Juan Carlos Schmid, referente de la CGT: "Lo único proscripto en los sectores populares es el asado"
En un extenso mano a mano con El Cronista, el secretario general de Dragado y Balizamiento reflexiona sobre el "hogar de las vanidades" de los políticos. Cuestiona la moratoria previsional, cómo se piensa el proyecto de la Hidrovía y los trabajadores pobres en la previa del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil
"En nuestro gobierno estamos más preocupados por criticar a los propios que por establecer debate con los ajenos. ¿Quién les hace el libreto? Obviamente que uno tiene que tener ahí una diferenciación pero hasta cuando nos subimos el ring para pelear, te calzás los guantes y no le podés morder la oreja al contrincante o pegarle una piña en los testículos. ¿Me explico?", lanza Juan Carlos Schmid, referente histórico del gremialismo argentino que supo estar al frente de la CGT.
El secretario general del Sindicato del Personal Embarcado de Dragado y Balizamiento, a cargo de la secretaria de Empleo de la central sindical, recibe a El Cronista en sus oficinas en una vieja casona reciclada sobre la calle Piedras. Durante una larga conversación, reflexiona sobre el presente del oficialismo y la oposición, enfrascados en un "hogar de vanidades", cuestiona la moratoria previsional, aborda las dudas del peronismo y dónde debe ubicarse el sindicalismo frente al fenómenos de las y los trabajadores pobres, en la antesala de un nuevo Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil.
"La democracia con justicia social todavía es una meta que no hemos alcanzado para que sea completa", cuestiona a propios y ajenos.
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-¿Qué significan estos 40 años de democracia para el gremialismo, hubo alguna transformación entre sus actores?
-Yo celebro que el sistema democrático recuperado en el ‘83 este anclado en la memoria de nuestro pueblo, en las luchas sociales y que haya soportado las tremendas transformaciones y las crisis que ha atravesado nuestro pueblo en estos 40 años. Porque no es menor lo que ha ocurrido en democracia: saqueos, hiperinflación, atentados terroristas, atentados como el último contra la Vicepresidenta, asonadas militares, problemas con los últimos focos guerrilleros... La Argentina, en la construcción de su sistema, aprendió o por lo menos está teniendo un duro aprendizaje, que la democracia hay que construirla todos los días. Y la democracia con justicia social todavía es una meta que no hemos alcanzado para que sea completa, para que abandone el puro formalismo de ir a votar. Y ese interrogante lo tiene que responder la sociedad, con su voto y con su maduración, y los actores políticos, porque es muy común -a veces yo mismo caigo- eso de decir "que bueno, que la política, no sirve..." No, no. La política es la que va a encauzar las pensiones dentro del sistema democrático.
-¿Lo que está fallando entonces son los dirigentes políticos?
-Acá lo que fallan son los actores políticos. En la Argentina, en todos estos años ha habido innumerables ensayos económicos: podemos pasar desde las más brutales privatizaciones a las vueltas a las nacionalizaciones, y sin embargo, tenemos un 40% de pobreza. Entonces, los actores políticos tienen que revisar sus ideas y los economistas tienen que volver al pupitre de la universidad porque las cuestiones que a lo mejor funcionan en otras latitudes, acá no son aplicables por las tremendas transformaciones que ha habido en la sociedad en estos últimos 40 años. Es una pena que la película 1985 no haya coronado con el Oscar porque para mí el último gran consenso nacional acerca de un sistema que sostenemos todos y que era la forma que nos dimos de vivir los argentinos fue el regreso de la democracia.
Las deudas del peronismo en democracia
-Pasaron varios gobiernos durante estas cuatro décadas que no resolvieron el problema de la desigualdad: ¿es una deuda mayor para el peronismo cuando le tocó gobernar?
-Sin duda que hay una cuota mayor de responsabilidad en el peronismo porque es el que más ha estado en la gestión. Ahora bien, eso también implica todo un debate al interior del propio peronismo, que se está viendo en estos días. Es decir, el peronismo de la década del 90, con muchas corrientes entre las cuales se contaba nuestra organización en el MTA de Hugo Moyano y Juan Manuel Palacios irrumpiendo en la escena, era un peronismo en la defensa de lo nacional, de lo que Perón llamaba la construcción de un movimiento que tenía que llegar a la felicidad general. Porque si yo desde el peronismo siento solo en el gabinete económico a quienes tienen una visión pro-mercado, a lo mejor voy a ordenar las variables económicas, pero voy a provocar un costo social tremendo. Fue lo que pasó. Yo tengo un dicho para los adoradores: el mercado produce el mejor resultado pero la peor gente. Porque si ponemos el mercado en el centro de la construcción humana, estamos jodidos.
-¿Cómo se para la CGT frente a este panorama que mencionaba de un 40% de pobreza, organizaciones sociales en las calles cada vez, trabajadores registrados con sueldos de pobreza...?
-La CGT tiene que profundizar los vínculos con los movimientos sociales porque son parte de del pueblo argentino y del pueblo trabajador. En un país donde hace falta todavía agua potable en grandes extensiones de la geografía urbana, esas obras podrían ser una fuente de empleo para miles de compatriotas. Acá se habla mucho de la riqueza y los recursos que va a tener la Argentina disponible en la próxima década pero si no lo acompañamos con la infraestructura y la capacitación en empleo para esa gente, vamos a lograr grandes superávits pero la desigualdad y la falta de oportunidades para nuestros compatriotas van a seguir estando presentes.
-¿Cómo conviven el gremialismo con las organizaciones sociales en las calles?
-La CGT tiene que mirar todo ese escenario y al mismo tiempo trazar un vínculo con todos esos movimientos para hacer lo que siempre hico el sindicalismo, aún antes de que apareciera la CGT, cuando cruzaron el océano las viejas ideas de los anarcos y los socialistas que no solamente defendían a los que representaban. Ellos organizaban los inquilinatos, la lucha contra el alcoholismo y el tabaco, la lucha contra la trata, organizaban talleres literarios, es decir, no se quedaron únicamente en defender el convenio colectivo y el sistema de salud. Al fin y al cabo eso es lo que hay que hacer, volver a nuestro origen. Aunque la mayor responsabilidad de que esa gente termine teniendo la misma posibilidad que tengo yo, de un convenio y aguinaldo, es que el Estado esté presente y que los actores políticos se hagan cargo. Y que no lo hagan brindando subsidios nada más sino trazando estrategias que hagan posible que haya trabajo en la Argentina. Eso es lo que está faltando.
"El mercado produce el mejor resultado pero la peor gente. Porque si ponemos el mercado en el centro de la construcción humana, estamos jodidos"
El debate por el salario mínimo, vital y móvil
-Esta semana se reunirá el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil, ¿cree que un salario mínimo que no llega a los $ 70.000 en la Argentina es hoy un salario digno?
-Hoy un salario digno es uno que debería cubrir la canasta básica, debe estar por arriba de esa cifra. Y eso sin hablar de los jubilados. Mi mamá es jubilada de la mínima y yo sé las penurias que pasan y que felizmente le podemos dar una mano, muchos como yo le pueden dar una mano a sus padres. ¿Pero los que no están en esa condición? Ahí hay una injusticia milenaria que se transmite de generación en generación y que no se resuelve con moratorias previsionales porque es muy probable que nosotros incorporemos a gente que no ha podido completar sus tributos, pero también sostenemos una deuda y una injusticia sobre los que han hecho aportes toda su vida y tienen un salario miserable. También debo decir que cuando se establece el piso salarial es simplemente una referencia para determinadas capas sociales: ningún convenio colectivo de trabajo en ese nivel.
-El año pasado se había abierto el debate sobre desatar el salario mínimo de los programas sociales: ¿se fijó algún criterio único dentro de la CGT sobre este tema para 2023?
-Yo estoy en la Secretaría de empleo y creo que es una pregunta que a lo mejor con mayor precisión puede responder el triunvirato de la secretaria general.
-Qué tampoco suele tener una posición única en varios temas...
-Hay matices. Pero creo que de verdad estamos con un problema en ese sentido. Y es un problema que también atañe a los convenios colectivos que están en blanco porque hay gente que así y todo anda a los a los tumbos, tratando de llegar a fin de mes, y no estoy diciendo nada nuevo con esto.
-El fenómeno de los trabajadores pobres...
-El fenómeno de los trabajadores pobres que es una gran parte de la clase trabajadora
-¿Cuánto reduce el margen de maniobra de la CGT que convivan gremios aún muy fuertes con otros cuyos trabajadores y trabajadoras no llegan a fin de mes?
-Nos golpea en el nivel de representación y nos complica a la hora de del accionar. Desde los ‘90 para acá, el nivel de ingreso en la Argentina de la clase trabajadora es un enorme serrucho, parecido a los gráficos que usan los economistas. Entonces, un compañero que está en el sector petrolero está en la punta del pico de los ingresos y un compañero que está en el sector rural o en otros sectores, está por allá, por debajo, ¿cómo hacemos para para conciliar la pelea en esos intereses? Y esto lo comento porque una vez fui a dar una charla sobre organización sindical en un sindicato de la carne y después que expliqué todo esto en el marco de que se reclamaba una mayor combatividad por parte de la CGT, un compañero dijo "estamos de acuerdo con ir a pelear pero si yo pierdo el presentismo de este mes no puedo pagar el alquiler". Y entonces toda la teoría de la solidaridad, de que hay que pelear ahora para ganar después, se te va al diablo. Porque hasta los 90 ese dibujo del serrucho era mucho menos pronunciado y entonces estábamos todos en la misma línea de largada. Ahora no es así. Siempre la demanda de la CGT tiene que ser no solo sectorial y de ingresos sino una demanda política para que ese serrucho tenga otro tipo de equilibrio que nos permita vivir todo a todos bien y allí está la dificultad.
"Hay una injusticia milenaria con nuestros jubilados que se transmite de generación en generación y que no se resuelve con moratorias previsionales"
La interna del Frente de Todos
-¿Quién encarna hoy dentro del Frente de Todos esa idea de una mayor igualdad?
-Yo no veo a nadie. Yo, particularmente, no veo a nadie porque veo que hay una hoguera de vanidades en muchos personajes. Y eso contraproducente porque se supone que la política persigue el bien común, no el problema de cada uno. Y cuando digo esto me gustaría dejar en claro que la hoguera de vanidades comprende a todo el campo político, no es únicamente el Frente de Todos. Inclusive en la fuerza política de nuestro gobierno estamos más preocupados por criticar a los propios que por establecer debate con los ajenos. ¿Quién les hace el libreto? Obviamente que uno tiene que tener ahí una diferenciación pero hasta cuando nos subimos el ring para pelear, te calzás los guantes y no le podés morder la oreja al contrincante o pegarle una piña en los testículos. ¿Me explico?
-Se pueden leer los actos divididos del sábado pasado, una parte del oficialismo en Luján con el Presidente Alberto Fernández y la otra en Avellaneda, pidiendo por la Vicepresidenta Cristina Kirchner, como una división dentro del mundo gremial respecto a quién puede encarnar ese liderazgo en las elecciones de octubre?
-No me parece un buen ejemplo para establecer las diferencias porque ahí además yo lo saludé a (Andrés ‘Cuervo') Larroque y a (Juan) Grabois, que también es muy crítico...
-Pero usted tiene buena relación con ambos lados, hay otros que no tienen ese diálogo...
-Yo trato de no personalizar la discusión porque en el gran bote de la democracia estamos todos. Si damos vuelta el bote, tal vez alguno se salve, pero la mayoría se va a ir para el fondo. Creo que hay que hablar mucho con todos, escuchar mucho y tratar de comprender, como decía (del filósofo Baruch) Espinoza: "No hay que reír ni que llorar, solo hay que comprender". Lo del sábado tenía más que ver con lo social, con la agenda del Vaticano, con Francisco y la enorme tarea que hacen los Hogares de Cristo con el Padre Pepe. Mi presencia en Luján respondía a eso. Ahora tampoco iba a ir al plenario porque no estoy de acuerdo con estas cosas porque hay un sesgo en el medio de todo eso y para mí el ejercicio de la política no es únicamente la confrontación.
-¿La división dentro del oficialismo está esmerilando las chances de quien sea finalmente el candidato o la candidata?
-Hay que leer el libro "Conocer a Perón", de Abal Medina, cuando Perón hace el encuentro con Balbín: el hombre viene descarnado, sabe que se va a morir, es consciente y hace una contribución para la unidad de todos los argentinos. Que lo lean los que estaban ahí, que miren algunas de esas cosas. Y yo no desconozco la gravedad de un atentado contra la Vicepresidenta que para mí debería haber tenido una repercusión mucho mayor porque en los últimos años ha habido varios sucesos de eso en la región latinoamericana -y yo sé que me van a saltar a la yugular muchos porque van a decir que no es lo mismo pero-, a (Jair) Bolsonaro también lo quisieron matar. Y la quisieron matar a ella. Y lo digo con autoridad porque a nosotros nos quisieron matar al tesorero de nuestra federación, le pegaron tres disparos, solo uno salió y le pegó en la cadera. Y claro, no tuvo la misma repercusión, pero pasó unos meses antes que le pasara eso a Cristina. Es decir, la disputa político sindical amerita que haya límites.
La proscripción de Cristina Kirchner y el futuro de la Hidrovía
-¿Está de acuerdo con la idea de una proscripción de la Vicepresidenta?
Considero que el atentado y la falta de voluntad de investigar el hilo del ovillo, es de una gravedad inmensa. Ahora, de allí a que haya proscripción... Para mí lo único que está proscrito en los sectores populares es el asado del fin de semana, es lo único que está proscrito para mí.
-Una última pregunta sería a partir de las reuniones que mantuvo con el ministro de Transporte, Diego Giuliano, respecto a la navegación en el sector...
-En noviembre del año pasado hubo un conflicto, reclamando que hagan algo con la navegación interior. También nos juntamos en enero. Desde la CATT en general queremos saber qué piensan todos los candidatos sobre el transporte, qué van a hacer con los corredores de la Hidrovía, que va a pasar con el Canal Magdalena, los aeropuertos, el sistema portuario, qué piensan hacer con la navegación interior que no existe. Hay menos de 10 barcos que surcan las aguas argentinas hoy con pabellón nacional. Compromisos hubo muchos durante años pero Argentina sigue sin tener cabotaje nacional.
-Y sobre la llamada Hidrovía, la Vía Navegable Troncal, ¿hay una posibilidad concretar de avanzar con la idea de un mayor control del comercio exterior antes de fin del mandato?
Se puede avanzar en tanto y en cuanto haya gente que comprenda el sistema que es de navegación fluvio-marítimo, que integra la Cuenca del Plata y que tiene que defender prioritariamente el interés nacional, cosa que hoy, como está planteado, no lo hace. Y esa comprensión nos tiene que llevar a que está bien que sea federal, pero no se puede poner el sistema de navegación por donde transitan millones de toneladas y respira dólares la Argentina, en estado asambleario. Es como yo digo: si vengo con un empuje de 25.000 toneladas de agua abajo, no le voy a preguntar al cocinero cómo hago para rebasar una curva en la ruta de navegación, ni al electricista, soy yo el que estoy comandando el sistema de navegación. Parece que eso no se entiende en la Argentina. O sea, está bien que participen las provincias y todos los demás, pero el mando tiene que estar unificado, la decisión debe ser del Estado nacional.
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