El Gobierno de Javier Milei oficializó este viernes la derogación de 973 normas que imponían controles en distintos procesos de la industria vitivinícola, un sector clave para las exportaciones.

La medida, impulsada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), busca simplificar y unificar la regulación de toda la cadena: desde la producción y elaboración hasta la comercialización, exportación e importación de vinos, mostos y otros productos derivados de la vid.

La decisión fue publicada mediante la Resolución 37/2025 hoy en el Boletín Oficial, con la firma del presidente del organismo, Carlos Tizio, quien precisó que el nuevo régimen será de aplicación obligatoria en todo el territorio nacional.

El Gobierno eliminó casi 1000 normas para reducir la regulación en este sector clave: qué cambia

El alcance de la normativa es amplio, ya que abarca a productores de uva, bodegas, fábricas de mosto y espumosos, plantas de fraccionamiento, distribuidores, exportadores, importadores y laboratorios enológicos habilitados, además de cualquier otro operador bajo control del INV.

Como parte del proceso, el organismo creó un Digesto Normativo que sistematiza las resoluciones que regían al sector —algunas vigentes desde 1981— y eliminó regulaciones consideradas obsoletas o redundantes.

Según el INV, el nuevo esquema apunta a fortalecer la transparencia, la trazabilidad y el control efectivo en todas las etapas de la actividad, consolidando el rol del instituto como autoridad de aplicación.

La medida había sido anticipada por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, quien celebró la reforma en su cuenta de X (ex Twitter).

“La resolución deroga 973 normas (sí, 973!) y redefine completamente el rol del organismo”, destacó.

“Dejamos atrás un régimen en el que el Estado pretendía controlar cada paso del proceso productivo, para pasar a un modelo enfocado exclusivamente en garantizar la aptitud para consumo del vino”, sostuvo Sturzenegger. El ministro recordó que la Argentina produce unos 900 millones de litros de vino por año, lo que representa ingresos cercanos a u$s 800 millones.

Sin embargo, advirtió que el consumo global de vino viene registrando una caída sostenida, y planteó que “es un imperativo darle a la industria la flexibilidad y libertad necesarias para adaptarse a este cambiante entorno”.

La resolución completa

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