Entrevista

Facundo Manes, contra el kirchnerismo y los propios: "No se puede ganar con Cambiemos 2015"

El diputado radical recibe a El Cronista en su oficina con dardos en la mano contra el comportamiento de la dirigencia política. Vaticina un profundo e impredecible cambio de "dinámica social" y rescata aspectos de Javier Milei y Alberto Fernández.

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Es uno de los (varios) dirigentes de Juntos por el Cambio que se anota para las elecciones presidenciales. Se reivindica como un actor que viene desde afuera y que pretende cambiar un sistema que no funciona. El diputado Facundo Manes, precandidato del radicalismo, recibió a El Cronista en sus oficinas sobre la calle Cerrito, desde donde se puede ver el Obelisco. 

En los 35 minutos que duró la charla mencionó 51 veces las palabras "Argentina" o "argentinos", casi como un punto seguro del que agarrarse, concepto tras concepto.

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-Según recogen los estudios de opinión pública, las principales preocupaciones de la gente son temas económicos -inflación- y seguridad. ¿Los políticos hablan de estos temas o están más preocupados por las internas? ¿A quién le habla la clase dirigente?

-A sí misma. Veo un divorcio entre la política y la sociedad y una gran apatía. La política está preocupada por el poder y por mantener los privilegios. Puede haber una gran sorpresa, ya sea un voto bronca o una gran apatía en ir a votar. La sociedad está por delante de la política y la dirigencia no representa a la mayoría de los argentinos.

-Era un outsider hace dos años pero ahora está adentro. ¿Qué le impactó de su llegada a la política? ¿Qué hay que cambiar ahora que lo ve desde adentro?

-Veo a una sociedad esperando que la política le resuelva los problemas. Y dentro del sistema me doy cuenta de que, si no hay una charla con la sociedad y vamos todos juntos a tratar al paciente, ese paciente no se va a curar. Los políticos están enfocados en ver quién tiene más poder, no hay preocupación por tratar al paciente.

-Tiene dos puntos en común con Javier Milei. Por un lado, eran outsiders hace dos años y hoy son diputados. Y por otro lado son críticos de la dirigencia política en general. ¿Ve algo positivo en él?

-Sí, por supuesto. Él está ofreciendo una narrativa que interpreta la bronca que hay con el sistema. En eso estoy de acuerdo: la sociedad está enojada, estamos todos enojados. En lo que no estoy de acuerdo es en que eso lo hace como antisistema. La política es la mejor herramienta que tiene una sociedad para prosperar. Que haya mala política es otra cosa. No soy antisistema, por eso me involucré en un partido histórico, que tiene que renovarse, que tiene que sumar nuevas voces, hablar a los jóvenes y a los sectores populares. No se puede transformar la Argentina ni ganar una elección con lo que fue Cambiemos en 2015. Que fue, básicamente, una alianza antikirchnerista.

-La UCR es muy particular en un aspecto: para ser candidato a Presidente tiene que conseguir el apoyo de los convencionales, unos cientos de personas en general ignotas. Si esa gente no lo eligiera como candidato, ¿qué haría?

-En cuanto a quién elija la convención radical, no es un tema que pueda tener una injerencia. Solo puedo decir que quiero ampliar la coalición, soy parte de un proyecto colectivo. Voy a estar donde sienta que pueda aportar más a un cambio de paradigma. No creo que la Argentina salga si la sociedad no hace un cambio de mentalidad colectiva. No creo que ningún Presidente pueda llevar la Argentina al progreso y al desarrollo si eso no viene de abajo para arriba. A las candidaturas las veo como algo de la sociedad, no de una convención.

La política está preocupada por el poder y por mantener los privilegios. Puede haber una gran sorpresa, ya sea un voto bronca o una gran apatía en ir a votar

-Supongamos que la convención se reúne y decide que el candidato es, por ejemplo, Gerardo Morales. ¿Abre la puerta a ser candidato por otro espacio?

No es tiempo de candidaturas. Lo que estoy haciendo ahora, que muchos analistas o periodistas quizás no entiendan, es ver qué está pasando en la sociedad. Lo que va a pasar en unos meses tiene que ver con una dinámica social que nadie puede organizar ni manipular. El cambio en la Argentina puede venir desde la sociedad. En ese aspecto, hablar de candidaturas, elecciones, una convención... me parece muy lejano.

-Pero faltan solo cuatro meses para el cierre de listas.

-Sí, pero la sociedad no tiene escucha ahora de la política. Algunos candidatos que hicieron campaña en el verano no estuvieron en sintonía, fueron muy criticados. Yo fui a la playa con mis hijos, no con los fotógrafos. No hay espacio hoy para la política tradicional. A medida que avancen estos meses, que van a ser críticos, va a haber más escucha, porque la sociedad va a tener qué decir. Hasta ahora, por más que falte poco tiempo, la sociedad está en otra sintonía, desconectada de la dinámica política. Yo estoy tratando de escuchar qué pasa en la sociedad. Quiero representar a la sociedad, a lo que viene, al futuro.


La campaña y la interna radical

-¿Cómo imagina estos meses que siguen?

-Estoy recorriendo, escuchando, hablando con dirigentes, empresarios y periodistas. Estoy activo. Lo que no hago es la campaña tradicional. Aparte, en un país con un 40% de pobreza, con la gente que trabaja y es pobre, no se puede gastar mucho dinero en campaña, me parece inmoral. Voy a hacer una cosa muy austera, de tratar de representar un gran sector que está podrido de lo mismo. Pero eso no implica quizás movimientos de un político tradicional.

-¿Gerardo Morales le propuso ir a una interna radical previa a las PASO? ¿Lo haría?

-En un asado informal después de un acto en Formosa, el presidente del partido me dijo "Facundo, sería bueno ir a internas". Había como 40 personas. A mí en principio me pareció una buena idea. Pero al otro día hubo como una repercusión mediática de que había un acuerdo, pero nunca lo hubo. Después exploré y no había apoyo para esa interna. Alfredo Cornejo, Gustavo Valdés y Martín Lousteau no estaban de acuerdo. Es una cosa que me excede a mí, no tengo ningún cargo en el partido.

No es tiempo de candidaturas. Lo que estoy haciendo ahora, que muchos analistas o periodistas quizás no entiendan, es ver qué está pasando en la sociedad

-¿Por qué no estaban de acuerdo?

-No estaban de acuerdo porque hay unas PASO para eso. Gastar tanta plata para una elección, con la gente podrida de la política, iba a ser otra elección más. No había consenso en el partido.

-Tampoco sería muy inteligente llegar a las PASO con dos candidatos radicales.

-Eso lo va a determinar la dinámica de los próximos meses.

-¿Cómo imagina esas PASO?

-Como en 2021 en la provincia de Buenos Aires. Si no hubiésemos ido a unas PASO con el PRO se perdían las elecciones. Se le ganó al peronismo unido por primera vez desde el retorno de la democracia porque se hicieron unas PASO con diferentes matices dentro de una coalición. Eso se tiene que replicar este año. Tiene que haber un matiz que represente al PRO, pero también otro al radicalismo. Hoy la coalición como está, con esta novela de candidaturas, no permite que le hablemos a un electorado que no nos vota o nos dejó de votar. Para recuperar ese voto que se defraudó con Cambiemos, para incorporar a los jóvenes, a los sectores populares, me parece que es importante que haya un espacio que no sea del PRO. Y el radicalismo tiene una gran ventaja, porque es un partido que viene de los sectores populares.


Su salto a la política

-Ha dicho varias veces que su interés, más allá de ganar una elección, es encarar la transformación de la Argentina. Para encarar esa transformación, ¿con qué dirigentes se siente cómodo para hacerlo?

-Hay muchos dirigentes de la sociedad civil. Por eso estoy interesado en el clima de época, creo que hay un fin de ciclo. Hubo una época post-Malvinas en el que se cortó la dinámica entre la sociedad y los militares en el gobierno. Creo que la pandemia, después de 40 años de fracasos, ha cortado la relación con la política tradicional. Si no se da esa dinámica, que tiene que ocurrir en los próximos meses y que creo que está pasando, nadie va a poder transformar la Argentina. Porque hay muchos sectores de poder que no quieren que nada cambie. Acá, mientras a la mayoría de los argentinos le va mal, hay una élite con privilegios a la que le va bien. Excede a la política esa élite. Hay un gran divorcio entre la élite que se beneficia con una Argentina empobrecida y decadente y una sociedad que cada vez está peor y sufriendo. Si esa dinámica social aumenta en estos meses porque la gente va a tener más interés en lo que viene, creo que el liderazgo que pueda canalizar esa fuerza puede transformar la Argentina. No lo veo al revés. No lo veo como una reunión de dirigentes convocando al 70% de una representación que no tienen. Si no hay un masivo cambio de mentalidad en la sociedad argentina hacia el progreso llegar a la presidencia en octubre para no cambiar nada va a ser un riesgo.

-Este diagnóstico probablemente lo tenía hecho antes de lanzarse a la política. Y su vocación política, latente o no, existía. ¿Qué le hizo lanzarse e involucrarse en esta etapa de su vida, no antes ni después?

-La pandemia. Siempre tuve mucha conexión con la gente, me impactó la figura de Alfonsín. Pero después la vida me llevó a ser médico, neurocientífico, me alejó de la posibilidad de ser candidato. Cuando empezó la pandemia entendí que ahí cambiaba todo. No porque yo sea muy inteligente, que no lo soy, sino porque las pandemias en la historia de la humanidad cambiaron siempre la dinámica social. La peste negra, donde murió un tercio de la población mundial, produjo el renacimiento. La peste bubónica produjo guerras, hambrunas, matanzas indiscriminadas. Más allá de las muertes por el virus, cambian la economía, la política y la mentalidad de la época. Teniendo una voz, luego de una pandemia, en un país que viene deteriorándose desde hace décadas, no involucrarse era falta de patriotismo. Así que lo hice. Coincidió en que el radicalismo necesitaba un candidato en la provincia de Buenos Aires, se alinearon los mundos. Ahora estoy hasta el final.

Para recuperar ese voto que se defraudó con Cambiemos, para incorporar a los jóvenes, a los sectores populares, me parece que es importante que haya un espacio que no sea del PRO

-Ha rescatado la figura de Arturo Illia. Fernán Quirós dijo que va a ser candidato. ¿Hay una cuestión de clima de época, con médicos revalorizados en un contexto de pandemia?

-El liderazgo que necesita la Argentina es para unir a los argentinos. El problema económico de la Argentina no es la inflación, eso es un síntoma, como la pus. El problema económico argentino es la confianza. Entonces el liderazgo que necesitamos debe unir a los argentinos. Hay que ser muy ingenuo para creer que este país sale de tanta decadencia con una ley o una medida económica. Acá se sale con un cambio de mentalidad colectiva, que nos unamos más allá de las diferencias hacia el progreso. Si no hacemos eso vamos a seguir administrando pobreza o debatiendo el subdesarrollo sustentable.

-Cada vez que un político menciona la necesidad de establecer consensos o de hacer un pacto de la Moncloa argentino suena a una consigna vacía de difícil implementación. ¿Cómo se logran esos acuerdos básicos con el clima engrietado que hay?

-Con liderazgos diferentes a los actuales. Hoy hay dos minorías intensas que se anulan, el kirchnerismo y los halcones. La política paraliza a la Argentina. Eso se resuelve, no es fácil, con liderazgos que salgan por arriba del laberinto. Si gana una minoría, el país no va a poder transformarse, porque la otra minoría que lo anula lo ve como el adversario total. Si acá no hay un nuevo contrato social, un acuerdo grande, Argentina va a estar paralizada cuatro años más. Entonces tenemos que evitar que ganen los extremos.

-Hace ocho años, Mauricio Macri dijo en campaña que venía a unir a los argentinos. ¿Por qué es distinta su propuesta?

-Porque él tenía a un Durán Barba que le decía que había que crear a Cristina como adversario. Yo no tengo a ningún Durán Barba. Tengo a la sociedad que nos dice "déjense de hinchar, resuelvan esto". La estrategia de Durán Barba fue levantar a Cristina, fue electoral. Fue un error.

-Ya pasó un 80% del mandato de Alberto Fernández. ¿Qué le critica y qué rescata?

-Rescato el inicio del gobierno, cuando había un consenso con otros sectores políticos. Le critico haber dejado de apostar por ese consenso. Al igual que Macri y Cristina, Alberto tuvo la oportunidad de unir a la Argentina y la desaprovechó. Es cierto, todos prometieron esto que estamos hablando, pero es lo que hay que hacer. Y no creo que lo puedan hacer ellos.

-¿Pero cómo creer en su palabra si los anteriores dijeron lo mismo y no lo hicieron?

-Porque no pertenezco a ninguno de los dos extremos. Hay pocos políticos hoy que quieran transformar la Argentina que no estén bajo el paraguas de los dos extremos.

-Uno de esos extremos que identifica, los halcones, está dentro de la coalición que integra. Si uno de esos halcones gana las PASO y es candidato a Presidente, ¿va a apoyar esa candidatura, esas ideas?

-Primero vamos a intentar ganarle a ese candidato. Porque si gana ese candidato halcón o si gana el kirchnerismo vamos a estar bloqueados cuatro años más. Estoy seguro que la mayoría de la sociedad va a acompañar un proceso diferente a las minorías intensas que están bloqueando a la Argentina. Esa pregunta no te la puedo responder porque estoy seguro de que van a prevalecer las ganas de la Argentina de desbloquear estas minorías intensas que nos paralizan.

Si gana ese candidato halcón o si gana el kirchnerismo vamos a estar bloqueados cuatro años más. Estoy seguro que la mayoría de la sociedad va a acompañar un proceso diferente a las minorías intensas que están bloqueando a la Argentina

-Supongamos que no sucede lo que está planteando y un halcón gana las PASO. ¿Para usted es lo mismo que gane cualquiera de las dos minorías, el kirchnerismo o los halcones?

-No, por supuesto que pertenezco a una coalición opositora que quiere una inserción inteligente en el mundo moderno, occidental, tecnológico y republicano. No soy kirchnerista. El kirchnerismo para mí ha fracasado. De los últimos 20 años tiene 16 de haber gobernado la Argentina y estamos cada vez peor. Pero con los extremos de nuestra coalición no nos vamos a permitir ganar. Porque no vamos a poder convocar a los jóvenes, a sectores populares. No vamos a convocar al peronista que está desencantado con Alberto y con el kirchnerismo. Me parece que en nuestra coalición tenemos que prevalecer los que queremos tener una nueva mayoría.

-¿Es una opción salir de Juntos por el Cambio?

-No, yo vine a ampliar la coalición. Para ver lo que voy a hacer tienen que ver lo que hice. En el 21 me involucré para ampliar y es lo que voy a hacer ahora.

-Las encuestas registran varios posibles candidatos a Presidente. Está entre esos mencionados, pero lejos de encabezar. ¿Esperaba otro escenario a esta altura?

-Respondo como científico: el que mira una encuesta ahora no entiende nada. No hay clima electoral, las encuestas no predicen ninguna elección. (Barack) Obama, (Emmanuel) Macron y (Gabriel) Boric unos meses antes no existían. Cuando me largué en la provincia de Buenos Aires tenía cero intención de voto. A los meses, con casi nada de recursos, contra aparatos como el PRO y el kirchnerismo, ganamos en la mayoría de los distritos. Sacamos 1,3 millones de votos. Y si seguíamos dos semanas más las predicciones eran que ganábamos la elección. Permitimos ampliar la coalición y ganar, así que el que mira una encuesta hoy no entiende que eso no predice nada, que no hay clima electoral.

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