicas.
Lira insistió en que, a pesar de las diferencias con Lula, su relación era "tranquila, estable y armoniosa", y añadió que no seguirían "el camino de la confrontación".
Sin embargo, el diputado de 53 años dijo que una revisión del Estado administrativo de Brasil -considerado por los economistas como vital para recortar el ineficaz gasto público- era improbable en un futuro próximo.
"Por ahora, se quedará ahí. No se puede entrar en 10 peleas al mismo tiempo".
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