

"No, no, presidenta no". Más de una hora después de haber empezado su disertación Cristina Kirchner cambió el tono. Varias veces se había escuchado en el Teatro Argentino de La Plata el jingle del clamor "Presidenta, Cristina Presidenta" que ella ignoró tomando un sorbo agua. Había llegado decidida a no dar definiciones sobre una posible candidaturacon su clásico "tranquilos, no se hagan los rulos". Pero ya estaba embalada y gran parte del auditorio entendió que se bajaba de estas elecciones 2023.
A muchos de los dirigentes presentes, más o menos cristinistas y hasta algunos solitarios albertistas, les pareció que su objetivo es delinear un programa de gobierno, una especie de corset para quienes integren la próxima fórmula presidencial. Otros, desde sindicalistas a intendentes, dijeron a El Cronista que mantienen la esperanza, que si no es ella nadie puede encarar todo lo que dijo que se debe hacer. Algunos, como Roberto Baradel, no se resignan. Menos bien le podría caer a Juan Grabois, que participó del acto, que otra persona tenga la bendición de la Vicepresidenta, más si esa persona es el actual ministro de Economía de la Nación.
Primero analizó la convertibilidad de Domingo Cavallo y concentró todos sus dardos en la figura de Javier Milei, el 'cuco' de estas elecciones para los tradicionales partidos políticos que "trae el pasado que fracasó al presente". De pronto advirtió que había dejado su aparente moderación de lado, pidiendo incluso que no usaran "el bastón del mariscal para pegarle a un compañero en la cabeza" y bromeó por su ofuscación. "Acá no es casualidad que la única dirigente política que fue condenada, proscripta, inhabilitada e intentada asesinar es una sola", gritó. Dos palabras resonaron: proscripta e inhabilitada.
"Esos mamarrachos andan diciendo que la casta tiene miedo. ¿De qué tienen miedo? Si nunca te pasó nada hermano ¡que me venis a joder!" alzó la voz tapada por el estallido de la Sala Ginastera mientras ella seguía, casi a punto de llorar: "No tengo miedo. Miedo tengo de que mis nietos puedan crecer en un país tan injusto, yo ya viví, ya dí lo que tenía que dar. Temo por los jóvenes, temo por los pibes".
Tras cartón pidió un acuerdo político respecto al endeudamiento y reprochó a toda la clase política la "cobardía" y la "hipocresía". Por eso la pregunta que varios repitieron: si no es ella ¿quién?.

Durante una hora y 17 minutos, en el mismo teatro donde lanzó sus candidaturas en el 2005 y en el 2007 y donde presentó un hito frustrado de su gobierno como fue la Ley de Medios, buscó desarmar la propuesta de dolarización del "mamarracho", cuyo nombre no pronunció. Sin otros adjetivos apuntó a "un ex ministro de ojitos claros", en referencia a Domingo Cavallo, la convertibilidad y el estallido del 2001. Y a Javier Milei, "otro economista de ojitos claros pero con pelo". Los acusó de querer imponer recetas que fracasaron hace 20 años. "Muertos, violencia, represión, esta es la historia de la convertibilidad en la Argentina, que es la historia de la dolarización", remató.
Esta vez la Vicepresidenta habló casi más de la propuesta de dolarización y de la oposición que del Fondo Monetario Internacional, organismo con el que hoy mismo funcionarios del Ministerio de Economía están sentándose a negociar. Culpó al FMI por la inflación pero cuidó a Sergio Massa, su socio más fiel.

Cristina Kirchner destacó al jefe del palacio de Hacienda y líder del Frente Renovador. "Nadie dice que no haya que pagar" calmó posibles rumores pero pidió que "se revisen las condicionalidades". Y destacó que esta semana el ministro intervino en los mercados con reservas para hacer bajar la corrida cambiaria. "El acuerdo con el Fondo prohibía que el Banco Central interviniera en el mercado cambiario para evitar la corrida", destacó la gestión del tigrense como también el acuerdo que firmó el miércoles con China para importar con yuanes en lugar de la faltante divisa norteamericana.
La presentación de la Escuela Justicialista Néstor Kirchner dejó además muchas señales y símbolos de lo que viene y de la soledad en la que queda el presidente Alberto Fernández a quien no invitaron al acto.
El VIP con reaparecidos y una sola albertista
En la galería central del primer piso, el vip con pulsera verde, reaparecieron varios de los ministros echados por el jefe de Estado, desde Felipe Solá a Julián Domínguez. También sorprendió el rol de Nicolás Trotta, exministro de Educación que después de la pandemia guardó un bajo perfil hasta hacerse cargo de la coordinación de la escuela, propuesta que Víctor Santa María, del Suterh, le llevó a Máximo Kirchner.
En el escenario rodearon a la Vicepresidenta la ex senadora santacruceña Virginia García; la diputada cristinista Claudia Bernazza del Instituto Patria; Cristian Girard, titular de ARBA y en representación de Axel Kicillof; Rodrigo "Rodra" Rodríguez por La Cámpora y Mónica Litza por el Frente Renovador.
El apoyo del massismo fue aún más explícito con la presencia de la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau; los diputados Marcela Passo y Carlos Selva, legisladores provinciales, una docena de intendentes y el sindicalista Carlos Acuña, integrante de la mesa de la CGT. La alianza Cristina-Massa se consolidó al mismo tiempo que iba en aumento la distancia con Alberto Fernández.
En el lanzamiento de la escuela, nadie nombró al Presidente. Todo fue explícito. Cristina Kirchner pidió en forma permanente "un programa de gobierno", criticó que ahora se puedan comprar u$s 200 por mes cuando a ella la reprochaban los 2500 mensuales. "Comparado, era Disney", ironizó. Y subrayó una más con destinatario obvio: "Cuando no te querés pelear con nadie terminás peleándote con todos".
Entre los muchos kirchneristas, desde Máximo Kirchner, a Axel Kicillof, Andrés Larroque, Mayra Mendoza, Jorge Ferraresi, etc, estuvieron también el ministro Gabriel Katopodis y Victoria Tolosa Paz y su marido Enrique "Pepe" Albistur, la pareja más cercana al Presidente.
Al cuestionar las críticas sobre el tamaño del Estado comparó a "los ricos que no pagan impuestos" con la porción del PBI destinada a asistencia social y reclamó rediscutir el sistema tributario. "Acá está la ministra de Desarrollo Social", destacó a Tolosa Paz que el último sábado fue anfitriona en Ensenada del albertismo, acto en donde Aníbal Fernández fue muy duro con Cristina Kirchner y hasta habló de "la soberbia de La Cámpora" y de Máximo Kirchner. Tras el cierre del acto, Tolosa Paz tuiteó sobre el discurso: "Aporta certezas y nos marca el rumbo a seguir".













