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La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene como objetivo hacer respetar las leyes vigentes en las vías de circulación. Es por ese motivo que informa a los conductores sobre algunas cuestiones que tienen que ver con la seguridad detrás del volante.

En diversas ocasiones, el organismo dirigido por Pere Navarro ha recordado que existen algunas enfermedades crónicas que pueden tener incidencia en el conducir. El trastorno de ansiedad es una de ellas.

Qué es el trastorno de ansiedad

Las personas que sufren trastornos de ansiedad a menudo sienten temor y angustia de forma intensa y prolongada. Estas emociones, difíciles de manejar, normalmente se acompañan de tensión física, junto con otros síntomas conductuales y cognitivos.

Esta patología puede obstaculizar las actividades diarias y afectar negativamente la vida familiar, social y profesional o académica de las personas que la sufren.

Según informa la OMS, se estima que el 4% de la población global sufre actualmente de un trastorno de ansiedad. En 2019, había 301 millones de personas afectadas en todo el mundo, lo que los convierte en los desórdenes mentales más prevalentes.

A pesar de que existen tratamientos efectivos para estos trastornos, solo aproximadamente una de cada cuatro personas que los necesitan (27,6%) recibe algún tipo de tratamiento.

Los principales desafíos para obtener atención incluyen la falta de reconocimiento del trastorno como una condición médica tratable, inversión insuficiente en servicios de salud mental, escasez de profesionales de salud capacitados y el estigma social asociado.

Qué dice la DGT sobre conducir con trastorno de ansiedad

En principio, aquellos que padezcan ansiedad o depresión podrán adquirir, reinstaurar o renovar su licencia de conducir sin inconvenientes, siempre que cuenten con una evaluación positiva de un psiquiatra o psicólogo que respalde la concesión, restitución o renovación de la licencia.