La nueva vida zen de Marcos Peña, alejado de la política y cultivando el humanismo
El hombre que supo concentrar gran parte del poder de Cambiemos y se autoexilió del escenario público en 2019, sigue viviendo donde siempre. Hoy reparte su tiempo entre viajes, lecturas y consultorías internacionales. La decisión que comunicó a sus íntimos
"No hago más política", le dijo Marcos Peña por WhatsApp. El joven dirigente, nacido en pueblo del interior bonaerense, no podía creer lo que leía. Se había contactado para recibir sus consejos y orientación, que consideraba imprescindibles para asumir una nueva responsabilidad política, y no hubo forma. Ya no le contestó nada más.
Mauricio Macri siempre creyó que le debía a su ex jefe de gabinete, más que a nadie, su llegada a la Casa Rosada. Así lo demostró cuando en la noche de noviembre que salió a festejar, cruzó el escenario para abrazarlo. Semanas después, el exPresidente utilizó esa frase icónica de que -junto a los vicejefes de Gabinete Mario Quintana y Gustavo Lopetegui- era "mi voz, mi inteligencia. Ellos son yo".
En rigor, básicamente estaba buscando fortalecer públicamente a Peña, un desconocido para el círculo rojo de apenas 37 años, por cuya oficina iba a pasar la enorme mayoría de las decisiones del gobierno que iniciaba.
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En diálogo con El Cronista, un ex funcionario lo puso así: "Marcos era un tipo muy complicado a la hora de ponerte de acuerdo acerca de cualquier asunto. Extremadamente inteligente y con una vida consagrada al éxito presidencial de Mauricio, a quien sobreprotegía, no razonaba con vos, sino que pretendía que hicieras lo que él decía y punto".
El interlocutor recuerda la frustración que le generaban algunas reuniones con Peña, entonces empoderado como jefe de Gabinete. "Si le seguías dando argumentos en contrario (a lo que él pensaba), era simplemente porque te faltaban neuronas o lecturas y no entendías y le hacías perder tiempo", añadió en diálogo con este medio.
La vida de MARCOS PEÑA DESpués de 2019
Lo concreto es que Macri salió de la Casa Rosada y nunca se volvió a ver públicamente a Peña. En algún momento mandó correos electrónicos a exministros, exsecretarios y exdirectores a los que consideraba más allegados, a quienes les pidió que reflejen sus experiencias personales durante la gestión, incluidas las críticas que tenían para hacerle a su tarea.
Tiempo después elaboró un paper, Un nuevo liderazgo del siglo XXI, donde Marcos eligió 50 de esos correos como insumo para plantear una reflexión sobre los desafíos de gobernar, siempre, pero más que nada en estos tiempos de redes sociales, donde una nueva trama cultural impone la horizontalidad y la instantaneidad.
"El liderazgo debe ser más humano, más colaborativo, más grupal, más conectado con las emociones, y también más humilde, para poder ser eficaz", escribió en ese momento.
Sí estuvo en la presentación del libro Primer Tiempo, que el exPresidente encabezó en marzo de 2021 en el Centro Buenos Aires. Y mantuvo alguna reunión con Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. Pero no logró pasar desapercibido en los medios, una carga que vive como mochila demasiado pesada.
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El nuevo proyecto de Peña
Últimamente, como trascendió, lanzó Proyecto 77 (el año en que nació), entrevistando a hombres y mujeres cuarentones para que cuenten su experiencia con las grandes responsabilidades una vez que dejaron la centralidad del poder. Es el caso de Albert Rivera (ex líder de Ciudadanos) y María Paula Correa (exjefa de gabinete de Iván Duque).
También tiene previsto dialogar con deportistas y representantes muy exitosos de otras profesiones, que hayan pasado por la experiencia de la crisis personal.
El formato es el de "conversaciones" a través de un podcast que está colgado en la aplicación Spotify y curiosamente es de tono terapéutico, donde no oculta los traumas que le dejó la exposición pública en su propia salud mental.
Reconoce que no estaba preparado para las altas montañas que supone ser parte de un gobierno nacional, cuando "las cosas salen de control" y lo único que queda es la vida en "modo supervivencia".
Incluso se animó a una anécdota. Contó que fue a hablar en la transición presidencial de 2015 con su antecesor, Aníbal Fernández, a intentar convencer al gobierno anterior de que Cristina Fernández de Kirchner haga el traspaso del mando en la Casa Rosada y no en el Congreso, como ella quería (seguramente para seguir teniendo el control de esa jura). Fernández le dijo algo así como: "No les sirve hacerlo acá. ¿Para qué? Aquí se velaron muchos hijos de puta".
Cinco años antes, allí había sido el velatorio de Néstor Kirchner.
En el diálogo con la exfuncionaria colombiana, Marcos aseguró que "en los palacios de gobierno no se puede trabajar, tienen una carga tóxica fuerte" y quiso saber qué había hecho Correa para tolerarlo. Ella se adentró en técnicas con chackras para superar los ambientes "con mala energía".
El PRESENTE del exjefe de Gabinete de Macri
Hoy Peña trabaja de consultor en Buenos Aires y algunos países de América Latina, aunque no revela nombres. Evita el contacto con el periodismo e incluso con sus pares, aunque con alguno se encontró en Chile y en Perú. Pasó del estilo ultra austero con el que se destacó en sus años políticos a un perfil casi sacerdotal, introduciendo el costado humano en los liderazgos.
Muchos no pueden creer que el funcionario ultrapoderoso se haya alejado de todas las responsabilidades políticas y esté dedicado a una vida cuasi monacal. Lee, viaja lo que no pudo años atrás y sigue viviendo donde siempre.
Algunos de sus viejos amigos creen que todo es pasajero, que alguna responsabilidad política tendrá en el futuro, si Juntos por el Cambio llega a ganar las presidenciales. Otros, sin embargo, están convencidos de que Marcos se está preparando para irse a vivir a un monasterio.
Mientras tanto, quienes siguen con cierto contacto aseguran que "hace rato que habla de trabajar al político desde el lado humano, porque ve mucha preparación y entrenamiento en deportistas y artistas, pero en los políticos no hay nada de eso, puro desgaste"
De hecho, en Proyecto 77 se lamenta de no haber tenido una "estructura de apoyo para el trauma del poder, solo pude procesarlo después". Evidentemente vivió un shock y no es fácil explicarlo. Un amigo que compartió el ascenso y la caída lo puso así: "Quizás esto es como con los futbolistas, que una vez que llegás a la cima, es todo para abajo".
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