El mensaje detrás de Melconian: empresas, equipo e impacto dentro de Juntos
En la coalición de la exministra de Seguridad, el más golpeado por el ingreso del economista de la Fundación Mediterránea es Luciano Laspina y sus colaboradores. Quiénes se entusiasman por el cimbronazo que generó el último aliado de Bullrich
Quizás las razones que llevaron a Patricia Bullrich a cerrar un acuerdo con Carlos Melconian para que maneje la economía del próximo gobierno, si es elegida Presidenta, la puede dar el largo listado de empresas asociadas a la Fundación Mediterránea que acompañaron la ponencia del titular del Instituto Económico y Regional de América Latina (IERAL).
AGD, Arcor, Astori, Bagó, empresas PyMes de los más diversos rubros como Agrometal, Bodegas Norton, Chandon, Pastas Bettini, Grido, Cabrales, Irrigación, medios de comunicación como Grupo Clarín, Cadena 3, canal 12, empresas de telecomunicación como Claro, entidades como la Bolsa de Comercio de Rosario, Bolsa de Comercio de Buenos Aires y la Cámara de Comercio de Córdoba.
También hoteles, bancos, universidades privadas, desarrolladores, empresas de seguros, consultoras, clínicas privadas, empresas de transporte como FlyBondi, gigantes de tecnología como Globant, entidades del campo como CRA y sociedades rurales de todo el país, empresas de la construcción como Roggio y la misma Cámara Argentina de la Construcción, Techint.
Por supuesto que las casi 100 empresas socias de la FM no tienen igual incidencia, pero sobre todo las fundadoras, y alguna más, fueron cruciales en hacerle llegar a Bullrich un mensaje: bajo su liderazgo político y con un plan económico avalado por las empresas más competitivas de todo el país, sin importar el tamaño, había una chance de acceder a la Presidencia y generar los consensos necesarios para implementar reformas sustentables en el tiempo.
Claro que Patricia hacía tiempo que conocía a Melconian. Varias veces se reunió con él y, tal como contó El Cronista en una nota anterior, hasta llegó a enviar a su coordinador de equipos, Alberto Förhig, a escuchar la presentación formal del programa que se realizó el año pasado también en Córdoba.
Sin embargo, ella decidió organizar su equipo propio, leal, al punto que aceptó su liderazgo cuando muy pocos creían en el PRO que podía ganarle la interna a Horacio Rodríguez Larreta. Luciano Laspina, talentoso, formado, cultor del trabajo en equipo, no es lo que se dice un rockstar televisivo. Y tuvo que dar un paso al costado.
Consultado acerca de por qué no se lo vio en Córdoba, dijo a este diario que "tenía cinco presentaciones en agenda" y que solo no viajó por eso. Reconoció, sí, que "es el tiempo de Melco", en línea con una conversación que mantuvo con Domingo Cavallo, que -viéndolo un poco caído- le recomendó que aceptara la inyección que la Fundación Mediterránea le estaba dando a Bullrich.
Algo similar declaró a El Cronista el líder del equipo económico larretista, Hernán Lacunza, quien tampoco viajó a la presentación en el Hotel Centenario. "Me avisaron el martes, y era el jueves, cuando ya tenía dos charlas con público que no podía mover", dijo. Precisó que "el equipo y el programa que trabajamos estos dos años están a disposición de Juntos por el Cambio".
En Córdoba sí se los vio, incluso eufóricos, a Eduardo Levy Yeyati, Martín Tetaz, José Luis Espert y Ricardo López Murphy. Ninguno de los tres estaba demasiado integrado en los equipos los precandidatos presidenciales, así que no pueden sentirse desplazados. Por el contrario, sienten que tienen una nueva oportunidad y -sobre todo- perciben el empoderamiento que adquiere Juntos por el Cambio en el debate económico.
¿Laspina iría a la presidencia del Banco Central?
Por supuesto que quedó en stand by la discusión de los cargos. La elección quedó muy comprometida para la coalición opositora, luego de una pobre performance en las PASO, que dejó a Bullrich segunda, pero detrás de un Javier Milei en pleno ascenso. "Lo único importante ahora es ganar", dicen en el equipo económico original de Bullrich.
La otra cara del triunfo del libertario es la desconfianza que genera en el ambiente empresario. No tanto por sus ideas, sino por la falta de experiencia de su equipo si le toca gobernar. El mismo Milei desconoce cualquier resorte del Estado, ya que su carrera política arrancó en 2021 y asumió como diputado nacional, tarea a la que tampoco le dedica demasiado tiempo.
Quizás esa desconfianza de la "casta empresaria" (un sayo que a la mayoría de las compañías socias de la Fundación Mediterránea no le cabe) le genere más votos a Milei. O quizás no influya en nada en el proceso electoral. Solo impactará en su eventual gestión, lo que no es su problema, por lo menos hasta ahora.
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