Descubrimiento escalofriante: hallaron más de 1700 virus de hace más de 40.000 años en un glaciar asiático
Los investigadores involucrados han calificado a estos microorganismos encontrados como una "cápsula del tiempo".
Un grupo de científicos ha realizado un descubrimiento que podría transformar nuestro entendimiento sobre el pasado de la Tierra: hallaron en un glaciar asiático más de 1700 virus que datan de hace más de 40.000 años.
Durante una expedición a la meseta tibetana, en Asia, los investigadores que protagonizaron el descubrimiento extrajeron muestras de un gran témpano que contenían estos microorganismos, los cuales fueron calificados como una suerte de "cápsula del tiempo".
Descubrimiento colosal: ¿dónde se hallaron estos 1700 virus de 40.000 años de antigüedad?
El hallazgo se llevó a cabo en el glaciar Guliya, un sitio de difícil acceso que está ubicado en una de las regiones más elevadas del Himalaya. El trabajo estuvo a cargo del paleoclimatólogo Lonnie Thompson.
Dicha expedición, gracias a la cual se logró revelar este tesoro biológico, requirió el uso de yaks para transportar los equipos y las muestras de hielo a través de terrenos inhóspitos.
En tanto, los virus descubiertos representan una fuente de información única, ya que, según los expertos, podrían proporcionar datos clave sobre los cambios ambientales que experimentó el planeta durante diferentes periodos climáticos.
Gracias a la presencia de estos microorganismos, los científicos podrán analizar formas de vida que han permanecido inalteradas allí. Además, el descubrimiento podría también ofrecer respuestas sobre cómo estos y otros microbios interactuaban con el entorno.
¿Qué importancia tiene el descubrimiento de estos virus en el Himalaya?
El avance en la paleovirología no solo es relevante para entender el pasado, sino que también puede ayudar a predecir cómo los virus y otras formas de vida podrían comportarse en un futuro por la influencia del cambio climático.
Este descubrimiento científico marca un hito en la investigación del pasado ecológico del planeta y refuerza la necesidad de seguir explorando los glaciares y otros entornos extremos en busca de más pistas sobre la evolución climática y biológica de la Tierra.