Montado sobre el triunfo del último domingo, el gobierno de Javier Milei busca capitalizar el envión político para recuperar el control de la agenda de gestión e instalar el debate sobre la reforma laboral, una de las piezas estructurales de su segunda etapa. Junto a la tributaria, ambos proyectos avanzan en el Consejo de Mayo y figurarían en el próximo llamado a sesiones extraordinarias. En cambio, la reforma previsional se postergaría hasta 2026, atada al desenlace de la primera.

No es el primer intento del Ejecutivo por modificar el sistema laboral argentino. El capítulo laboral del DNU 70/2023 fue suspendido por la Justicia, aunque algunos aspectos -como el Fondo de Cese laboral, la ampliación del período de prueba y la figura del "empleado colaborador"- se incorporaron luego en la Ley Bases. Más tarde, la diputada libertaria Romina Diez presentó un proyecto con beneficios fiscales y reformas para PyMEs que quedó archivado pero incluía un capítulo laboral con varios de los puntos descartados de los intentos previos.

Hoy, el Consejo de Mayo trabaja sobre un nuevo texto que retoma parte de esa iniciativa y la amplía. Según confirmaron fuentes oficiales a El Cronista, su aprobación figura entre las prioridades para las extraordinarias, en un Congreso que Milei considera "más sólido" para los planes libertarios.

Desde la óptica del Gobierno, la legislación vigente presenta "rigideces que frenan la creación de empleo" y requiere una actualización que acompañe los cambios del mundo productivo. Pero en los gremios el avance genera recelo. A una semana de renovar la conducción de la CGT -aún sin definir si será un unicato, un binomio o un triunvirato-, los dirigentes comenzaron a endurecer su postura tras la derrota en las urnas del último domingo.

"Si la reforma laboral es progresiva es una cosa. Nosotros tenemos un concepto claro de progresión de derechos. Si es para ceder derechos, no habrá ninguna negociación de ningún tipo", advirtió Héctor Daer, cosecretario general saliente. El dirigente habló de una estrategia "múltiple", con frenos parlamentarios y "presión política y gremial".

Entre los ejes del borrador que se discute en la Casa Rosada sobresalen dos: el impulso a las paritarias por empresa y la creación de un salario dinámico basado en mérito y productividad. Ambos fueron mencionados por el secretario de Trabajo, Julio Cordero, en su exposición ante la comisión de Presupuesto.

El Ejecutivo insiste que estos cambios se debatirán en el marco del "diálogo social" con gremios y cámaras, con el objetivo de "facilitar la contratación y la formalización laboral" sin eliminar derechos esenciales. Enfatizan en que no buscan "desregular", sino "generar más empleo formal y de calidad". Sin embargo, la informalidad laboral creció desde el segundo trimestre de 2024 y alcanza al 43,2% de los trabajadores.

"Está todo muy prematuro, muy caliente. Quieren instalar el tema después del domingo, pero si hay algo en lo que coincidimos los gremios es que nada se puede dar por fuera de los convenios de trabajo", afirmó un referente sindical que integra el bloque renovador de la CGT. Este jueves, la cúpula cegetista se reunirá en la UOCRA y algunos actores presionan para definir postura.

Gerardo Martínez, líder de ese gremio y representante de la central en el Consejo de Mayo, también fijó posición: "El tan mentado ‘costo argentino' se debe al mal manejo de la política económica, tributaria y cambiaria. El salario no tiene incumbencia en el costo argentino". Y agregó: "No es el ‘exceso de regulaciones laborales' el causante de esta situación, sino la ausencia de una política económica que brinde condiciones reales de inversión productiva y rentabilidad sostenible".

Desde la CGT aseveran que la reforma laboral solo se abordó de forma general en la reunión del Consejo de Mayo pero que no se presentó borrador alguno aún. En esta etapa, puntualizan desde el Ejecutivo, se trata de incluir todas las opiniones de los actores involucrados -desde los gremios a las cámaras empresariales- para avanzar con aquellos aspectos que logren consenso de cara a la presentación del informe que harán el 15 de diciembre.

Uno de los debates centrales del borrador oficial se enfoca en dar prioridad a los convenios por empresa sobre los de actividad. Hoy, estos acuerdos solo pueden mejorar condiciones sectoriales, pero no modificarlas. Para el Gobierno, ese cambio permitiría "ajustar las cláusulas a las realidades de cada compañía, sus trabajadores y la región donde desarrolla su actividad económica".

Hasta tanto se defina, el desafío inmediato pasa por garantizar la aplicación efectiva de los convenios de actividad en todo el país. Pero el Ejecutivo advierte que las paritarias deben contemplar la "sostenibilidad económica de las empresas", un principio que -según subrayan- comparte la OIT.

"El sistema laboral solo funciona si las empresas pueden sostenerse en el tiempo", explicó una fuente oficial, que remarcó la necesidad de acuerdos "basados en realidades" que luego puedan mejorarse a nivel de empresa. Detrás de esa lógica aparece el objetivo de fondo: revisar los convenios colectivos, una tarea en la que creen poder tender puentes con los gremios de mayor volumen.

Una de las llaves para ese acercamiento sería la incorporación de salarios dinámicos, concebidos -según el Gobierno- como una herramienta "para modernizar las relaciones laborales". La idea es incluir criterios objetivos de rendimiento y resultados en las negociaciones colectivas o incluso en contratos individuales, para "mejorar el salario y reconocer el mérito sin comprometer la sostenibilidad empresarial".

El esquema giraría en torno a un salario básico remunerativo complementado por componentes variables vinculados al desempeño. "El salario se convierte en un motor de mejora continua, con incentivos reales tanto para el trabajador como para la empresa", resumen desde el Ejecutivo. "El que más produce, más gana; y la organización que reconoce el mérito, crece."

Para el oficialismo, las paritarias tradicionales centradas en la inflación "responden a un modelo agotado" porque "todos perciben lo mismo sin importar el esfuerzo o los resultados", lo que "promueve la mediocridad". Su apuesta es instalar una cultura laboral basada en competencia y productividad: "El trabajador que da más, quiere más", resumen en la Casa Rosada.

En paralelo, la reforma incluiría otros puntos técnicos: digitalización de registros, eliminación de trámites burocráticos, libertad para pactar sueldos en distintas monedas y la implementación de bancos de horas dentro de los convenios. Este último punto toma como referencia el modelo griego, impulsado localmente por el empresario Martín Varsavsky, con jornadas extendidas y topes semanales de trabajo.