"El único instrumento que garantiza un límite a Javier Milei es Fuerza Patria", lanza el diputado Itai Hagman, referente del espacio político de Juan Grabois en la Cámara y rostro político de la coalición en la Ciudad de Buenos Aires. La parada porteña nunca fue sencilla para el peronismo ni tampoco promete serlo ahora con el PRO y LLA jugando en tándem en una lista que diluyó por completo al componente amarillo. Pero así y todo, no duda en lanzar un furibundo dardo contra el resto de los opositores, aliados circunstanciales en el Congreso en las últimas sesiones.
En una entrevista mano a mano en la redacción de El Cronista, plantea la necesidad de aggiornar la mirada y romper ciertos tabúes del progresismo sobre la reforma tributaria, previsional y laboral y dar el debate. "Argentina necesita un proyecto nuevo de industrialización, porque no puede ser solamente de protección integral de la economía, abastecimiento energético y demanda efectiva a través del consumo. Necesita que la protección sea más inteligente, más selectiva", puntualiza Hagmam.
-Estamos viviendo una campaña de baja intensidad, que por momentos y salvo actos puntuales casi pasa desapercibida, ¿cómo la describiría?
-No es una elección legislativa normal, donde lo que se discute es simplemente la nueva composición del Congreso, porque estamos frente a un gobierno que no es un gobierno normal. Milei rompió institucionalidad en la Argentina, no respeta al Congreso de la Nación, gobierna por decreto y no acepta las leyes incluso cuando el Congreso insiste en leyes vetadas, es como si no registrara que juró por una Constitución. Él no gobierna un país anarcocapitalista y no es tampoco un monarca o un emperador, es el Presidente de una república que tiene una Constitución, que establece atribuciones del Congreso, con leyes que debe cumplir, no solo si le gustan.
-Desde hace tres meses el Gobierno se ve envuelto en diversos escándalos, del fentanilo a ANDIS y luego Espert y sus vínculos con acusados por narcotráfico, ¿hay un hilo conductor detrás de estos episodios?
-Acá hay un gobierno que está atravesado por una lógica de estafa. No son funcionarios de tercera o segunda línea, son todos escándalos que están en la intimidad del mandatario. En la estafa LIBRA, que fue la primera, directamente la protagonizó el Presidente de la Nación y personas muy íntimamente vinculadas a él como Mauricio Novelli o Terrones Godoy, con vínculos comerciales previos a su investidura. Yo pertenezco a la comisión que investiga el caso en el Congreso y puedo afirmar con contundencia que esto llega a Milei de manera directa. Luego el caso ANDIS y Spagnuolo, que además de ser abogado de Milei, es la persona que más visitas tiene a Olivos en un año y medio. Y por último, el caso de Espert: la razón principal por la cual Milei lo bancó tanto a Espert, tiene que ver con que no está al margen de este financiamiento oscuro de la política que llevó adelante Fred Machado y que involucra a Espert pero también a la candidata a senadora por LLA en Río Negro, la actual diputada Lorena Villaverde. El Presidente comparte abogado con Fred Machado. Y a todo eso suma a una lógica de estafa, porque si uno repasa todas las promesas de campaña, han sido una estafa tras de otra.
-Van dos citaciones de la comisión LIBRA a las que falta Karina Milei, ¿hasta dónde están dispuestos a ir en su intento por interpelarla: podrán solicitar el uso de la fuerza pública contra la hermana del Presidente?
-Nuestra voluntad es ir hasta las últimas consecuencias. Le tenemos que pedir a la Justicia que nos autorice el pedido de la fuerza pública. No sabemos qué actitud va a tomar la Secretaría General de la Presidencia. Sospechamos que no tiene interés en venir. Pero la verdad es que es su obligación. Entonces es un hecho más que le suma a esta irregularidad institucional en la cual funciona este Gobierno. Si el Congreso de la Nación interpela a un funcionario público o lo cita a declarar en una comisión, es su obligación comparecer. Si realmente no tuviera nada que esconder, si realmente tuviera una explicación convincente, creo que vendría. No viene porque no la tiene. Como pasó con Espert, que cuando tuvo que defenderse, hacía aguas por todos lados.

-¿Por qué piensa que la Justicia tampoco avanza con más ímpetu en su investigación?
-No hace falta ser abogado en Argentina para entender que el Poder Judicial funciona muchas veces al ritmo de los acontecimientos políticos. Nosotros somos uno de los denunciantes de la causa. Cuando hubo que dejar firme la condena a Cristina, tardaron 20 días; cuando hubo que extraditar a un narcotraficante, tardaron años. Es un problema que tenemos en la Argentina: un Poder Judicial que depende más de las tapas de los diarios y de las presiones políticas que de hacer su trabajo correctamente.
-¿Considera que le alcanzará al Gobierno con correr a Espert de la lista y los spots aunque siga en la boleta?
-Hasta la elección de la Provincia de Buenos Aires diría que había una sensación de que la sociedad estaba dispuesta a acompañar el ajuste de Milei y la violencia contra los jubilados. Eso se desmoronó. Y el Gobierno entró en una situación de crisis política que también se trasladó a una mayor fragilidad financiera, por eso van a pedir un rescate económico y político a Estados Unidos. Ahora lo que veo es un gobierno desesperado y no creo que la baja de la candidatura de Espert cambie sustancialmente la situación. Creo que no les quedaba otra pero la sociedad ya le picó el boleto a Milei. Este proceso está agotado desde el punto de vista económico y político, pero lo que no está agotado es su capacidad de daño. Votar a Fuerza Patria es tratar de que el daño sea el menor posible mientras se construye una propuesta programática para sucederlo en 2027.
-Venimos de una experiencia fallida de un gobierno peronista, ¿por qué les darían otra oportunidad?
-Yo soy de los que creen que no tenemos que fingir demencia con eso. Venimos de una experiencia fallida con el Frente de Todos, salió muy mal. Pero también creo que no se puede reducir al peronismo o el kirchnerismo a ese gobierno, porque tenemos una historia larga. Y si miramos, creo que los mejores momentos de la Argentina fueron momentos en los cuales gobernó el peronismo. Ahora, obviamente, nosotros tenemos que poder mostrarle a la sociedad que hemos aprendido de los errores. Fuerza Patria tiene una columna vertebral peronista, pero incluye a otros sectores y hasta se puede ampliar más sobre la base de puntos de consenso:¿qué vamos a hacer con el FMI? ¿cuál es ese modelo de industrialización? ¿Cuál va a ser la política social y laboral? Por lo menos tiene que haber 10 puntos centrales.
-¿Y cómo le hablan a ese electorado joven que no conoció la experiencia kirchnerista cuando buscan contrastarla con el pasado? Ellos no tienen esa memoria a la que ustedes apelan de una Argentina distinta...
-No tiene esa memoria vivencial, como yo no tengo la memoria del primer peronismo, porque no había nacido, pero eso no me impide saber que la Argentina no fue siempre igual y que tuvo distintos momentos. Lo que me gustaría contarle a esos jóvenes que no vivieron el kirchnerismo, es que los 12 años de Néstor y Cristina fueron la excepción de la Argentina de los últimos 50 años, no la norma, que lamentablemente se parece más a lo que estamos viendo hoy con Milei. Y que eso es lo que nosotros tenemos que cambiar: esa estructura económica y productiva y esa economía bimonetaria que nos lleva a recurrentes crisis financieras y de deuda. Porque en ese periodo de los 12 años de Néstor y Cristina, de los que yo tengo un montón de críticas, había un rumbo que tenía que ver con una Argentina industrial y una política soberana exterior con la búsqueda de una integración regional.

-¿Es un riesgo la asociación estratégica que plantea Milei con la Casa Blanca?
-Paradójicamente, hoy hay mejores condiciones internacionales para avanzar en una política de integración regional con autonomía que las que había en 2005 cuando se dijo No al ALCA y Estados Unidos era la potencia hegemónica global indiscutida. Hoy, que el mundo da mucho más para una política multipolar, tenemos un Gobierno que se alinea ciegamente a los Estados Unidos. El problema es no solo la política de entrega sino que se encuentra a destiempo del mundo. La Argentina tiene una gran oportunidad para avanzar en un camino de mayor autonomía y desarrollo pero nos ponen en el peor de los mundos posibles: con una subordinación geopolítica a Estados Unidos, y una apertura comercial hacia China sin precedentes que destroza a los empresarios. Esa es la gran paradoja de Milei. La Argentina no tiene que ser ni peón de Estados Unidos ni de China
Reforma laboral, tributaria y previsional: qué está dispuesto a debatir el peronismo
-¿Por qué el empresario es tan refractario al peronismo?
-Hay un tema que tiene que ver con prejuicios ideológicos, que hay que trabajar, porque muchas veces hay sectores empresarios a los que les ha ido muy bien durante gobiernos peronistas pero terminan apoyando propuestas con las cuales se funden. Pero otras veces nuestro espacio también ha sido refractario a entender determinados reclamos. La discusión sobre cómo simplificar el sistema tributario hay que darla. Y eso no significa que yo crea que la solución es bajar todos los impuestos. Puede tener sentido que las pymes tengan regímenes distintos que las grandes empresas en materia laboral. Tenemos que estar dispuestos a discutirlo sin renunciar a una perspectiva de derechos y valores.
-El tema jubilatorio, por ejemplo, es un tema que va a estar en el Congreso que viene: ¿tienen una posición?
-Sí, es una discusión muy de fondo que hay que dar en la Argentina. Lo que no hay que conceder es esta idea que el problema es que sobran cuatro millones de jubilados porque el kirchnerismo le habría permitido jubilarse a gente que en realidad no se lo merece. Me parece una visión muy injusta. A una persona que trabajó toda su vida en la informalidad o fue empleada doméstica o ama de casa, la solución no puede ser decirle "no tenés derecho". Eso implica perpetuar en la vejez la misma injusticia social que esa persona sufrió durante su edad laboral. Entonces yo reivindico las políticas de inclusión lo que no significa que no haya que discutir sus problemas. Hay una idea de que las jubilaciones solamente se sostienen con los aportes y contribuciones de las personas que están activas, y eso es falso. En la Argentina las jubilaciones se pagan una mitad con aportes y contribuciones y la otra con recaudación de impuestos corrientes, que pagamos todos, incluso la gente que labura en negro.
-La reforma laboral toca una fibra sensible también en el peronismo. ¿Qué se estaría dispuesto a discutir en una reforma laboral?
-Si vamos a discutir una actualización del régimen laboral, bienvenida sea. Si es para más precarización del trabajo, no es el camino. Hay que discutir caso por caso. Por ejemplo, yo estuve hablando con mucha gente que trabaja en aplicaciones. Y en general esa gente ve como algo positivo la flexibilidad que tiene pero siente que está presa de un algoritmo que muchas veces la castiga y no sabe por qué. O dice que no hay nadie a quién reclamar, no puede enfermarse, tomarse vacaciones o saber que tiene una cobertura si sufre un accidente. No hay que discutir esto como un molde prefabricado para todos. Pero sí hay que pensar que la legislación del trabajo tiene que garantizarle al trabajador la posibilidad de usar de sus derechos, adaptándose a la realidad de cada sector. El Estado tiene que registrar y regular ese sector. Dotarlo, formalizarlo, ayudarlo a que se formalice

-¿Por qué le costó un Milei al peronismo el poder interpretar a los Rappi como emergentes de una nueva generación laboral?
-Cuando hablamos de trabajo la imagen mental es ese trabajador formal, clásico, que tiene un recibo de sueldo, un convenio colectivo. Y es algo que tenemos que modificar. No es porque haya que dejar de hablarle a ese trabajador, sino porque hay que incorporar a otro. No hay que tener una mirada nostálgica sobre eso. Hay que actualizar miradas. Hace 80 años, la industrialización manufacturera era sinónimo de desarrollo. Hoy el desarrollo tiene mucho más que ver con el valor de la frontera tecnológica, donde la Argentina ya tiene sectores en la industria del conocimiento, la energía nuclear y la industria aeroespacial.
-En los últimos tres meses, vimos a UP votando con radicales, sectores provinciales y hasta del PRO, ¿Fue un Congreso preelectoral o puede continuar después del recambio con esa misma lógica?
-Nosotros hemos sostenido una posición coherente durante este año y medio de gobierno de Milei. Cambió que, en el sector del medio, hay un comportamiento bastante especulativo. Muchos sectores que votaron con Milei hace un año ahora votan con nosotros. Yo no quiero que los diputados y diputadas o los senadores y senadoras que tienen que definir si están a favor o en contra del Garrahan, de las universidades públicas, de los jubilados, de los discapacitados, lo hagan por razones especulativas. Que eso dependa de cómo se está llevando el gobernador de X provincia con el Presidente. O de lo mal o lo bien que le fue en un cierre de listas. Quiero que se vote en defensa de estos sectores por convicciones.
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