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El congelamiento de precios que se pautó con el sector alimenticio dio un primer resultado positivo y la inflación de noviembre fue de 4,9%, por debajo de todas las previsiones, y el rubro Alimentos y Bebidas, que venía siendo el principal motor del alza de precios, creció 3,5%.
Sin embargo, más allá de ese logro, donde se ven algunos inconvenientes es en la provisión de los alimentos, que forman parte de Precios Justos. Hoy en las grandes cadenas la provisión no supera el 60%, e incluso en algunos casos se llega a solo un 50%.

Desde las alimenticias el argumento que encuentran es que "la demanda de estos productos es muy alta, lo que termina por complicar la reposición del stock", mientras que en los supermercados advierten que "llega menos de lo que debería". El Gobierno sabe de la existencia de este problema y entiende que es el próximo eje a solucionar.
Y una vez que 2023 haya avanzado, se sentará con los fabricantes para discutir sobre este tema y ver por qué se está dando ese faltante. Dentro del Gobierno sostienen que "el primer objetivo era lograr la contención de los precios", algo que, al menos a juzgar por los últimos datos del Indec, se está dando.
"Luego se analizará cómo mejorar la provisión", afirman. Donde sí se viene viendo un cumplimiento importante por parte de las alimenticias es en el incremento de los productos que van por fuera de Precios Justos. Lo pautado con el Gobierno indica que esa mercadería no se puede encarecer más de un 4%, y esto hoy se respeta.
Inflación en verano
De aquí adelante, sin embargo, en la industria entienden que no será un verano tranquilo para los precios. En su intento por anclar la inflación cerró acuerdos hasta marzo con varios sectores para evitar que el IPC siga creciendo a pasos agigantados, aunque desde el sector privado apuntan que no podrán dejar pasar el avance inflacionario, por más bajo que sea.
En el caso de los alimentos, por ejemplo, los productos que están dentro de Precios Justos directamente no tendrán aumentos hasta el tercer mes de 2023, algo que los dejará en clara desventaja respecto de los que no conforman esta canasta. "Entre fines de enero y comienzos de febrero habrá que empezar a ver cómo recomponemos esto", dicen desde una alimenticia, confiados en que el Gobierno dará espacio a esta opción, algo que hoy no aparece como demasiado posible.

Sobre todo si se tiene en cuenta que la inflación de los alimentos lleva en los primeros 11 meses de este año un incremento de 86,3%, apenas un punto porcentual por encima del 85,3% del índice general.
Si se mantiene en diciembre el mismo comportamiento del mes pasado, Alimentos cerrará el año por debajo del IPC, algo que parecía imposible hasta no hace demasiado. La discusión temprana de precios también llegaría para otros sectores, como los fabricantes de celulares.
Tenían todo listo para cerrar un acuerdo hasta fines de enero, pero se encontraron con la novedad de que el acuerdo de precios correría hasta marzo. Los laboratorios, en tanto, indican que cerrarán el año con un retraso no menor al 15%-20% respecto de la inflación.

Toda esta presión que se dará sobre los precios podría ser más fuerte si se tienen en cuenta las perspectivas que tienen los consultores privados para el primer trimestre de 2023, justamente el período en que tendrá vigencia -al menos por ahora- Precios Justos.
Algunas mediciones confirman que la inercia de los precios de los alimentos se atenúa, aunque al mismo tiempo los consultores privados coinciden en esperar que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se mantendrá en torno al 6% mensual en diciembre y en el primer trimestre de 2023.

Incluso, en el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, las consultoras y los bancos que participan pronosticaron que la inflación de diciembre sería de 6,3% y 6% en enero, para pasar a 6,9% en febrero y volver a 6,2% en marzo.
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